Cuando Hermione abrió los ojos la iluminación que la recibió consistía en unas pequeñas figuras de fuego que danzaban por la habitación. Un unicornio, un hipógrifo, un fénix, una sirena y varios dragones recorrían el espacio soltando chispas candentes. La luz de las criaturas permitió a la estudiante contemplar cómo la mujer sobre cuyo cuerpo había dormido realizaba complejos movimientos de varita y sonreía satisfecha.
-¿Cómo lo haces? - preguntó Hermione cuyas ansias de conocimiento eliminaron cualquier rastro de sueño de inmediato.
-Fiendfyre – murmuró la bruja mientras de su varita salía una serpiente llameante.
-Pero ese hechizo no funciona así...
-Si tienes experiencia y poder, los hechizos funcionarán como tú quieras que funcionen. Se trata de un conjuro muy poderoso, el fuego causado podría incluso destruir un horrocrux. El problema es que una vez lanzado...
-Es altamente difícil de controlar y de extinguir -terminó la chica absorta en el espectáculo.
-¡Diez puntos para Gryffindor! - exclamó Bellatrix entretenida.
-No es que no me fíe de ti... -la bruja la miró levantando las cejas- pero, ¿no corres el riesgo de quemar la habitación?
-Las doscientas primeras veces puede pasar, sí...
Era evidente que hablaba por experiencia.
-Pero llevo muchas décadas con esto, es de los primeros hechizos que empecé a practicar. Por suerte la mansión Black era enorme y no me dejaban jugar en habitaciones con muebles...
-Tu magia es alucinante -murmuró Hermione completamente epatada.
Bellatrix sonrió, la besó en los labios, apagó todas las figuras y encendió la luz del dormitorio.
-Yo no soy capaz de producir un patronus- le dijo pasándole su varita-. ¿Cuál es el tuyo? Enséñamelo.
Hermione lanzó el hechizo sin ni siquiera verbalizarlo. La duelista observó la nutria plateada con la fascinación de un niño. Era el único encantamiento que no había visto ejecutar con éxito al Señor Oscuro. El animal se aproximó a ella y Bellatrix alargó la mano. El patronus se acercó más y la bruja sintió una descarga de magia entrar en su cuerpo. Hermione sonrió al verla jugar con su encantamiento. No sabía cómo preguntarle sensiblemente si sus recuerdos felices de los últimos meses habían cambiado algo.
-Pero... ¿has probado recientemente? ¿Sigues sin poder...?
-Sigo sin poder -aseguró la bruja con tono neutro-. Siempre hay demasiada oscuridad en mis recuerdos, por todas partes.
La nutria se desvaneció junto al recuerdo feliz de Hermione. Hablando de recuerdos felices, optó por crear uno nuevo. Se tumbó junto a la bruja y comenzó a besarla y a acariciarle la cara. Nunca pensó que pudiese querer tanto a alguien. Y después del intenso orgasmo de la noche anterior, sentía que tenía una deuda con su bruja que ni todo el oro de Gringgots podría pagar. Bellatrix respondió al beso con cariño y pasión durante varios minutos. Hasta que, impostando un tono lo más tranquilo posible, intentó separarse con cuidado de la chica.
-Hermione, me encanta dormir contigo y ojalá pudiéramos pasar todo el fin de semana juntas. Te puedes quedar aquí el tiempo que quieras (incluso te dejo curiosear en los cajones), pero tengo una reunión urgente a la que llego tarde y...
-Ni de broma -exclamó Hermione sentándose a horcajadas sobre ella para asegurarse de que no huía- Me encanta que me lo hagas tú, es evidente, pero aún me gusta más cuando soy yo la que puede disfrutar de tu cuerpo -le susurró al oído- Y no me vas a dar plantón otra mañana.
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Alguien que cuide de mí
FanficBellamione. Hermione Granger vive su último año en Hogwarts con la amenaza de la inminente guerra contra Voldemort. Durante el baile de Navidad, se entristece porque parece Bellatrix Black, su profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, no ha asi...