El retorno de Daenerys Targaryen

6. Complicaciones

DESEMBARCO DEL REY

Las reuniones en la Cámara del Consejo se habían vuelto muy frecuentes. Demasiado para lo que estaban acostumbrados. Pero había aumentado su asiduidad a la par que sus integrantes disminuían. Uno de ellos en concreto, no volvería jamás a tomar asiento.

-La Ley debe cumplirse, que clase de gobernantes somos si no somos capaces de cumplir lo que nosotros mismos hemos escrito -zanjó el Rey Bran ante la insistencia de celebrar un juicio para Ser Davos. Las Nuevas Leyes no contemplaban la posibilidad de celebrar de ninguna manera un juicio. Bran sentenciaba directamente a través de sus visiones.

Ser Brienne, Bronn y Poddrick se miraban los unos a los otros. Ellos tres apoyaban al Rey sin dudar en la misión de ejecutar a la que consideraban la Reina Loca pero sentían afecto por su compañero.

-Con un juicio nos aseguraríamos que no hubiese ninguna confusión -afirmó Ser Brienne.

-¿Asegurarnos? ¿estás cuestionando mis visiones Ser Brienne?

Ser Brienne negó rápidamente con su cabeza. Ella intentó salvar a Ser Davos de la pena capital mencionando a Bran que él sólo podría querer salvar a un bebé inocente y ahora ya no había riesgo de nueva traición por su parte habiendo cambiado repentinamente los planes con la condición de Sansa Stark por su información. Pero el Rey insistió en que era una traición de igual manera y se apoyó en sus supuestas visiones.

-Claro que no majestad pero será mejor si el pueblo puede presenciar juicios. Para todo. Anda bastante descontento, sería una manera de acallar críticas.

-El pueblo es desagradecido. Les estoy salvando del pecado y guiando por el buen camino gracias a las Nuevas Leyes y así me lo pagan -bufó Bran con total desprecio-. Necesitan es más disciplina. Mañana mismo cuando el sol esté en lo más alto Davos Seaworth será ejecutado en público en lo alto de las murallas delante de los campamentos.

Sus consejeros le miraban con total consternación pero no les quedó otra que asentir.

-Y asegúrense que Lady Greyjoy y Lord Baratheon estén presentes en todo momento durante la ejecución. Que sepan lo que les espera si intentan traicionar de alguna manera a su Rey.

-¿Y después majestad? -inquirió con interés Ser Brienne-. Me dejó al mando para llevar las tropas a Volantis, nos vendría bien refuerzos para...

-Aún no he terminado Ser Brienne -se quejó el Rey, ella agachó la cabeza en gesto de disculpa-. Lady Greyjoy y Lord Baratheon no han fallado a la corona pero no son de fiar. Por lo que se quedarán aquí a salvaguardar la ciudad ante un posible ataque de Drogon. Necesitamos que la flota de Hierro nos defienda a varias leguas de la ciudad. Ya vimos como cayó Rhaegal, ante un ataque sorpresa tendremos muchas más opciones. Las tropas de Lord Baratheon por su parte sustituirán a las nuestras. De todas maneras, la misión de Volantis puede esperar unos días.

Las expresiones de sorpresa volvieron a inundar el Gran Salón.

-Majestad, pero usted le prometió a su hermana que... -se quejó Ser Brienne.

-Se bien lo que he prometido Ser Brienne. ¿Va a dejar de interrumpirme? -Bran le dedicó una nueva mirada inquisitiva a la Lord Comandante Real-. Tengo mis planes para acabar rápidamente con Daenerys Targaryen, pero por lo visto no puedo confiar plenamente aún en mis asesores. Lo sabrán cuando sea oportuno.

No muy lejos de allí, bajo las ruinas de la Fortaleza Roja, se alzaban aún en gran estado de conservación los cuatro niveles de mazmorras, para beneficio propio del Rey Bran, que las tenía siempre abarrotadas de presos.

La escasa claridad que se colaba del exterior dejaba entrever lo que parecía ser la silueta de una persona de corta estatura que se movía en ese momento con sigilo por sus pasillos. Nadie le sintió entrando desde los altos porque realmente no había entrado por ahí. Esa persona conocía bien los pasadizos secretos de la fortaleza y los seguiría usando siempre para beneficio propio, Tyrion Lannister, que de un momento a otro se encontraba abriendo el cerrojo una celda bajo la luz de su antorcha.