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Capítulo 15: Cerdos decentes.

Eran las nueve de la mañana cuando me desperté tras mover mi mano buscando a la rubia que durmió conmigo anoche. Levanté la cabeza al no sentirla. No estaba, ¿por que no estaba? Me paré de la cama y abrí la puerta de mi habitación, Kim estaba rascándole el estómago a Thomi.

- Entraba a la universidad a las nueve.- comenté mirando la hora en mi celular.

- Quedate aquí.- pidió aún jugando con Thomi.

- ¿Kimberly Hoffman siendo mala influencia?- dramaticé, ella sonrió alcanzando uno de los cojines del sofá y lanzándomelo, sin embargo lo hizo con puntería e hizo falta un metro para que me diera.

Reí levantándolo del suelo y acercándome a ella, me senté en el sofá frente a ella, estaba usando la misma camiseta que se puso ayer en la noche para salir de la habitación, que linda es.

- Lanzas como niña.- comenté antes de llamar a Thomi, que no tardó en estar enfrente mío lamiendo mi mano.

- Traidor.- murmuró Kim sentándose a mi lado.

¿Quién diría que Kim y yo seríamos pareja? Aún recuerdo el día en que Lexa se dio cuenta que estaba enamorado de Kim.

-xxx-

- Aquí hay gato encerrado.- murmuró Lexa luego que Kim se levantara y se fuera a buscar algo a su casillero.

La volví a ver con el ceño fruncido.

- ¿En que sentido?

Ella golpeó mi cabeza.

- No te hagas el estúpido.

Au.

Sé que soy estúpido, pero no hace falta que lo recalque.

- Te gusta Kim.- dijo y por un momento me puse nervioso

IMPACTO.

A eso se refería, ¿como supo eso? Según yo, era disimulado y, gracias a mi familia materna, un gran actor. ¿En que había fallado?

- La miras demasiado, por mucho tiempo y con sonrisa de imbécil.

DOBLE IMPACTO.

- Díselo.- me incitó.

- No.- reí sarcásticamente.- ¿Acaso me crees idiota?

- Aparte que, en realidad eres idiota, ¿por que no quieres decirselo?

- Prefiero mantenerme en silencio.- me encogí de hombros.- Como le digas algo a Kim no te vuelvo a dirigir la palabra.

Claro..., no me quedaría de otra.

- Ya, tranquilo. No soy chismosa. La chismosa es Kimberly.

Lexa era como un ángel con todos, ayudaba sin ningún problema, era una excelente confidente. A diferencia de Kim, que no podía guardar secretos.

-xxx-

Cuatro, hace casi cinco años desde que me aventuré a decir eso y quitarme un gran peso de encima.

Wow, el tiempo pasa rápido.

- ¿Sabías que el dolor de un parto es de sesenta y cinco puntos mientras que un hombre se desmaya con curenta y siete?- preguntó de repente sacándome una sonrisa.

Hey, imbécil [Hey 1] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora