Te volví a ver y me jodí.

5.7K 432 13
                                    

- No quiero llegar a casa - el recuerdo de una voz. La suavidad de un susurro. La vio varias veces durante esa noche, pero lo primero que llegaba a su cerebro al recordar cómo había empezado todo, era su voz. Dulce y amable. Suave y relajante.

- ¿Prefieres que te deje aquí?

Pero eso sería mucho tiempo después. Esa noche Sasuke solo tenía presente que había desperdiciado una noche de sexo por escoger a la chica equivocada.

Ella lo pensó por pocos segundos - dime hacia dónde queda el campo ocho - dijo dejando ver por primera vez que estaba absolutamente ebria y no solo ebria.

Sasuke no pudo evitar reír sintiéndose aún más ridículo ¿Cómo no se había dado cuenta? Ni su Sharingan le dejó ver a través de la calma.

- Necesito estar afuera, necesito...- la voz se le quebró.

Últimamente el rumor de que sería sellada se había vuelto mucho más fuerte. En la guerra había dejado claro que era más fuerte que su hermana, pero eso no significaba que sería siempre de la misma manera, y si de algo estaba segura, era que no podría ganarle aún cuando fuera más fuerte. No podría dejar que sellaran a su querida imoto, por lo tanto era cuestión de tiempo para que el sello cayera sobre su cuerpo.

Su padre no estaba mejor. Aun cuando lo intentaba, las leyes no se cambiaban de la noche a la mañana y era muy probable que para cuando lo lograra, una de sus hijas ya hubiese sido sellada.

Sasuke la vio enrojecerse al intentar no llorar, y después caer cobre sus rodilla mientras se cubría los ojos con las manos.

Era curioso la forma en que trabajaba el alcohol. Adormecía los sentidos, los músculos y la razón. Amortiguaba el dolor, pero acrecentaba la tristeza, la pena. Todos tomaban para divertirse y aquellos que no querían diversión lo hacían para olvidar, pero siempre tenía el efecto contrario. Y ella estaba comprobando esa verdad. 

El primer trago le supo amargo, tuvo que obligarse a terminar. Descubrió que era verdad, que su estrés disminuía, que sus músculos se relajaban, que volvía a respirar. Y continuó, bebió una, luego dos, y después ya no supo de si. Ya no quiso hablar, ya no quiso pensar, pero al quedarse callada sus pensamientos volvieron, y su tristeza regresó. Todo desapareció, y lo único que le quedó fue su tristeza, su cabeza no podía pensar en nada más.

Las convulsiones a causa del llanto no la dejaban. Y quiso huir, pero ni él era tan insensible como para dejarla ahí botada, ebria y triste.

Chanqueó los dientes antes de levantarla en brazos y llevarla a su departamento.

- Hay sake y comida, puedes agarrar lo que quieras - dicho esto se dirigió a su cuarto y la dejó en el sillón de la estancia.

Se repitió muchas veces lo estúpido que había sido y eso le pasaba solo por caliente ¿Quien lo mandaba a incursionar nuevas fronteras? Tenten hubiese sido muy complaciente, o Ino. En éste caso, incluso Sakura hubiese sido mejor, o quien sabe. La pelirrosa se ponía muy pesada después de sexo, siempre terminaba hablando de amor y cosas que a él no le interesaban. En el sexo era estupenda, pero nunca se conformaba solo con eso.

Escuchó un fuerte golpe y bufó una vez más. La encontró en el piso, había dos botellas vacías de sake correctamente colocadas en la basura, y lo único imperfecto en ese lugar era la joven tirada en el suelo. La muy abusiva se había tomado en atrevimiento de limpiar su ya de por sí limpio departamento. Ahora simple y sencillamente estaba impecable. Quiso saber cómo había logrado semejante resultado en su condición.

Se talló la cara al ver que tenía una pequeña cortada en la frente.

El karma, no podía haber otra definición.

La volvió a sentar en el sillón y se encargó de curarle la herida.

Mientras hacía lo suyo se dió cuenta de que era bonita, un poco llena, pero no tan simplona como la había creído en un principio.

Se había propuesto llevársela a la cama cuando la vio medio flirtear con Naruto. El muy tonto había mostrado su inseguridad a seguir el juego cual gato arisco, y como buen amigo, creyendo que la adversión vista era un indicio claro de que estaba siendo acosado, quiso ayudarlo a ser inescrupuloso. No sabía que en realidad Naruto se mostraba reacio a aceptar a esa chica por un motivo completamente diferente a su creencia. Naruto con sus dieciocho años aún sin cumplir, no se sentía preparado para abandonar el mercado carnal y de algo estaba seguro, con ella no podía seguir en el juego, si la aceptaba le sería imposible traicionar y mucho menos jugar, ya fuera con otras o con ella.

Pasó un poco de algodón con alcohol sobre la herida y la chica gimió un tanto atontada. A Sasuke le pareció un sonido demasiado sugerente. Eso la volvía automáticamente en la iniciadora del acto que quiso dejar de lado.

Ella sintió los labios ajenos sobre los suyo. Una sensación extraña. Cosquilleo en ciertas partes de su cuerpo. El calor de una fuente agradable, firme y suave al mismo tiempo. Un dolor amortiguado por el hormigueo de entumecimiento que el alcohol le causaba. Una pequeña explosión dentro de sus entrañas que le causó felicidad, o algo incluso mejor, pero demasiado efímero.

Sintió cosas de las que no estuvo consciente, que la hacían sentir bien.

El sublime cambio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora