C H A P T E R VI

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━━━━━━━━━▼ ━━━━━━━━━Estábamos investigando cuando nos dimos cuenta de que faltaban algunas pruebas y por ello, decidí ser yo, quien bajase a la sala donde se guardaban, para traerlas

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Estábamos investigando cuando nos dimos cuenta de que faltaban algunas pruebas y por ello, decidí ser yo, quien bajase a la sala donde se guardaban, para traerlas.
Conseguí encontrar unas escaleras que daban a la parte de abajo. Pudiendo así, encontrar varias puertas, hasta que di con una que tenía un letrero, que me indicaba que estaba dedicada a los indicios de asesinatos.
Con la llave de la inspectora, la abrí pero todo estaba tan oscuro que busqué a ciegas palpando la pared hasta conseguir dar con aquel interruptor.
Por suerte, el lugar se iluminó y vi aquellas estanterías repletas de cajas de cartón con enormes etiquetas en su parte delantera.
Rápidamente, sacudí mis manos llenas de polvo ya que únicamente estaban los muros hechos con cemento desnudo, sin nada de pintura sobre estos. Siquiera estaban bien pulidos.
Entonces, al centrarme, logré escuchar unos pasos detrás de mi haciendo que la tranquilidad que tenía se perturbarse, y al sentir un aliento detrás de mi, no evité girarme cogiendo a esa persona por el brazo e inmovilizándola.
— Yo también me alegro de verte, encanto.- dijo cómo pudo aquella voz que no dudé en reconocer.
Le solté al poder ver aquel traje oscuro que llevaba, y suspiré aliviada de que no se tratase de algo peor como creía.
— Cuidado con mi traje...- añadió acomodándoselo.- es de cachemir.
No evité rodar los ojos por ello.
— Si me hubieses avisado de que estabas detrás de mi, no te hubiese siquiera tocado.- bufé.
— No me habías dado tiempo...- rechistó quien decía ser el diablo.
Preferí dejar ahí la conversación, para buscar de una vez la caja que necesitaba.
— A todo esto, ¿por qué has bajado?- pregunté intrigada después de darle muchas vueltas a la cabeza de si hacerlo o no.
— No subías, y creímos que no encontrabas las pruebas.- inquirió mirando a su alrededor.- así que le dije a la inspectora de comprobar si estabas bien.
«Tampoco he estado mucho aquí...» me detuve a pensar.
Sin más, conseguí leer el nombre de Lexa Michaels en una de las etiquetas.
— Bingo...- susurré con alegría por el calor que hacía ahí abajo y quería salir cuanto antes ya que no había aire acondicionado ni ningún acceso de ventilación.
Me dispuse a sacarla, intentando retener las demás en su sitio porque habían bastantes encima.
El mueble comenzó a tambalearse, y pude escuchar un estruendoso ruido hasta que algo cayó sobre mi mejilla.
Al intentar quitármelo, supe que era algo líquido. Cuando pude mirarlo, descubrí que era una gota rojiza y con el ceño fruncido miré hacia arriba.
Entonces, lo vi.
Lucifer estaba sujetando aquella caja para que no se voltease sobre mi. Por lo que me aparté rápidamente, y él la metió con fuerza, donde estaba.
La punta de un cuchillo sobresalía de esta hacia abajo, y la mano del moreno no dejaba de sangrar por el profundo corte que llevaba.
— ¡Joder!- maldijo mientras mordía su labio inferior por el dolor o tal vez para evitar decir más cosas de la cuenta.
Una parte de mi, culpable, suspiró aliviada de verle sangrar haciéndome saber que no era el diablo... ya que él, era inmortal. Pero la otra, se sintió horrible porque para evitar que ese cacharro cayese encima de mi, lo había interceptado él.
Rápidamente sin mediar palabra, busqué algo para cortar la hemorragia. Y suspiré aliviada, al encontrar un botiquín en un armario que había detrás de la puerta.
Lo abrí con brío, acabando por coger unas vendas e incluso un desinfectante.
Su mano estaba temblorosa, y su rostro algo pálido, llegando a ver unas violáceas bolsas bajo sus ojos.
— Dame tu mano.- le pedí.
— E-estoy bien...- dijo con vibrato en su voz huyendo sus ojos de los míos.

𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋 ⌲ LUCIFER MORNINGSTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora