𝑭𝑼𝑪𝑲𝑰𝑵𝑮 𝑱𝑬𝑹𝑲 ─ Gavin Reed

Gentil

P. O. V Detective Tomson

Me quedé estupefacta cuando vi que Gavin se encontraba del otro lado de la puerta, pensaba que era el portero o algún vecino que vendría a hablarme sobre algo pero ni en un puto segundo llegue a imaginar que sería él.

— ¿Qué haces aquí? Te imaginaba en tu casa ya durmiendo —Dije mientras abria por completo la puerta.

— Iba en camino a mi casa cuando se me pasó por la cabeza venir aqui, realmente te quiero decir algo.

Sentí un nudo en el estómago al escuchar aquello, también tragué un poco de saliva de manera forzada pues obviamente me había tomado desprevenida.

— Qué cosa?... —Dije mientras intentaba no sonar tan ansiosa, manteniendo ese tono de indiferencia que siempre usaba.

Pude ver como miraba por un momento a ambos lados como si estuviera buscando una forma de comenzar a explicarse.

— Sinceramente no he podido dejar de pensar en ti, y no de mala manera como antes lo hacía sino de una manera un tanto... Obsesiva  —Fue tan directo que me impresionó por completo, sabía que él era así pero jamás que sintiera algo tan fuerte—  desde aquel encuentro en tu coche no pude evitar mirarte con otros ojos hasta tal punto que me he frustrada por completo conmigo mismo y me provoca arrancarme la cabeza para no seguir pensando esto.

Incrédula, me quedé allí callada sin saber cómo reaccionar, no sabía si se estaba declarando o me estaba culpado de que fuera nuevamente la causante de su estrés y rabia matutina.

— En resumen, te estoy amargado la vida? —Respondí un tanto desubicada.

— ¡No! En lo absoluto, ya hace tanto que no me siento tan amargado, tan solo he estado frustrado de no poder sacarlo; antes cuando nos odiabamos disfrutaba insultarte y decirte todo lo que pensaba a la cara, ahora siento que no puedo hacerlo ya que no serían insultos... Maldita sea, esto es tan vergonzoso...

Me quedé completamente callada esperando siguiera hablando, estaba tan emocionada por dentro sin motivo alguno, como si de la nada fuera consiente de que él está sintiendo lo mismo que yo desde hace tiempo.

— No diría que me gustas ya que no es solo por el físico, no se ni que es lo que siento pero cuando pienso en ti me vienen muchas ideas a la cabeza, me siento como un jodido niñato de escuela que solo piensa en salir al cine y ir al parque con la persona que le gusta —Algo que pude notar por parte de él al declarar todo esto fue que un ligero rubor de color carmesí se comenzó hacer presente por todo su rostro e incluso por sus mejillas, tenía el rostro con una expresión de enojo pero estaba sonrojado.

Sin duda eso me había ganado por completo, si no habían sido las palabras había sido su expresión que me resultaba sumamente hermosa.
Mientras lo miraba intentando seguir explicandose, tomé su rostro entre mis manos y me acerqué lo suficiente como para juntar sus labios con los míos, los cuales se sentían calientes por su repentino sonrojo.

Él al instante aceptó el beso y lo forjó aún más colocando sus manos al rededor de mi cintura provocando una ligera corriente por toda mi espina dorsal.
Poco a poco el beso se fue intensificando mientras podía sentir mi cuerpo un poco más caliente de lo inusual, y con un leve empujó hacia el interior de la casa, logré adentrar lo por completo y cerrar la puesta tras de sí.

P. O. V Gavin Reed

Mierda estaba tan caliente que podía sentir como mi rostro ardía como nunca antes, el sonido de la puerta cerrándose me dio más motivos para continuar ya que estaba definitivamente en la reta final.

Con cierto cuidado nos dirigimos al sofá que estaba allí mismo para poder continuar, [T/N]___ me hizo sentarme primero en el sofá para que luego ella se subiera por encima de mi regazo, esto solo logró encenderme aun más de lo que estaba.
Volvimos a juntar nuestras labios como si se nos fuese la vida en ello, con solo aquel contacto me sentía sumamente nervioso, sentía que estaba otra ves dando mi primer beso.

Con total libertad posé mis manos por encima de su cadera y hacia leves recorridos por su torso sintiendo aquellas curvas que eran cubiertas por el maldito uniforme que siempre usaba.
A su ves, sentí como ella colocaba sus brazos en mis hombros y con sus manos le daba leves caricias a mi cabellera, era tan jodidamente gentil que no pareciera que fuera ella.