Capitulo 6

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Mi compañera de banco…

Capítulo 6

El Juan… No entendía porque le gustaba el, no es que fuera un mal chico, es solo que a veces sus actitudes no eran del todo correctas, está bien, es un chico inteligente, uno con las mejores notas en el curso, probablemente en el futuro sea un erudito o alguien muy importante de alguna forma! Eso o termina vendiendo hamburguesas en McDonald’s…

En ese momento algo me saco de mis pensamientos e interrumpió el silencio que nos envolvía a mí y a Antonella en ese momento, Valeria salió corriendo de la casa de Sebastián dando un portazo. Okey, acá hay varias cosas que no encajan, supuestamente esto era un reencuentro debía estar lleno de amor, mariposas, corazones, amor, unicornio y todas esas mariconadas, por otro lado Valeria había salido ¡CORRIENDO! Ni siquiera sabía que ella sabía correr, en ese momento me despedí de Antonella y salí corriendo detrás de ella.

-Algo pasó, nos vemos mañana, no te deprimas tanto por un chico.

-¡No estoy deprimida!

Llegue hasta donde estaba mi amiga, nos encontramos en la parada del micro donde nos habíamos bajado hace más o menos una hora, ella estaba llorando, no esperaba buenas noticias, es decir, salió corriendo, dando un portazo y ahora estaba llorando y no creo que Sebastián le propusiera matrimonio, porque esas lagrimas no eran de alegría. Oh… Estaban muy lejos de serlo.

-Dios… Corriste mucho… ¿Qué pasó? –Dije recuperando el aire-

-Si… Quiero irme Alvaro…

-¿Me vas a decir qué pasó?

-Es Sebastián.

-No me digas. No me di cuenta…

-Odio que me delires

-Perdón. Vamos cuéntame, ¿Qué pasó?

-Tiene otra…

-¿Cómo estás segura?

-Cuando él se fue al baño, dejo su teléfono. Llegaron dos o tres mensajes de una tal Agustina y le contesta igual que a mí o incluso mejor. Lo único que no se ahora es si me engañaba a mí con ella o a ella conmigo.

-¿Entonces te fuiste corriendo cuando viste eso?

-No, cuando volvió del baño le pregunte quien era Agustina. Entonces el... el…

-¿Qué hizo Valeria?  –Dije frunciendo el seño-

-El… Me pegó. Me dijo que era una puta y que “No respetaba su privacidad”

-Mostrame tu cara…

-No es nada, estoy bien

Entonces le di vuelta la cara suavemente con la mano. No podía creerlo, se había pasado de la raya, esto había sido demasiado.

-Ya vengo…

-Por favor… No hagas nada…

-¿Y dejar que golpeen a mi mejor amiga? ¿Así porque si? Ni muerto.

Salí corriendo escapándome del agarre de Valeria, corrí como nunca había corrido en la vida. Llegué hasta la casa de Sebastián, la puerta estaba abierta, estaba sentado junto a Antonella en la mesa comiendo algo, como si nada hubiera pasado, cuando entre corrí hasta donde estaba y lo tome del cuello de la camisa y lo mire directamente a los ojos.

-¿Qué re carajo te pasa? –Le grité-

-¿Qué te pasa a vos?

-¿Cómo se te ocurre el pegarle a una chica?

-Es mi vida, no te metas. El día que tu amiga entienda lo que significa ser una mujer podes venir a hablar todo lo que queras.

Eso colmo mi paciencia. ¿Quién se creía que era? ¿No le daba vergüenza el golpear a una chica? ¿No tenía el más mínimo remordimiento en hacer sufrir a la mujer que lo amaba?

-¡Hijo de puta!

Lo golpee en la cara, sangre salto de su nariz, callo contra una esquina del piso y yo puse mi pie en su pecho.

-¡Cuando vos entiendas lo que significa ser un hombre quiero que te disculpes con Valeria y que luego de eso no te vuelvas a acercar a ella! ¿¡Entendiste!?

-…

Levante el pie de su pecho para patearlo en el de nuevo. El golpe resonó en toda la sala.

-¿¡ENTENDISTE!?

-¡SI!

-¡Perfecto!

Lo deje ahí tirado en la esquina para darme vuelta y encontrarme con una chica que me miraba con los ojos como platos. A lo cual no tuve otra reacción que reírme de su expresión.

-¿De qué te reís?

-De tu cara.

-Está bien Sebastián sea un idiota y merezca esto, pero creo que te pasaste.

-Nadie lastima a mis amigos.

-Por supuesto. –rió suavemente-

-¿Nos vemos mañana?

-Como todos los días.

-Adiós…

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