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Nomamen, eran tres capítulos, se me olvidó publicar este JAJAJAJAJA

[N A R R A      J I S U N G]

Mientras lo veía y acariciaba su cabello, pensaba una y otra vez si en verdad debía hacerlo.

Se veía tan cansado...

—Minho...— Luego de media hora, me decidí.

Pasé mi mano por su abdomen, era muy distinto a mi ex. Piel pálida, cabello negro, rasgos finos pero definidos y un cuerpo escultural.

Quería hacerlo.

La pijama que me había dado era una simple camisa dos o tres tallas más grande, por lo que cubría hasta arriba de la rodilla, no me había puesto ropa interior para que todo fuera más sencillo, esto no estaba bien pero tampoco es como que pudiera hacer algo en contra de lo que quería hacer con todas mis ganas.

Lo besé.

Un beso casto en los labios, luego lo repetí, esta vez siendo correspondido.

Una vez más, esta vez duró unos segundos más. Un beso tras otro, cada vez subiendo más la intensidad, hasta el punto de que estaba encima de él, con mis piernas a cada lado de su cadera.

Sentí como tomó mi cadera con sus fuertes manos y me restregó contra su miembro.

—Hmm~

Seguíamos besandonos, succionaba mi labio inferior y entrelazaba nuestras lenguas.

Un gran besador.

Dejó de recorrer mi cavidad bucal para comenzar con mi cuello, eso me hacía soltar jadeo leves.

Luego siguió con mi pecho, lamiendo y succionando todo a su paso, luego mis pezones.

Apoyé mis antebrazos en la cama, dándole más acceso a todo mi cuerpo, algo que supo aprovechar.

Como si se tratara de un dulce, lamía, succionaba y mordisqueaba levemente mis pezones, haciéndome jadear más fuerte, haciéndome más difícil retener los gemidos de placer que quería soltar.

Cambió nuestras posiciones, colocándose encima de mí y besando mis labios con ferocidad mientras recorría mis piernas descubiertas con sus manos.

¡Tomé la decisión correcta!

Llevó sus manos hasta mi cadera por debajo de la camisa y empezó a acariciar mi piel, luego a subir la camisa que llevaba puesta hasta el momento. No tenía ninguna objeción, así que obedecí sus intenciones y le ayudé a quitarme la única prenda que tenía.

Con mis manos recorrí todo su cuerpo, desde su cuello hasta donde estaba el pantalón estorbando. Desprendí los botones y lo bajé junto con su ropa interior mientras él seguía besando todo mi cuerpo y dejando marcas en él. Una vez libre del molesto pantalón, con mis manos acaricié su miembro, leves roces que lo hacían temblar con anticipación y de paso a mi también.

—¿Acaso te vas a portar mal con hyung?— Susurró en mi oído y me estremeció su voz, era ronca y muy sexi a decir verdad.

— N-no...

Tomé su miembro entre mis manos y dí suaves apretones, mientras Minho seguía recorriendo con sus manos mi cuerpo hasta llegar a mis glúteos, apretando los cada vez que sentía una descarga de placer gracias a mí.

—Ahhg...

Pasaba mis manos desde arriba hasta abajo, masajeando cada centímetro y deseando tenerlo dentro mío ahora mismo.

—B-basta de juegos bebé...

Apartó mis manos poniéndolas arriba de mi cabeza y sujetando las con una de sus manos que eran por mucho más grandes que las mías, tomando mi miembro con su otra mano y comenzando un vaivén rápido, no paraba de masturbarme y lo hacía malditamente bien.

—A-ahh~ M-más...

Arqueé mi espalda y aprovechó para seguir jugando con mis pezones, si el placer fuera un método de tortura seguro Minho sería el peor criminal de la historia.

Traté de librar mis manos de su agarré, quería tocar todo su cuerpo y marcarlo a mi gusto al igual que él anteriormente, pero su mano impidió eso.

—Aquí mando yo, princesa.

Amaba el control.

Siguió masturbandome ahora un ritmo más rápido,

—¡Ahg...M-más! Ngh...

Mis gemidos llenaban la habitación, Minho soltaba sonidos obsenos en mi oído haciéndome estremecer aún más, este hombre si que era un maestro del sexo.

No bastó mucho para que me corriera, en cuanto comenzó a restregarse contra mí, todo mi semen salió disparado.

Fué el mejor orgasmo en años.

—No hemos terminado, amor— Susurró besando mis labios nuevamente, comenzando a calentarme.

Eso al parecer no era un reto para él.

Usó mi semen como lubricante, metió un dedo en mi entrada, no dolía tanto puesto que no era mi primera vez pero ahora me sentía más exitado y estaba despierto, eso cambiaba completamente el panorama.

—Ahh~

—¿Te gusta, cariño?

—Hmm s-sí...

—Esto apenas comienza.

Sleep Sex  [MINSUNG] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora