Se egoísta

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- Tienes algo que contarme.

Hinata negó sin saber a qué se estaba refiriendo.

- ¿Hay algo importante que debas decirme?

Volvió a negar - no que yo sepa.

- Quiero aclarar algo - hizo una pausa para que ella asintiera - sabías que yo no quería nada profundo y aún así hiciste que aceptara mis sentimientos por ti. Yo no quería ningún compromiso.

- Tu quieres que viva contigo, eso es un compromiso Sasuke-kun - lo interrumpió.

Sasuke la miró sumamente molesto.

Bien, sí. El quería ese compromiso, odia que ella tuviera que abandonarlo mientras dormía. Tampoco le gustaba el hecho de ver como otros hacían el intento por colarse entre sus piernas. Odiaba sobre todo a sus estúpidos compañero porque siempre que estaban reunidos terminaban quitándole completamente la atención. Él no tenía problemas con eso, sabía que era algo normal, que ella podía tener amigos. El problema recaía en que casi siempre estaban de misión, ya fuera uno u otro. El tiempo que tenían era poco y lo último que quería era tener que dar la mitad a otros. De ejemplo estaba ese mes. La misión a la que había ido debía durar dos semanas, máximo tres, y al final terminó siendo poco más de un mes. Un enorme mes donde no la vio y para el colmo llegaba en miércoles. Era imposible para Hinata quedarse esa noche. Tenía reuniones en su clan y aún cuando no fuera así, entre semana no tenía excusa para no llegar a su distrito, ningún bar abría hasta el jueves. Por lo tanto, si ella tenía misión al día siguiente, no podría tenerla casi nada.

Pero eso no era el punto. Lo que le molestaba en ese preciso instante era que le hiciera ver su incoherencia. Y sabía que así era, pero desde que la conoció se volvía estúpido y odiaba darse cuenta de eso.

- No es momento para hacerte la lista.

Hinata solo sonrió, se puso de pie, caminó para sentarse sobre su regazo y le dió un tierno beso.

- ¿Que hay de malo en aceptar que me quieres? Si yo decidiera vivir contigo ¿Cuál sería la excusa que le diéramos a nuestros amigos.

- ¿Por qué tendría que rendirle cuenta a esos?

- Vale, entonces que excusa le daríamos a mi papá para que cediera.

- Ya tienes dieciocho años, puedes tomar tus decisiones.

Hinata negó - sabes que no es tan fácil para mí. Soy una heredera.

- Y eso regresa al punto que quería tratar contigo - Hinata se había vuelto una experta en desviar el tema - ¿Hay algo importante que deba saber?

No era una idiota. A veces se hacía la desentendida. Desde que estaba con Sasuke había tenido que aprender a estar un paso adelante de él. A utilizar sus encantos femeninos para conseguir un poco de voz en esa relación. Y es que él era un dictador. Siempre la presionaba y terminaba haciendo lo que él dijera.

- Ese es un asunto que no quiero tratar contigo - dijo e intentó levantarse. No sabía de qué tanto estaba enterado, pero ella no le iba a aclarar nada.

Su problema era que Sasuke no la dejaría ir tan fácilmente - tendrás que hacerlo. No acepté que te quiero solo para ver cómo te sellan.

Ojos plata se llenaron de lágrimas.

Él había dicho que la quería.

- Oh Sasuke. Me has hecho la mujer más feliz.

La emoción era demasiado grande como para soportarla. Él nunca se lo había dicho. Lo aceptó, sí, un tanto torpe y completamente indirecto. Pero ahora sí le había dicho que la quería y se sentía tan dichosa que no podía contener las lágrimas de felicidad.

¿Que sería si le dijera que la amaba?

Sasuke le respondió de la manera más cariñosa que pudo cuando ella se abrazó a él y le escondió la cara en su cuello. Con paciencia le talló la espalda para que se tranquilizara pero cuando parecía que el llanto había cedido, levantaba la cabeza, le sonreía y volvía a llorar.

Era la primera vez que verla llorar no le causaba un conflicto. De hecho se sentía muy suficiente. Hasta orgulloso. La había hecho feliz.

La dejó que se desahogara. Quería disfrutar de la paz que ella le causaba. Y permitirle tener un momento de alegría. Aunque quisiera, no sabía cuándo volvería a tener la oportunidad de hablar con ella, por lo mismo ese tema debía quedar sábado ese mismo día.

Poco a poco Hinata de fue relajando.

No lo quería hacer. En realidad, prefería llevársela a cama, hacerle el amor lentamente, y después abrazarla hasta que llegara el momento en que tuviera que irse.

La alejó un poco y empezó a quitarle el cabello y las lágrimas de la cara.

- ¿Por qué dicen que te van a sella?

Hinata hizo el mojin de volver a a llorar.

- No llores.

- No quiero hablar de eso Sasuke-kun. Aún faltan dos años. Mejor disfrutemos del tiempo.

- ¿Dos años para qué?

Hinata quiso ponerse de pie. Intentó huir. No quería meterlo en los asuntos familiares, no cuando él era uno de los pocos que podían ayudarla. Pero no la dejó.

- ¿Por qué dos años?

- Sasuke por favor - esa falta de honorífico no pasó desapercibido. Aún así fue ignorada su súplica.

- Dime Hinata.

Lo volvió a abrazar y no dijo nada. Quería que lo dejara pasar. Que se olvidará al menos por ese día.

- No lo vas a lograr. Aquí te vas a quedar hasta que me digas.

– Pero Sasuke-kun... – a pesar de que el la miraba con cariño, también lo hacía con determinación. No lo convencería de dejarlo. Solo le quedó suspirar y decir todo – dentro de dos años mi hermana va a cumplir quince, y podrá empezar su educación como líder.

– Pero tú eres la heredera.

– Sí, pero ella será la líder, yo pasaré a ser de la segunda rama.

Para el azabache eso solo significaba que los Hyuga era unos injustos.

– Hablaré con Kakashi. No te pueden quitar el liderazgo solo porque sí.

– Sasuke-kun, déjalo así. Aún falta mucho.

– No. Tú familia no puede hacer lo que quiera. Hay normas para todo y no pueden hacerte esto. Kakashi tampoco lo va a consentir. No pueden imponerte el sello, tienes la ventaja de nacimiento.

– No será así. Primero van a organizar un enfrentamiento entre mi hermana y yo. La salga vencedora se convertirá en líder. La otra será sellada.

A Sasuke le pareció algo bueno. Hinata había demostrado que era fuerte. Y tenía la ventaja de la edad. No le sería difícil ganar.

– Bien. Vamos a entrenar. Tú hermana no va a ganar.

La puso de pie, pero ella lo detuvo.

– Lo hará. Así tiene que ser.

– No si eres más fuerte.

Le puso una mano en el pecho y después negó con la cabeza. Ella era feliz con eso. Estaba resignada. Hanabi iba a ganar sin importa que ella fuera más fuerte – Así tiene que ser.

Y Sasuke maldijo. Maldito amor de hermanos. Su chica estaba dispuesta a sacrificarse al igual que lo había hecho Itachi.

La mesa fue a dar contra la pared junto a todo lo que estaba encima de ella.

Se sentía frustrado. Y lo que más le molestaba es que estuviera dispuesta a sufrir sola. Que no confiara en él. Que no le pidiera ayuda.

El sublime cambio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora