Treinta y seis - Otra cosa por la que llorar

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Segunda cortada del día hecha.

Dejó la cuchilla en el cajón secreto no sin antes desinfectarla, justo cuando la llamaron para desayunar.

Bajó las escaleras encontrándose con el gran comedor, ya habían algunos niños esperando su comida en el plato. Millie se sentó en su sitio de siempre. Al lado suyo había un chico, parecía ser más mayor que ella.
El chico la miró, olía mal y tenía una pinta no muy buena, pero seguro que mejor que la de Millie.

-Oye, tengo pastillas mágicas, si quieres alguna yo te la consigo rápido, por ser tú las dejo a tres dólares.- Dijo mientras por debajo de la mesa enseñaba unas pastillitas mágicas marcadas con letras rosas que decían "xo". Millie rodó los ojos molesta.

- Vete a drogar a otros niños.- Dijo ella, el chico se levantó sin tomar muy en cuenta su comentario y se fue a otra mesa. Los niños empezaron a llegar llenando las cinco largas mesas que había en esa gran sala.

Sirvieron el desayuno en bandeja. Tostadas con mantequilla. Millie hace ya bastante que no tenía apetito, prácticamente nunca comía, solo cuando el tutor estaba supervisándola. Le dió al niño de al lado su desayuno y salió del comedor tranquilamente.

[...]

Los adornos del baile de primavera ya empezaban a estar presentes. Millie recordaba cuando en esas fechas se ponía verdaderamente feliz, cogía todos los catálogos de todas las tiendas finas del barrio y se ponía a admirar todos y cada uno de los vestidos para el baile.

Sin embargo ese año el baile de primavera no le causó ninguna emoción, incluso se estaba replanteando el dejar tirado a Jack o decirle que había cambiado de opinión, pero no, no podía hacerle eso, le quedaban sentimientos para pensar al menos un poco en los demás, pero que muy poco.

-Millie, ¿Que color y modelo de vestido vas a llevar?- Le preguntó amablemente Jack mientras comía su bocadillo. ¿Modelo y color del vestido? Pero si Millie estaba pensando ir en chándal.

-No quiero ser descortés pero sigo impresionado de que vayas a ir al baile con Millie.- Dijo Aidan, intentando sonar amable mientras miraba a Millie, aunque no lo pareciera, a él también le dolía ver a su amiga (o lo que solía ser) en ese estado, recordaba las veces que le había ayudado, y se sentía mal por no poder ayudarla esta vez. Y no solo él, Caleb y Gaten se sentían totalmente igual, también Lilia, aunque ella estuviera más enfadada que triste, o Finn, que se conocían desde hace mucho.
¿Y Maddie? Millie nunca volvió a saber de ella, pero porque no quiso, siempre veía que Maddie le mandaba mensajes preocupada, pero Millie ya tenía bastante como para preocuparse de no arrastrar a otra persona más a su abismo oscuro. De todos modos a Maddie ya había personas que le informaba de su situación, que bocazas es la gente.

¿Pero sabéis que es lo mejor de todo? Que Millie iba perdiendo a todos poco a poco con su comportamiento y actitud.

-Bueno, es lo que prepara el destino ¿No?- Le sonrió Jack a Millie, está sonrió (o hizo una mueca) incomoda.

Entonces Millie sintió como algo espeso impactó sobre su cara.

Abrió lentamente la boca de la impresión mientras se limpiaba las cara, miró su mesa y "sus amigos" simplemente la miraban levemente sorprendidos, pero ninguno movió ni un solo dedo. Ninguno menos Jack que se levantó su asiento viendo al responsable, entonces, Millie miró fijamente a Emily, cuanto tiempo.

- Me había olvidado de ti, eh maldita suicida.- Soltó con desagrado ella.

-Oye.- Le llamó Jack.- No te vuelvas a acercar a ella ¿Entiendes?- Emily lo miró con superioridad y una sonrisa. Dios, como odiaba Millie esa patética sonrisa.

Emily se fue dejando a un Jack ayudando a una Millie con una expresión... Bueno, sin expresión. La verdad es que ella ya estaba acostumbrada a pasarla mal, así que bueno, otra cosa más añadida a la lista de cosas por las que llorar.

 BAD   LIFE   ► Millie Bobby Brown ◄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora