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Capítulo 46: Peleas... y peleas familiares.

Miraba a Kimberly, deseaba con todo mi ser que no estuviera molesta conmigo, entendía por qué ella, Ethan y Lexa, pero aún, tras haber roto con Rose y haberles pedido perdón una y otra vez seguian sin hablarme.

Normalmente nos sentabamos juntos en la clase de matemáticas, pero desde que había pasado la tragedia se sentaba dos filas enfrente mío; extrañaba tanto nuestras estupideces, la misma profesora Annabelle llegó a hacer un comentario al respecto al notar que algo pasaba al respecto el primer momento en que entró al salón de clases.

Usaba el cabello suelto en pequeños rizos, una blusa blanca, un chaleco amarillo y una falda negra, me encantaba cómo se veía y moría por hacer una broma de la abeja Maya por los colores de su ropa.

Fruncí el ceño a Caleb tirarle una pequeña bola de papel, posiblemente sabiendo quién era lo ignoró, o pensando que era yo, el punto era que había pasado olímpicamente del llamado, él, que aparentementemente no sabía el significado de dar pena ajena por ser ignorado volvió a tirarle un papel con el fin de obtener la atención de la rubia.

Buena suerte, amigo, llevo tres años tratando de llamar su atención y no lo consigo.

Kimberly lo volvió a ignorar, siguiendo su práctica de ecuaciones, levanté mis brazos y cabeza del pupitre curioso del por que el imbécil de Caleb llamaba a la chica.

- Kim.- susurró, ella de nuevo lo ignoró, haciéndolo volver a susurrar.- ¡Kimberly!

- ¿Qué necesitas, Caleb?- preguntó exhasperada volviendo a verlo con una sonrisa notablemente falsa.

- Que buena eres en matemáticas.- comentó elogiandola, se enderezó en su puesto y también fingió una sonrisa.

- ¿Gracias?- comentó dudosa.

- Tan buena que ya todos acabamos y tú sigues haciendo la práctica;- se burló reclinándose en la silla y cruzándose de brazos.

. ¿Y es tu problema por...?- lo imitó cruzándose de brazos.

- No, no es mi problema, solo me parece curioso que te crees muy inteligente y que en realidad no lo seas, pero bueno, ¿qué se puede esperar de una rubia.

Eso me pareció una falta de respeto.

El único que se puede burlar de ella por ser rubia soy yo, nadie más.

Ella rodo los ojos volviendo a la práctica escrita en la pizarra, me fijé en mi práctica terminada pero no revisada por que la profesora estaba distraída con otros compañeros y comencé a borrar la última parte que había resuelto.

- ¿Te duele que te digan que no sirves en matemáticas sin Alan?- siguió molestándola.

A mi si me estaba empezando a molestar, no me quería imaginar cómo se sentía la pobre Kim con el estúpido ese tratándola así, posiblemente volvió a verme, no me atreví a levantar la mirada hasta haber terminado, pero el solo pensarlo me hizo tragar pesado.

- Hey, rubia.- la llamé, ella movió la mirada del chico enfrente mío hacía mí.- No entendí esto, ¿me ayudas?- señalé lo que recién había borrado.

Este día coincidía con uno donde Annabelle había explicado materia nueva, lo que haría fácil pretender que no había entendido, ella frunció el ceño confundida.

- ¿No entendiste?- dijo posiblemente sin creerlo.

- Si, no tengo ni idea.- insistí deseando que no fuera tan terca.

Suspiró parándose para venir a mi lado, acomodó su falda mientras caminaba hacía mí, se agachó a mi lado y me sonrió falsamente.

Pero luego de una semana y media en la que prácticamente me ignoraban una sonrisa falsa valía lo mismo que una auténtica.

Hey, imbécil [Hey 1] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora