Painted In The Worst Light - ASecretChord

Capítulo Uno

Parte I: Antes del Juicio

—Shacklebolt quiere verte—.

Harry se sacó el cepillo de dientes de la boca, se enjuagó y se miró en el espejo para encontrarse con la mirada de ojos oscuros del aprendiz Dalton. Se secó la cara con una toalla húmeda y la frotó sobre su cabello antes de ponerse las gafas—¿Dijo por qué? —.

Dalton sacudió su peluda y rubia cabeza—El mensaje vino del comandante. No sé por qué el ministro quiere verte. Solo que lo hace—Su labio se torció en una leve burla—Probablemente sea algo público, pero el Comandante Robards dijo que no hay necesidad de apresurarse. El Ministro estará en su oficina por una hora más o menos—.

Harry asintió y agarró su desodorante, colocándolo sobre sus fosas. Dalton se quedó mientras Harry peinaba su cabello, pero cuando finalmente quedó claro que Harry no estaba dispuesto a decir nada más, se fue.

Con nada más que una toalla colgada alrededor de sus caderas, Harry se dirigió directamente a su casillero y se vistió con rapidez, prestando poca atención a la charla de los otros aprendices que lo rodeaban. Había veinte estudiantes en su clase y él era el más joven por poco. Dejando de lado todo lo relacionado con el "Salvador", tenía poco en común con cualquiera de ellos, excepto el ardiente deseo de proteger a la comunidad por la que había dado su vida. Que él no muriera era la guinda del pastel. Quería morir, y eso fue suficiente.

Se puso las botas y dio una rápida mirada al espejo. Túnicas negras, corte conservador. Una camisa gris pálida abierta en la garganta. Pantalón negro y botas. Parecía que estaba de luto. Quizás lo era. Merlín sabía que había perdido lo suficiente. Cedric, Sirius, Dumbledore. Remus y Tonks. Fred. Ginny y él habían decidido, justo después de cumplir 18 años, que ambos eran demasiado jóvenes para considerar una relación. Ron había pasado todo un mes en la Academia antes de decidir que realmente no deseaba ser un Auror y estaba trabajando con George. Hermione estaba en Hogwarts por su séptimo año y Harry estaba solo.

Después de pasear por Grimmauld Place durante la mayor parte del otoño, Harry decidió que sería mucho más feliz si vivía en el cuartel de la Academia de Aurores con el resto de los alumnos. Disfrutó, si esa era la palabra correcta, la soledad que su habitación individual le brindaba, pero podría haberlo hecho sin el baño común.

Harry se deslizó casi en silencio del vestuario y tomó el Flu de la Academia al Nivel Uno del edificio del Ministerio. Fue un corto paseo desde los ascensores hasta la oficina del Ministro y plasmó su sonrisa pública cuando entró en la espaciosa antesala. Candelabros de cristal colgaban de un techo alto decorado con medallones de yeso y la alfombra azul profundo absorbió el sonido de sus pasos mientras se dirigía hacia el escritorio de cristal que estaba como centinela frente a gabinetes de haya pálidamente tallados. Las luces brillaban en las ventanas biseladas por las que veía filas y filas de libros y registros de contabilidad.

La bruja que vigilaba la puerta de Kingsley le recordaba a Harry un cruce entre McGonagall y un retrato de Scheherezade que colgaba en el quinto piso del rellano de la escalera de caracol en Hogwarts. Tenía el pelo largo y oscuro y un montón de curvas, y una actitud que sofocaría a un hipogrifo enojado—Puede ir directamente, señor Potter. El ministro lo está esperando—.

—Gracias, Daveen—Sin hacer ruido, cruzó la habitación y golpeó ligeramente la puerta antes de presionar el pestillo.

La oficina de Kingsley era más pequeña de lo que uno podría esperar. Había dos cómodos sillones colocados a ambos lados de una mesa baja dispuesta frente a una chimenea alta. Más allá de la sala de estar, había un amplio escritorio lleno de pergaminos. Un pesado tintero de plata brillaba a la luz de una hermosa linterna de cristal tallado, en la que una llama azul bailaba brillantemente. Detrás de la mesa, estaba el retrato de George Villiers, el duque de Buckingham, que miró a Harry con franco interés, le guiñó un ojo y le dirigió una sonrisa de complicidad.