–¿Cómo te sientes?
Luego de sacar a Derek del lugar lo llevó a otra de sus propiedades en la ciudad para que ambos se refugiaran. Era un pequeño deposito a las afueras que tenía el aspecto de estar abandonado, y es que lo estuvo por muchos años. Había deterioros en las paredes a causa de la humedad, estaba sucia y polvorienta y no había electricidad, pero era su mejor opción para pasar desapercibidos. Además, contaba con la protección magica necesaria para no ser encontrados. Eso era lo que en verdad importaba.
No podían ir al loft, sería el primer lugar en donde lo buscarían. Su apartamento también dejó de ser opción. Ya no era seguro, y no se arriesgaría que los descubrieran y tener otro enfrentamiento. Ambos estaban demasiado débiles para defenderse.
–Mejor que tú. –respondió apenas abriendo los ojos con gran dificultad, con un intento de sonrisa que quedo simplemente como una mueca en su adormilado rostro. –¿Qué te paso?
–Dejaron una trampa con verbena en mi casa. –Arrodillada junto a él, escurrió el pequeño trozo de tela antes de pasarlo con delicadeza sobre las heridas del Alfa, limpiando la sangre seca en ellas. Concentrada en cuidarlo, pero su mente regresó por un instante al recuerdo de unas horas atrás. Solo con recordar la imagen de su cuerpo sobre su cama la llenaba de una ira incontenible. –Mataron a Max. –escupió, apretando su mandíbula en un intento de contener la rabia.
Derek se mostró sorprendido, empatizando con la rubia y el dolor que sentía. Ahora entendía el porqué de tanta rabia. Sabía lo importante que era ese perro para Milla, e incluso él se vio afectado por su muerte. Él estuvo con ella cuando lo encontraron en un basurero hace más de un año y jamás se había separado desde entonces. Incluso podría jurar que prefería más al can que a él sin lugar a duda.
–Voy a matarlos, Derek. Voy a matarla. –corrigió.
No tenía duda que la responsable por la muerte de Max y la trampa había sido la perra de Kali. El olor a puta barata la delató. Y ahora sus más reconfortarles pensamientos eran los planes que tenía para ella. La haría sufrir el doble de veces que a ella y a Max juntos, porque no solo lo había matado, torturó sin piedad a un perro inocente por pura venganza. Que idiota era, queriéndose enfrentar a la reina de las venganzas.
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SIPHON • Teen Wolf
أدب الهواةLos que nacimos con esta habilidad siempre fuimos despreciados y tachados como errores que no deberían existir. Las brujas no perdonan, y no tienen piedad contra nosotros por ser diferentes, por necesitar robar de alguien más lo que tuvo que haber e...