capítulo 14

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Alexis Olivera

Voy camino a la casa de keity, acabo de salir de la última clase y de inmediato me dirigí hacía allá.

caminando casualmente mi vista de águila me avisa de una silueta que conocía, era Eduardo. Ya veo, era verdad de keity, Eduardo le llevaría los apuntes.

Trote suavemente para alcanzarlo y me detuve a su lado.

- ¡Ey! - saludé sorprendiendolo.

- oh - murmura y me mirá - Alexis - confirma mi llegada mientras sigue caminando.

- ¿a dónde vas? - pregunté simulando inocencia.

- supongo que ya lo debes saber, voy para dónde keity - responde y hace una pausa leve - a llevarle los apuntes - añadió mirando al frente.

¿y por qué lo hace?

- entiendo - comenté - ¿y por qué lo haces? - pregunté sonando lo más casual que pude.

- ¿por qué lo hago? - repite mi pregunta con el ceño fruncido - es muy obvio, Alexis - contesta rodando los ojos y saca su celular del bolsillo.

¿le gusta keity?

- ¿te gusta keity? - pregunté directamente y me sorprendí por eso, se suponía que solo lo estaba pensado.

Que idiota soy.

- ¿qué? - él me mira rápidamente - ¡claro que no! - responde de inmediato y mueve su cabeza en señal de que lo que pensé fue muy tonto.

- ¿entonces? ¿qué es "lo muy obvio"? - pregunté haciendo entrecomillas con mis dedos.

- Alexis, a lo que me refiero es que es muy obvio que ella está pasando por una situación delicada y la única forma que la puedo ayudar es ayudarla en lo del instituto, o sea, los apuntes, explicaciones de temas y eso - argumenta de manera seria.

- entiendo - me límite a decir.

Que idiota soy.

- sí, tranquilo, no tienes de que preocuparte - comenta echándome una mirada de reojo y volviendo a concentrarse en el camino.

- ¿a qué te refieres con eso? - pregunté mirando al frente.

- Alexis - pronuncia riendo.

- ¿¡qué!? - pregunté por como me miraba y él se encoge de hombros haciéndose el desentendido.

- ¿y a dónde vas tú? - pregunta cambiando de tema repentinamente.

- eh - me revolvi el cabello - voy para dónde keity - respondí simulando restarle importancia.

- ya veo, ¿y eso?

- dijo que quería decirme algo.

Ella nunca me diría eso

- entiendo.

Seguimos hablando brevemente y en unos pocos minutos ya estábamos frente a la puerta de la casa.

No es la distancia, es el destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora