Un sortilegio es una atracción misteriosa e irresistible que producen sobre alguien los encantos de una persona.
Algunos lo llaman magia, otros embrujo o destino, cada quien lo llama por diferentes nombres.
Kim Taehyung y Jeon Jungkook habian enlaz...
Al día siguiente Taehyung se arregló un poco para salir y fue acompañado por su hermana, pues a veces le costaba un poco caminar, al pequeño bebé le encantaba moverse por todos lados y le era un poco incómodo caminar mucho.
Jungkook llegó a la residencia Jeon unos 30 minutos despues de que Taehyung se fue, todos los recibieron con alegría, pues era un milagro que volviera con vida y totalmente sano.
Hyuna informo de la venta que Taehyung haria y Jungkook corrio a tomar el teléfono, pues debia impedir esa venta. Hyuna le insistió que en el estado de Tae, seria malo escucharlo por teléfono, debia esperar a que volviera a casa. Ella habló con Tae y lo convenció de volver.
Taehyung un poco preocupado por la extraña forma de pedirle que regresara y como las personas del servicio lo atendían para volver a su recámara lo desconcertaron un poco. Al entrar llamo a Hyuna, ya que por la habitación no habia nadie, pero al voltear, encontró la figura de Jungkook, solo con la bata de baño, el cabello húmedo y una hermosa sonrisa, logrando que Tae se desmayara de la impresión.
Jungkook lo detuvo a tiempo, antes de una fea y dolorosa caida, lo llevó a la cama, acariciando su cabello, sin dejar de llamarlo y mirarlo con preocupación.
ㅡSolo soy yo, mi vida, abre los ojos Tae, despierta, mi cieloㅡ Tae abrio muy lentamente los ojos, mirando de nuevo a Jungkook, tocó su rostro, respiró aquella colonia que habia extrañado con el alma y lo besó, comprobando que no era un sueño, Jungkook no estaba muerto, estaba ahí, junto a ellos.
ㅡPrometí volver y aquí estoy, mi cieloㅡ Kool llenó de besos el rostro ajeno y limpio las lagrimas que salian de aquellos ojos que tanto extraño ver.
ㅡEstas aquí, Kookie, yo sabía que volverías, ¡lo sabía!.
La joven pareja se dio muchos mimos, esperando recuperar el timpo perdido. Tres meses y medio habian pasado demasiado lento y tortuosos para ambos, pero al fin acababa.
Jungkook observo con adoración el gran vientre que tenia Tae, pues los siete meses y medio, casi ocho, de embarazo eran muy notables. Recosto su cabeza en la pancita ajena y tal como la primera vez, fue recibido con una patadita mas fuerte, besó cada rincon de la adorable pancita y apreció con atención cada movimiento del pequeño.
ㅡHola campeón, soy papá Kookie. Te extrañé mucho, mi vida, ya quiero conocerte, frijolito.
Tae sonrió enternecido, el bebé ya no era del tamaño de un frijol, ya estaba bastante grandecito y creía que sería juador de fútbol profesional, le daba unas patadas que lo dejaban unos minutos inmóvil y sin aire.
Junto sus labios con los de Jungkook, dulcemente, lo abrazó por los y escondió su rostro, dejando un último beso en el cuello. Sintiendo aquella cálidez, el dulce latido de su corazón y escuchando una respiración suave y tranquila por parte de Jungkook, cayó dormido en segundos, con una enorme sonrisa en el rostro y una paz inmensa, así quería estar, no había otra forma en la que desearía estar toda la vida que en esa, al lado de Jungkook.
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