capítulo 17

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Keity Martínez F.

Después de que el celular se me apagará, tocaron para volver a clases.

Y aquí estoy, sentada en mi pupitre mirándo está vez directamente al profesor Albertino, no sé pero es interesante ver su cara, por primera vez no le quiero quitar la mirada de encima.

- profesor - llama marchi una de mis ex mejores amigas.

Las extraño.

- ¿sí? - el profesor responde mirándola y ella me echa una Mirada rápida.

- preguntele a keity qué es lo que tiene en la cara, ya que lo ha estado viendo toda la clase sin parpadear - acusa marchi mirándome.

¿¡En qué se convirtió esa chica!?

- ¿eh? - murmura el profesor dirigiendo su mirada rápidamente a mí.

Y todas las miradas caen en mí.

Menos una.

El profesor le resta importancia y continua la clase.

- joven Olivera, pase aquí a decirnos su poema - pide Albertino - ya que es la tarea que no trajo la semana pasada - añadió haciendo un ademán con las manos para indicarle a Alexis que la atención estaba para él.

El chico se levanta en silencio y cuando pasa al frente de todos, su mirada Encuentra la mía inmediatamente.

- ¿hecho por usted mismo, no es así? - pregunta él profesor y Alexis sólo asiente - adelante.

- Dime la verdad pequeña parte de mi cielo.
Dime si aún quieres seguir recibiendo mi consuelo.
Dime si está bien que comparta con el mundo.
Tu belleza única que no me cansa ni un segundo.

Dime si te cansas de verme fallar.
Dime si merezco una nueva oportunidad.
Dime que me quieres y que no me dejarás.
Dime de una vez si al final me amarás. - finalizó, aún así , su mirada nunca se desconecto de la mía.

Ya no puedo.

Desvíe la mirada.

Eso fue muy raro.

- eso fue muy bueno - dice el maestro - muy bien, sientese - añade y Alexis obedece.

Me puse a hacer dibujos tontos en la última página del cuaderno, cuando de repente veo que Eduardo se dirige hacía el escritorio del profesor.

Oh, no.

Eduardo no sabe lo que pasó, así que él seguirá con el pensamiento de...

- Joven Olivera, señorita Martínez - llama Albertino y Eduardo me hace señas de que vaya.

Me duele oír mi apellido.

Papá.

Me levanté y me dirigí hacía el escritorio y sentí la presencia de Alexis a mis espaldas.

- y Ahora, ¿qué hice? - pregunté tratando de sonar casual.

- nada - dice el profesor.

- ¿entonces? - pregunté y Alexis se hizo a mi lado.

Miraba directamente al profesor para que mi campo visual no me llevará al que estaba a mi lado.

- ese es el problema jóvenes, no hicieron nada - comenta el profesor y creo que vio nuestras expresiones confundidas - tienen que hacer algo para que no los repruebe. - él nos recuerda.

No es la distancia, es el destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora