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Tocó dos veces la puerta del autobús, que a los segundos fue abierta dejando a la vista la imagen desconcertada del entrenador

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Tocó dos veces la puerta del autobús, que a los segundos fue abierta dejando a la vista la imagen desconcertada del entrenador.

–¿Thompson? ¿Qué haces aquí? –Milla le sonrió con inocencia antes de usar su compulsión con él. –¡Escuchen! –habló dirigiéndose a todos los estudiantes. Milla estaba con una sonrisa victoriosa tras ella. Por un segundo la mirada de ella se topó con la de Stiles a quien le guiñó un ojo. –Nos detendremos un momento para que estiren las piernas.

Ni bien había terminado de dar la noticia cuando Stiles se levantó y se acercó a ella.

–¿Cómo lograste que accediera? –preguntó sorprendido.

–Encantos femeninos, cariño. –Palmeó juguetonamente su pecho al pasar junto a él. Stiles tomó su muñeca para detenerla.

Ella se quedó unos segundos observando el agarre en su muñeca, procesando el cosquilleo que sentía al contacto con el castaño. No podía negar el hecho que entre más compartía tiempo con él, más crecía su angustia. La estaba afectando más de lo que le gustaría, más de lo que se permitía dejarse afectar por cualquiera.

–¿Estas bien? –Milla juraba que había escuchado un deje de preocupación en su voz. –Estas muy pálida.

El contacto repentino de su mano con la mejilla de ella la erizó por completo. Estaba acariciando su mejilla y por primera vez en casi un siglo se había puesto nerviosa ante el contacto con un hombre hasta el punto de sentir que un calor invadía sus mejillas.

–Y-yo... –balbuceó. Pero antes que lograra encontrar su vos para responderle, el chico con el que el castaño estaba sentado cuando subió el autobús comenzó a vomitar sin control inundando el autobús con el fétido olor.

No, no estaba bien. Quiso responder a su pregunta, y con cada minuto que pasaba lo reafirmaba. Seguía débil y apenas lograba mantenerse en pie, tenía hambre como si no se hubiera alimentado en semanas, aun cuando había tomado lo suficiente como para un mes, y no hallaba explicación para lo que pasaba, pero no le diría eso. Y ahora, aprovechando el caos de los estudiantes y el entrenador por apartarse los más posible del vomito, aprovechó para escurrirse de él y sentarse delante de Isaac que la observaba curioso por su estado.

SIPHON • Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora