Capítulo doce

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Pov Arellys:

Cuando me quise dar cuenta Peter me había dejado en mi cama y se había puesto sobre mí, bajó los besos a mi cuello.

-¿Arell?-abrí los ojos que hasta ahora tenía cerrados y noté que quien me llamaba era Ed.

-¡Ed!-lo empujé lejos de mí-¿Qué haces?

-te intentaba despertar-explicó mientras se levantaba del piso.

-¿Estaba dormida?-pregunté anonadada-entonces nada fue real, él no estuvo aquí-murmuré para mí.

-¿Quién?

-nadie-le resté importancia iniciando a levantarme.

-soñabas con Pan, ya lo sé-rodó los ojos con una sonrisa.

-¿Cómo...?

-hablas dormida, prima.-respondió como si nada.

-no, no es verdad-fingí demencia-no es posible...

-entonces tú no dijiste... "Peter se suponía que este viaje era para despejarme y aclarar mis sentimientos."-imitó mi vos.

-así no suena mi vos-me quejé-y con respecto a lo que dije, eso te lo debo hacer dicho en algún momento del día de ayer.

-no lo creo-negó muy seguro de sus palabras.

Luego de mi rutina matutina que había tenido gusto de gozar en mucho tiempo, salimos hacia la cafetería.

-entonces...-miré con disimulo a la anciana tras el mostrador-esa es la abuela de Caperucita roja-ahora miré a la camarera-y ella es caperucita.

-exacto-tomó de su café.

-soy yo ¿O las miradas de todos están en nosotros?

-no eres tú-suspiró-hay que hablar de lo que haremos.

-debemos esperar a que sea de noche ¿No?-me acerqué un poco a él por sobre la mesa para que nadie escuchara-nos vamos a meter a una tienda ilegalmente.

-buen punto-no me pasó desapercibido el nerviosismo de mi primo pero no dije nada.

Tras desayunar salimos a pasear y conocer un poco el pueblo.
Pasamos por una pequeña plaza, una heladería, la biblioteca y finalmente el muelle.
Amaba sentir la brisa en mi rostro y admirar a los barcos moverse sutilmente en su lugar.

-¿Quiénes son y que hacen aquí?-preguntó una vos detrás nuestro y estaba casi segura de que era la mujer rubia de ayer.

-Emma Swan-sonreí con falsedad al haberle dicho y acertado a mis pensamientos.Ella no estaba sola, la acompañaba un hombre de cabello castaño y ojos azules, también noté que su mano izquierda era un garfio de plata -creo que no nos hemos presentado correctamente. Soy Arellys hija de Arthemisa y él es Edward hijo de Apolo.

-¿Son primos? Pero ayer...

-Sí, al idiota de mi primo no se le ocurrió otra cosa que decir.-la interrumpi.-sabemos quién eres tú pero él de casualidad es ¿El Capitán Garfio?

-¿Cómo lo supiste?

-adiviné-miré de reojo el objeto que le da el apodo al enemigo de Peter Pan.

-el Sr. Gold ya nos advirtió sobre lo que vinieron a hacer... si intentan algo se la verán conmigo-nos amenazó.

-eso quiero verlo-levantamos nuestras armas (el arco y flechas) y nos pusimos en posición.

-eso no será suficiente-ambas de sus manos se prendieron en dos bolas de fuego.

-somos semidioses, nosotros también tenemos magia-presumí.

-demuestramelo-nos desafió.

Miré a Ed esperando que entendiera lo que debíamos hacer. Lo cierto es que si tenemos magia pero no la usamos porque podemos ponernos en peligro, pues el faro que ya somos de por sí se multiplica haciendolo mas visible. Quirón nos prohibió que usaramos magia por ese motivo a excepción de una emergencia y esta no lo era en absoluto.
Respiré hondo y atraje electricidad de uno de los faros, está era mi especialidad. Como nieta de Zeus fui bendecida con un don de su parte, el poder de crear rayos haciendo uso de electricidad o de algo semejante.
Mi primo por otro lado hizo magia con ayuda de la luz natural, ósea haciendo uso del sol.

-dos contra uno, Emma-sonreí con superioridad.

-yo no tengo magia, pero se pelear con la espada-dijo Garfio.

Ahora yo me pregunto, ¿Por qué Matthew Berry no creó a el Capitán Garfio como este que tenía enfrente? , en mi pequeña opinión era mucho más lindo.

-¿Saben qué?-deshizo su magia-no causen problemas-miró a su compañero-vamos Killian.

-¿Por qué nos dices eso? No queremos causar problemas.

-sé que vienen de parte de Pan y el Sr Gold nos ha dicho que él es peligroso.

-yo también se los he dicho-se metió Garfio.

-no tienen que preocuparse-dijo Ed para sorpresa de todos-lo peor aún no ha llegado, Pan planea tener al verdadero creyente en sus manos muy pronto.

-¿Qué es lo que te sucede?-le pregunté a mi primo ni bien nos dejaron solos.

-nada.

-actuaste como...-lo miré muy atentamente temiendo que mis pensamientos sean ciertos-Peter.

-¿De que hablas?-desvió la mirada-sabes bien que él no está aquí y yo soy muy distinto a Pan.

-claro.-miré a nuestro alrededor-debemos irnos por algo de comer, ya es mediodía.

La verdad es que mi primo actuó como si fuera Peter, como si él lo estuviera poseyendo o algo así, sino ¿Por qué actuar así?.
Había algo que no entendía y era eso del verdadero creyente, quizás existía otra profecía.
Como no sabía si fiarme de Ed, preferí meterme yo sola al local de Rumpelstinskin, fue fácil su magia era débil en comparación a la mía, busqué por los estantes y mostradores pero no encontré nada, decidí ir a la parte trasera, que era como un pequeño almacén, tampoco encontré nada.
Luego de pensar un buen rato, recordé cuando fui por la profecía que tenía Pan, comencé a observar todo con más detalle, un cuadro llamó mi atención por lo que me acerqué y lo corrí hacia un lado.
Sonreí al encontrar una pequeña caja fuerte, la abrí y ahí había un cofre dónde dentro estaba el famoso pergamino, con cuidado hice una copia y acomodé todo como estaba para luego regresar a la posada.

En cuanto llegué Ed estaba esperandome, sentado en la cama leyendo un libro que ni sé de dónde sacó pero tampoco me interesa.

-¿Lo tienes?-preguntó dejando lo que hacia para prestarme atención.

-aquí está-lo saqué de mi campera y se lo mostré .

-¿Estás lista?

-no, pero hay que hacerlo.

The Mission ~Peter Pan~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora