Veintidós - Un honor

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Mientras amontonaba cosas en su maleta miraba su habitación, seguramente nunca más volvería a verla. Todos esos recuerdos felices de su infancia se quedarían en el olvido junto con esa casa. Era hora de ir a un orfanato, aunque si tenía suerte una pareja (de famosos preferiblemente) la adoptaría.

Entró en el baño observándolo, pues nunca más lo podría volver a hacer. Esas tardes fumando en la bañera... las echaría de menos.

Pensó en sus padres, para ella fue su culpa que hayan muerto, vomitó sangre, alertó a todos, llamaron a sus padres y estos por el nerviosismo y la rapidez por la que intentaron llegar hasta el concierto hizo que perdieran el control. Cerró los ojos intentando no llorar, unos días habían pasado después de eso y todavía le faltaba mucho para superar la muerte de sus padres.

-¿Ya está Millie?- Preguntó el tutor de Millie desde la puerta de la habitación, ella negó.

-Me falta poco.- Dijo ella. Bradley se fue dejándola sola.

Revisó uno por uno los cajones del baño viendo que tenía valor para ella, nada interesante. Hasta que en el último cajón, el de abajo a la derecha, encontró las pastillas que su madre le dejó para el aborto, entonces se acordó, bueno, menos mal que todavía estaba a tiempo.

Cogió uno de lo vasos de por ahí y lo lleno de agua, cogió la pastilla con la punta de los dedos, como si fuera un cristal delicado que con cualquier movimiento se pudiera romper.
Y antes de tragárselo pensó en su madre. En las últimas palabras que le dijo.

"Un hijo es algo muy bonito, y quiero que sepas que si quieres tenerlo, me lo dices y lo cuidamos las dos juntas, estaría encantada de tener un bebé en casa, papá piensa lo mismo que yo"

Tiró la pastilla a la basura y se miró al espejo, lo había decidido, en honor a su madre y a su padre, iba a tener al bebé.

 BAD   LIFE   ► Millie Bobby Brown ◄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora