—¿Cómo es que te fuiste a perder?—El sermón del chico me tenía hasta... Ya llevaba todo el camino diciendo lo tonta que había sido al irme sola y más cosas.
—¡Perdón! ¿Ya?—Lo vi un poco histérica.—No lo volveré hacer. —Me volví a recostar en el respaldo del asiento.
—Por esta vez no le diré nada a mamá.
Susana preparaba la cena con un completo desconocido para mi.
—¿Por qué tardaron tanto?—Ambos nos miramos cómplices, susana llevaba un plato de comida a la mesa y el otro sujeto llevaba un bote de helado.
—Fuimos a caminar por ahí. Hola tío, ¿cuándo llegaste?—El chico y el señor se abrazaron, en cambio yo estaba parada sin mover un solo músculo.
—Tania, ¿no vas a saludar a tu tío?
—Ah..si, hola.—Me acerque a él y lo abracé muy incómoda. Hasta el sintió mi incomodidad que me soltó y me tomó por los hombros examinandome.
—Que pasa, ¿ya no me recuerdas?
—Si, solo estoy un poco cansada por la universidad y quiero ir a ducharme y recostarme un rato.
—Bien, ¡entonces ve a descansar por que mañana nos espera un día lleno de diversión!—Su alegría desbordante me asustó y me fui de ahí con mi corazón a mil por su grito.
***
—¡Despierta, pequeña dormilona!—Un peso en mi cuerpo cayó de la nada aplastandome y sacandome el aire.—¿Qué?—Abri los ojos y me di la vuelta para ver al causante de mi susto.
—¡Hola! Ya ve a ducharte que el día está muy bonito para pasarla aquí en la cama.—Seguia sacudiéndome hasta que me quede sentada en la cama y mire la ventana.
—Los días nublados los paso en cama, además hoy tengo clases.
—Hoy no irás, pensé que los niños se alegraban cuando los papás le daban el permiso de faltar a clase.
—¿Cuántos años crees que tengo? Estando en la universidad tengo que ir a clase, de eso depende mi futuro. —Con los ánimos por lo bajo y de mal humor me levante y fui al baño a ducharme.
—Si, bueno...nos vemos en el desayuno.—Sin más lo dejé hablando solo.
***
Las clases transcurrieron normal, hasta la hora de receso que Jessy me obligó a ir con ella a la cafetería.
—¿Vas a comprar algo?—Le pregunte cuando la vi buscar a alguien en las mesas de la cafetería.
—No, solo quiero hablar con alguien. ¡Ahí esta!—Entre jalones llegamos a la mesa donde estaba Isa sentada. Nos miro seria y molesta cuando nos sentamos frente a ella.
—Hola Isa, oye...
—¡Largate!—Interrumpió a Jessy y su sonrisa se fue cuando nos grito, algunos ya nos veían curiosos. Yo solo quería irme de ese lugar.
—Vengo a decirte algo de...
—¿Qué no oíste? ¡Que te vayas!—Se levantó golpeando la mesa con las palmas de sus manos y mirándonos furiosa.
—Solo venía a decirte algo de tu dichosa amiga, pero bien, ya veo que no te importa. Vamos Tania.—Nos alejamos de ella con su mirada matadora en nosotras.
Ya acabando las clases el tío alegría estaba parado recargado en el auto. Si, lo apode alegría desde hace un segundo.
—¡Tania!—Desde lejos grito y alzo sus brazos sacudiéndolos eufórico, trate de ocultar mi rostro de algunos alumnos que miraron raro al sujeto.
—¿Qué haces aquí?—Pregunte una vez dentro del auto en movimiento.
—Vine por ti, ¿no es obvio? Ahora vamos por tu hermano.
Cuando llegamos a una cafetería en el centro de la ciudad Alex ya nos estaba esperando, se despidió de sus amigos y subió a la parte trasera del auto.
—Tardaron bastante, ya casi me iba a casa.
—Lo siento, pero pasamos a comprar las entradas para los juegos y el cine.
—¿Iremos a la sala de videojuegos?—Preguntó con una enorme sonrisa, lo vi de reojo y de alguna manera me contagió su felicidad.
—¡Asi es! Les dije que nos íbamos a divertir a lo máximo y sé cuanto les gusta ir a la sala de videojuegos.
Me quede callada con ese dato, en mi verdadero cuerpo no me vería en un lugar así, además de que mis padres jamás me dejarían ir ahí por su estúpida apariencia ante sus socios.
Cuando llegamos al centro donde la vida nocturna era evidente, nos bajamos mientras el tío alegría estacionaba el auto.
Pasamos primero al cine y después de la función fuimos a la sala de videojuegos, al principio solo miraba como el tío y Alex se divertían con simples juegos de pistolitas apuntando a una pantalla. Mientras ellos se centraban en eso me fui a los bolos, comenzaba por sacar una bola y la tiré logrando tirar la mayoría de los pinos.
Sentía que me observaban pero no le di importancia y continúe tirando.
—Eres muy buena, ¿desde cuando sabes jugar bolos?—El tío alegría se acercaba a mi, tomando una bola y preparándose para lanzar.
—No soy buena en ello, es suerte.—Fue mi turno, esta vez tiré todos los pinos.
—Claro, solo suerte. ¿Te pasa algo?—Me detuve a mirarlo por unos segundos.
—No, que podría pasarme.—Hice mi mejor esfuerzo por mostrar una sonrisa verdadera.
—Por eso mismo te pregunto, te siento diferente a hace unos años.—Analice sus palabras, no tenía que dar a notar que su sobrina no era yo pero aún no sabía por completo su vida, con suerte había pasado desapercibida con su madre y su hermano.
—¿Diferente cómo?
—Antes eras más suelta conmigo, solíamos salir y platicar lo que te pasaba en la escuela, peleabas con tu hermano por meterse en sus asuntos y demás cosas.
—Tal vez sea que madure un poco, me di cuenta de que pelear con mi hermano era ridículo, él es dueño de su vida y no debo de meterme en ella a menos que me lo pida, y sobre lo otro...no sabría por que.
***
—Tania, ¿podría pedirte un favor?—Guie mi vista hacia Jessy que se encontraba de pie frente a mi asiento en el salón de clases.
—¿Qué tipo de favor?
—¿Podrías acompañarme a un lugar saliendo de la universidad?—Alce mis cejas con cierta curiosidad, sin embargo no pregunte a donde ya que el maestro de la última clase llegó.—Lo tomaré como un si.
Por los pasillos una chica muy apurada me arrastraba con cierta fuerza. Bien podría negarme y decirle que no pero la curiosidad me mataba.
Después de tomar un taxi llegamos al hospital, mi rostro le enseño a Jessy lo bastante confundida que estaba en ese momento.
Nos adentramos al lugar, me quede detrás de Jessy mientras ella se encaminaba a recepción donde una enfermera la atendió.
—¿En que puedo ayudarla?
—Busco a un paciente.—Toda mi atención fue a parar a las palabras de Jessy.
—¿Nombre?—La enfermera tecleaba y miraba la pantalla de la computadora sobre el mostrador.
—Jane Thomson.—Después de escuchar mi nombre no pude pensar en otra cosa que en la duda del porque terminé aquí, por fin después de varias semanas sabía donde estaba mi cuerpo, aunque no sabía si estaba preparada para verlo.
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Dos Almas Un Cuerpo
Novela JuvenilJane una chica universitaria quiere cometer suicidio por razones de su vida. Ella "feliz" de haber escapado de la vida, durante un accidente, un suceso extraño la hace regresar en el cuerpo de otra persona. Tania también es una chica universitaria p...