The Mission ~Peter Pan~

Capítulo veintinueve

Pov Arellys:

Las lágrimas resbalan sin parar por mis mejillas, mientras me aferraba al cuerpo del que fue el amor de mi vida.
Me sentía pésimo porque la culpa era toda mía, aunque haya sido manipulada para hacerlo. No sabía si algún día me perdonaría por esto, en este momento tenía la necesidad de ir por Rumplestinskin y matarlo, porque era él quién merecía estar en el reino de Hades, no Peter.

-¿Arell?-escuché unos pasos acercarse-¡No puede ser!

-está muerto-sollocé sin importarme que la persona me estuviera viendo-y es mi culpa.

-no fue tu culpa, prima-Ed me rodeó con sus brazos separándome a duras penas de Peter.

-¿Cómo lo sabes?-levanté la vista para observarlo.

-te seguí, iba con Dylan y lo vi todo-admitió-lamento no haberte ayudado, pero no podía hacer nada contra Rumpelstinskin.

-él aún tiene mi corazón-recordé.

-no, en realidad-sacó un pequeño cofre de madera del que salía, una luz dorada de su interior.

Saqué el órgano y lo puse en su lugar.

-¿Cómo lo conseguiste?

-él me mando para aquí y me pidió que te lo diera-suspiró-mas bien me ordenó, si soy sincero.

-no tengo a nadie, Dylan me odia y Peter... -no pude evitar llorar.

-¿Y yo? ¿Y tú padre?-besó mi cabeza-no estás sola.

-gracias primo-lo abracé aun pensando que dos de las personas que más importancia tuvieron en mi vida, uno ya no estaba y el otro no me hablaba.

-sé que esto es un tema delicado pero ¿Qué harás con...?-antes de terminar la pregunta se detuvo abruptamente, seguí su mirada hasta el cuerpo de Peter que comenzó a desaparecer hasta que no quedó nada.

-¿Qué acaba de pasar?-pregunté atónita.

-la isla se lo llevó, será mejor que volvamos al campamento mestizo-me ayudó a levantarme para luego ir por donde vinimos.

...

Me pasé un mes encerrada en mi habitación sin querer salir, acostada en forma fetal con las fotos en las que salía Peter contra mi pecho y una bandeja de comida fría sin tocar en la mesa de luz.
No quería saber nada con el mundo, quería que el castigo pasará, anhelaba a Peter y ansiaba tenerlo junto a mí sintiendo sus brazos a mi alrededor y susurrandome que todo iba a estar bien.

-¿Arell?-Ed se asomó tímidamente por la puerta.

-vete-dije con desgano.

-surgió una cruzada ¿Quieres ir?

-¡No!-gruñí-ahora déjame.

-iremos al inframundo ¿Sabes que significa eso?

De repente sentí luz en mi vida otra vez,¿Sería esta una oportunidad para revivir a Peter?

-¿Crees que pueda recuperar a Peter?-pregunté ligeramente ilusionada.

-no lo sé ¿Quieres averiguarlo conmigo?-sonrió.

-sí-acepte levantándome de la cama.

Cuando me quise dar cuenta ya me encontraba en mi Pegaso con Ed de camino al inframundo, por cierto solo íbamos nosotros solos ya que la misión consistía en ir por un cofre que contenía, literalmente belleza de Perséfone.
Llegamos al Golden Gates ya que en el puente estaba una de las entradas, dejamos a mi mascota escondida y nos adentramos a una pequeña puerta en una de las columnas, seguimos un camino de tierra por el que paso un cojo conductor de un asno que nos pidió ayuda, pero debíamos negarsela. Luego nos topamos con un río,el estigio precisamente dónde había un barquero, Carón, al que le dimos dos dragmas cada uno, fuimos hasta el averno.
Mientras cruzábamos se apareció de la nada una mano perteneciente a un moribundo, nos volteamos pues no debíamos prestarle atención. También le negamos ayuda a tres mujeres que tejían el hilo del destino.
Cuando finalmente llegamos nos encontramos con un gran cancerbero de tres cabezas, mascota de Hades por supuesto, perro que custodiaba la puerta del palacio.