Capítulo 13

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Ante ella solo había oscuridad. Entró a lo que debía ser la sala de estar de Bellatrix y antes de poder murmurar "lumos", sintió como algo la agarraba y la apresaba impidiéndole moverse. Su varita cayó al suelo. Gritó en la oscuridad. Al instante, la luz se encendió.

-¡Por Circe, Hermione, qué susto me has dado! -exclamó la bruja bajando su varita- ¡Pensé que habríais vuelto hace horas!

En el rostro de Bellatrix se notaba que medio minuto antes estaba dormida. Con un gesto de su mano, las ataduras de Hermione se soltaron. "Perdona, estoy un poco paranoica con..." empezó a disculparse mientras se frotaba los ojos para acostumbrarse a la luz. "¿¡Qué ha pasado!?" exclamó agarrándola de nuevo al ver su deplorable aspecto. La chica la miró. La slytherin llevaba un camisón de seda negro peligrosamente corto y era evidente que no usaba sujetador para dormir. Por primera vez durante esa noche, la estudiante sintió una pequeña ráfaga de calor recorriendo su cuerpo tímidamente. Abrió la boca para intentar responder mientras su novia la examinaba detenidamente para asegurarse de que no tenía ninguna herida grave. Dejó escapar un suspiro de alivio cuando comprobó que solo eran arañazos y cortes superficiales.

-¿Podrías...? - fue todo lo que acertó a explicar la chica mirándola a los ojos.

No se veía capaz de articular una frase completa y mucho menos de narrar los acontecimientos de la velada. Confió en que la duelista entendiera que le estaba dando permiso para penetrar en su mente y ver los recuerdos recientes. Así fue, lo captó al instante. Hermione sintió una sutil presencia en su cerebro por segunda vez esa noche. Solo que esta vez era casi agradable, como si hubiese alguien que le acompañaba; nada que ver con la violación mental a la que el horrocrux la había sometido. Presenció como la bruja revivía el viaje a su cámara, la caída, la copa volando hacia ella, el dragón, el patronus, el lago... Justo cuando sacaba el colmillo de basilisco, notó que Bellatrix avanzaba los recuerdos a gran velocidad. Entendió que deseaba respetar -dentro de lo posible- su privacidad. Hermione le dio las gracias mentalmente por no curiosear en sus miedos. Cuando por fin llegó al recuerdo que buscaba, la destrucción definitiva de la copa, la estudiante notó que volvía a estar sola en su mente.

-Estoy tan orgullosa de ti...- murmuró Bellatrix poniéndose de puntillas para abrazarla.

Dado que estaba descalza y que Hermione llevaba sus tacones, la chica le sacaba más centímetros de los habituales.

-No...- la intentó frenar.

Bellatrix bajó los brazos y la miró ladeando la cabeza con expresión de duda.

-Estoy sudada... y barro... y sangre... -intentó desarrollar la gryffindor.

-No seas tonta -susurró en su oído- La sangre me excita.

Bellatrix la abrazó y apoyó la barbilla en su hombro. Hermione, sabiendo lo difícil que resultaban para la bruja los gestos de afecto, le devolvió el abrazo enseguida. Sintió que el peso del mundo que caía sobre su hombros se volvía mucho más leve. Se hubiese quedado así para siempre.

-Lo siento -susurró la duelista nada acostumbrada a disculparse- tenía que haber ido yo. No sabía lo de esa maldición que quita los encantamientos. Hace quince años que no entro a esa cámara...

-Eso ha sido lo de menos -contestó Hermione con sinceridad.

Bellatrix se separó de ella y la miró a los ojos mientras le acariciaba la mejilla. "Ven" dijo cogiéndola de la mano y acompañándola a su dormitorio, "vamos a curar esos rasguños y después puedes darte un baño". No tuvo nada que objetar y se dejó llevar. Se sentó en el borde de la cama mientras la bañera se empezaba a llenar con un movimiento de la varita de la bruja. Con varios gestos y sin apenas pronunciar una palabra, la duelista curó todos las heridas y cortes. Seguidamente, le cogió la mano derecha con la palma hacia arriba. Hermione miró hacia otro lado avergonzada: la prueba de que había intentado cotillear en esa misma habitación seguía ahí. La ex mortífaga murmuró algo, una luz blanca salió de su varita y la quemadura también se curó. "¿Cómo, cómo...?" preguntó la chica con los ojos muy abiertos, ella lo había probado todo. Su compañera se encogió de hombros.

Alguien que cuide de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora