CASTILLO NEGRO
La mirada reclamante de Sansa se posó con urgencia en los ojos de Bran. El esperado contacto visual al fin se producía y su reacción no pudo ser otra que un escalofrío que sintió recorrer desde lo más profundo de sus entrañas hasta sus extremidades que hasta ahora permanecían entumecidas por el inminente frío. Hasta el punto de que ya no sabía que le resultaba más estremecedor, si la mirada penetrante y apática de su hermano o el frío que azotaba sus mejillas tras otro soplido de viento gélido. Pero esta vez una extraña mezcla de curiosidad y temor acompañaron a su incesante impaciencia.
-¿Qué es todo esto? -exigió saber mientras señalaba a los niños presentes.
-Nada que deba preocuparte -afirmó rápidamente el Rey con voz serena. Miró a la pelirroja escasos segundos con indiferencia antes de apartar sus ojos y dirigirlos al recién llegado-. ¿Están todos?
-Sí, Majestad -contestó el hombre tras hacer una torpe reverencia-. Todos los que superan los seis días del nombre fueron traidos, tal y como precisó.
-Muy bien, puede retirarse.
Sansa miraba con estupor a ambos. Su inquietud sólo fue en aumento mientras el hombre desaparecía de su vista. La lista de sus preguntas en su cabeza se había ido engrosando poco a poco pero aún no había recibido respuesta a ninguna de ellas.
-Bran...-Es la hora, Sansa, debemos separarnos justo ahora -se adelantó rápidamente Bran quien adivinaba perfectamente sus emociones-. Como te dije no debes preocuparte. Estos niños no sufrirán ningún mal y tu tarea en todo esto será muy sencilla...
-¿Cómo que vamos a separarnos ahora? -le interrumpió la Reina en el Norte ya totalmente confundida. No le había comentado nada de eso. Realmente no le había comentado absolutamente nada de su expedición. Sólo sabía que se iba a imponer un castigo sobre los salvajes.
-Tengo otras cosas que hacer más allá del Muro, cosas aún más importantes -recalcó el Rey-. Tú debes dirijirte a Guardaoriente del Mar para cruzar el muro hacia Casa Austera, allí es que se ha establecido ahora el mayor asentamiento del Pueblo Libre. Llevarás a estos niños con tus hombres para entregárselos. Habla con Tormund, su nuevo líder y dile que los tome como presente.
-Como presente... ¿no lo dirás en serio, verdad? -bufó Sansa con la voz entrecortada. Sabía que quedaban pocos salvajes vivos, y la gran mayoría eran hombres adultos pero por momentos pensó que aquellos niños solo colaborarían en el Norte de alguna manera para luego regresar a sus hogares, pero por lo visto estaba equivocada-. Me he detenido a mirar cada niño uno por uno, Bran, ¿sabes quién es aquel? -preguntó Sansa mientras señalaba a un niño de cabellera rubia y ojos saltones.
-El hijo mayor de Samwell Tarly, mi fiel consejero que se encuentra actualmente en Antigua buscando información de utilidad ¿es lo que temes ahora, hermana, el paradero de sus padres?
-Pensaba que...
-No son niños huérfanos necesariamente -le aclaró Bran- pero tienen en común algo, sus padres han infringido las leyes, en mayor o menor medida. Sam me ha servido gratamente pero infringió la Ley del hijo único. Entregar a la corona el bebé forma parte del castigo pero ellos tienen la opción de entregar su primogénito si así lo desean. La idea es guiar a sus hijos por buen camino y un padre incumplidor no es un buen ejemplo.
-¿Y son acaso los salvajes un buen ejemplo? -preguntó Sansa con la confusión aún latente en su rostro-. Me dijiste que infringieron las leyes, que deben ser castigados pero pretendes, en cambio, darles un regalo.
Bran negó lentamente con la cabeza.
-Yo no he dicho que sean un regalo exactamente -le aclaró, su mirada por un momento se tornó más siniestra-. Estos niños han pasado prácticamente un año en la Fortaleza Roja, son mis pupilos casi desde mi coronación, y tienen la capacidad suficiente para hacerse escuchar por lo que son ellos ahora los encargados de enseñar el buen camino al Pueblo Libre.
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El retorno de Daenerys Targaryen
FanfictionTras el final de Juego de Tronos... La esperanza seguirá existiendo en las cenizas de un corazón roto que una vez ardió tan fuerte por lo que deseaba, por lo que buscaba y por lo que más amaba. Ella quería cambiar el mundo. Lo que no sabía era que...