PRIMER LIBRO | Una nacida bajo la luna de sangre, mitad mortal y mitad hija de la noche. Un hereje para todo lo conocido hasta ahora.
La reina de las brujas está oculta entre los mortales. Su nombre jamás podrá ser mencionado, sino, las tinieblas s...
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━━━━━━━━━▼━━━━━━━━━ Teniendo un mal presentimiento, aparté a la gente que se interponía a mi paso hasta dar con aquel cuerpo de melena rubia boca abajo, pudiendo ver a su alrededor un enorme charco de un fluido escarlata que conseguía helarme las venas. La agarré con mi vestido para no dejar mis huellas y conseguir darle la vuelta. A la altura del corazón había una enorme perforación que parecía salir por el lado contrario. Mi piel se tornó pálida al ver a Astrid, mi secretaria, con los ojos abiertos de par en par con una gota de agua resbalando por su rostro, escuchando tras eso, su respiración que pareció poco a poco cesar. — ¡No!- susurré todavía en shock.- No puedes morirte... no. ¡Aguanta, Astrid! No puedes morirte, todavía no ha llegado tu hora...- rápidamente pensé que era una broma de Electra, pero al no notar su pulso, mi piel se encrespó haciendo que una corriente me recorriese la espalda y unas incontrolables lágrimas se deslizasen por mis mejillas. Rápidamente, sentí unos brazos atrapándome y al alzar mi mirada pude ver esa tranquilizante sonrisa del azabache al que más necesitaba en este momento. — Tranquila, Faith.- suspiró mientras me apresaba con todas sus fuerzas. Mi mente seguía sin procesar como había podido suceder. Cómo así de repente, alguien había disparado y lo más importante cómo... no se había oído el disparo. O más bien, me aterraba el pensar que yo, no me había podido percatar. Pero, en el fondo, lo que más me dolía era que sin que yo se lo hubiera dicho, ella jamás hubiera estado allí, o si hubiese podido usar mi magia... tal vez ahora estaría aquí. 𐄙𐄁𐄙 El tic tac del reloj me estaba volviendo loca, mientras que mi mente en blanco y sin respuestas me torturaba hasta el punto de martirizarme a mí misma por ello. La policía estaba en camino, o eso nos habían dicho a Edén y a mi. Nosotros nos encontrábamos en mi camerino, esperando o más bien, yo estaba histérica dando vueltas en mi cabeza haciendo por ello sonar mis uñas en el tocador, a diferencia de Eden que prefería estar calmado tomándose un vaso de Coca-Cola. — ¿Por qué alguien habrá matado a Astrid?- preguntó mi amigo en voz alta pretendiendo romper el tenso silencio. — No lo sé.- respondí tajante odiando no poder saberlo con certeza.- pero me arrepiento de no haber podido usar mis poderes para salvarla...- apreté la mandíbula y pude ver como el vaso de Eden se partía en dos, mojando así el suelo. Él rápidamente hizo que todo eso desapareciese para decirme: — No podías hacer realmente nada, Faith. Si no, sabrían todos quién o qué eres en realidad, igual que yo.- hizo una pausa.- Sabes que hasta que no se cumpla tu ascensión, debes seguir oculta.- me miró fijamente con sus irresistibles ojos verdosos.- De todas maneras, no podrías haber hecho nada. Le dio en todo el corazón, y sabes que traer a una persona de entre los muertos es un trabajo muy complicado, más sabiendo que todavía no eres suprema. — Lo sé.- solté algo abrumada.- ahora, necesito que me de el aire, siento como si las paredes se me estuviesen cayendo encima.- bufé mientras buscaba huir de mi lugar de "descanso". Tras coger una chaqueta de tela blanca que llegaba hasta el suelo, regresamos a la escena del crimen dónde los forenses habían vallado todo, y con sus enormes cámaras de flashes echaban fotos al cadaver de mi amiga al que prefería no mirar, para evitar que la rabia acumulada por la impotencia me carcomiese más de la cuenta, aunque ya lo estaba haciendo. — ¡Faith!- escuché un tono seco provenir de algún lugar. Al encontrarlo, pude ver al rubio de pelo ondulado acercándose hacia mi con una expresión de preocupación en su cara. — Elliott...- suspiré.- ¿cómo te encuentras?- le pregunté como si hubiese sido un acto reflejo del que no podía huir. — Yo estoy bien, pero ¿cómo estás tú?- hizo una pausa.- sé que a parte de ser tu secretaria estabais bastante unidas.- su tono parecía triste.- Siento... no haber intervenido antes, pero sigo todavía asimilando que alguien haya sido capaz de matarla... no logro entenderlo. — Ni yo tampoco.- respondí cruzando miradas con él.- Y he estado en peores... puedo asegúrate así que lo superaré, solo necesito tiempo.- esa última palabra pareció calar dentro de mi, resonando en cierta manera dentro del subconsciente.
