Pídelo

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– Sabes que no. Hay una opción más. Y me molesta que creas que no te voy a ayudar.

La expresión en la cara de Hinata fue irreconocible. Se había quedado tan atómica con esa afirmación que no sabía si era ella la idiota, o él – Te equivocas Sasuke-kun. Tengo la certeza de que lo vas a hacer. Por eso no te lo pienso pedir.

"Joder"

– Eres una estúpida. Puedes obtener la libertad y prefieres ponerme por en cima de ti.

– No es asunto tuyo.

– Todo lo tuyo me importa.

Hinata volvió a llorar. Dios, como podía ese hombre estresarla y al mismo tiempo henchirle en corazón de alegría.

¿Que estaba pasando? Eso parecía tan anormal. Era Sasuke quien se exponía y ella la egoísta.

¿Realmente se podía considerar egoísta al no querer privarlo de la libertad a la que tanto se aferraba?

El solo mencionar la palabra matrimonio era motivo suficiente para que Sasuke se volviera frío y distante.

– Tu no te quieres casar Sasuke-kun. Me quieres, quieres que viva contigo, pero no te quieres casar. Yo no te quiero obligar y mucho menos para evitar el sello. Sentiría que te utilizo, y no importa como haya empezado, no quiero que esto se vuelva algo tan frío.

Definitivamente la idiota era ella. Sasuke no podía concebir lo ridículo de sus palabras.

– ¿Sería frío que yo dejara mi soltería para ayudar a la mujer que quiero?

Hinata no supo que decir ¿Por qué algo que ella creyó frívolo, ahora, en la boca de Sasuke, de repente sonaba tan romántico? Era como el príncipe que arriesgaba la vida por la doncella en peligro. Estaba siendo tan ridícula, pero lloró con más ganas, llena de amor, de romance. Oh, él era tan lindo.

Y volvió a tomar asiento en su regazo para abrazarlo.

– Si lo pones así, supongo que no – contesto entre sollozos.

– ¿Eso quiere decir que me vas a dejar ayudarte?

– No. Eso quiere decir que tengo dos años para decidir si quiero que me ayudes y para que pienses en si estás dispuesto a hacerlo.

Sasuke la miró con aburrimiento y molestia. ¿Desde cuándo se había vuelto tan dura?

Eso no importaba. Llevaban ocho meses de noviazgo y si de algo estaba seguro, era de que ella le obedecería en todo y que la muy pilla intentaría manipularlo con sus lágrimas de cocodrilo. Pero él ya estaba preparado para enfrentarla.

El sublime cambio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora