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Capítulo 22: Parada en el aereopuerto.

Ocho de la mañana...

Y estoy en un aereopuerto.

Estabamos esperando a que llamar a abordar nuestro avión y Kim estaba en la tienda MAC comprando labiales.

- ¿Diva o Chili?- me mostró dos labiales.

- Diva.- respondí levantando lijeramente la mirada de mi inicio de facabook.

Cinco minutos después salimos y fuimos a la sala de espera antes del abordaje.

No sé como se llama.

- ¿Trajiste trajes de baño?- preguntó.

- Ajá.

- Bien, allá hace algo de calor en esta época.

Pronto comenzaron a llamar a abordaje y fuimos de los primeros en entrar, Kim sacó de su bolso de mano una pequeña cobija de Pusheen y una de esas almohadas para cuello, también del gato.

- Ten.- me tendió otra, pero esta era color azul.

- ¿Te gusta Pusheen?

- Lo amo, cada estación recibo una caja llena de productos del gato este, en la pasada me llegó esta.- me mostró la cobija.

- ¿Cuanto pagas por eso?

- Casi cincuenta dólares.- respondio revisando instagram.

- ¿¡Cuanto!?- exclamé, ella ladeó la cabeza volviéndome a ver.

- Casi cincuenta. La verdad es que vale la pena.- se encogió de hombros guardando su teléfono.

- Jamás pagaría cincuenta dólares por una caja de suscribción.- palmeé mi frente.

- Es que son cuatro al año, son demasiado adorables.

Kim sacó unas orejeras del mismo gato y reí.

- Dios Kim, estás loca.

- ¿Que estás diciendo? Mis fabulosas orejeras de Pusheen no me dejan oírte.

Rodé los ojos sacando los audífonos de la bolsa y buscando alguna película.

En ese momento cerraron las puertas del avion y comenzando el protocolo, la azafata indicó que debíamos hacer en caso de algún accidente, el piloto dio unas palabras y comenzó el vuelo.

- ¿Te molesta si me recuerto en tí para dormir?- preguntó, pausé la película y la volví a ver.- Lo siento.

- Sabes que si puedes.- le guiñé el ojo y rodé los hombros de Kim con mi brazo.

No me molesta que ella me use de almohada, al contrario, tendía a hacerle mimos en el cabello o en la espalda.

- Ay, el amor.- dijo la señora a mi lado viéndonos.- Como olvidar a Jeovani, ese hombre era el amor de mi vida.

Oh no...

- Dieciocho de marzo de mil novecientos ochenta y cuatro. Yo tenía veinte años, él tenía treinta y dos. Nos conocimos en una clase de aeróbicos. Él era el instructor.

Genial, ahora iba a tener que ponerle atención a la señora.

Esta señora era de unos sesenta años y aparentemente ha tenido más vida sexual que yo y desde antes que yo lo hiciera.

Hey, imbécil [Hey 1] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora