MEEREEN
El sonido del metal chocando precedió al de varios gritos cercanos. Ambos ruidos opacaron súbitamente los oídos de Dany pero no lo suficiente como para no ser ahogados por las miles de gargantas que aún expresaban su cántico entre vítores y alabanzas, ajenos totalmente a lo que estaba aconteciendo, un guardia y una joven en enfrentamiento directo por la vida de la reina.
Todo sucedió muy rápido. Tan rápido que no daría tiempo a producirse la estampida masiva de gente que provocase la visibilidad de la reina.
Por un lado, Grey Worm miraba inquieto hacia todos los puntos que alcanzaba su visión, hacia un tiempo que había perdido de vista a su reina. Había demasiada gente y ninguno de sus hombres la lograba distinguir entre la multitud.
Por otro lado, la capacidad de reacción de Daenerys fue nula, acorralada entre la muchedumbre, estaba sentenciada a contemplar la escena a pocos palmos, esperando que el campeón del duelo tomase su recompensa. Su salvación o su asesinato.
El cuchillo de la niña había chocado contra el mástil de la lanza del soldado al primer embiste, quedando clavado y dejándola desprovista de su pequeña arma. El soldado inmediatamente después intentó acometer nuevamente con su lanza. Parecía sencillo, él era un soldado armado y ella solamente una niña frágil e indefensa, se decían los pocos observadores. Dany estaba segura de su soldado. Pero su inquietud aumentaba cada vez más. Cuanto más pasaba el tiempo más se sembraba la duda en su mente. Él era directo y preciso pero ella esquivaba con éxito cada una de las acometidas que intentaba asestarla.
Como si fuera una danza al son de los movimientos de una lanza, Arya se deslizaba grácil y escurridiza, siempre anteponiéndose a cada uno de los golpes. La lanza siempre se encontraba con el vacío. Una y otra y otra vez hasta ocho veces. Siempre veía el aire. Pero en la octava y última tampoco vio carne. Jon erró de tal manera que se topó con el suelo y quedó fuera de su alcance.
Dany seguía mirando. El golpe duro y seco de la lanza a sus pies resonó en sus oídos. Era el sonido de la derrota, la evidencia de que su soldado aún no dominaba lo suficientemente bien su lanza. Pero quedaba una última esperanza. Una daga escondida en su vaina. Aquella arma que parecía ser siempre la diferencia entre su vida y su muerte.
Arya, victoriosa hasta ahora, parecía confiada, y dispuesta al fin a reducir la distancia que ella misma había impuesto, se lanzó al ataque contra el soldado haciéndole pensar que carecía de arma alguna.
Jon tanteaba la situación. Su mano derecha aún temblaba sobre su daga sin desenvainar. Era sólo una niña, pensaba, y por un momento recordó a Olly. Luego a Daenerys. Pero no eran esos pensamientos precisamente los que le producían inseguridad. Las malas sensaciones le abrumaban sin saber porqué.
La niña se acercaba y sus dedos aún acariciaban el pomo de su daga. Ahora es que debía actuar. El factor sorpresa de un solo movimiento provocarían una puñalada rápida y certera y el arma que una vez la mató esta vez la salvaría la vida. Sería solo un mal recuerdo opacado por otro bueno, se dijo. Pero cuando finalmente se decidió a tomar la daga para arremeter sorpresivamente se produjo de nuevo el choque de metales.
Entonces Jon se quedó paralizado y sus ojos se abrieron completamente ante el arma recién sacada de la niña. El filo de una estrecha espada centelleaba ante ellos. Era un arma que conocía perfectamente, Aguja.
Jon aún sujetaba férreamente su daga, tenía una obligación ineludible que era proteger a Dany pero su mente no pudo evitar ofuscararse ante la sorpresa. Una acción que terminaría condenándole.
-Arya... -consiguió mascullar antes que la espada de su hermana pequeña consiguiera esquivar su daga para hundirla ligeramente en él.
No sonó como una llamada de reconocimiento sino como un lamento. Lamento hacía una posible muerte anunciada ¿por qué más su hermana podría haber perdido su espada?
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El retorno de Daenerys Targaryen
FanfictionTras el final de Juego de Tronos... La esperanza seguirá existiendo en las cenizas de un corazón roto que una vez ardió tan fuerte por lo que deseaba, por lo que buscaba y por lo que más amaba. Ella quería cambiar el mundo. Lo que no sabía era que...