The Mission ~Peter Pan~

Epílogo

Pov Arellys:

Me miré en el espejo de cuerpo completo con una sonrisa de felicidad pura en el rostro, hoy me caso con el amor de mi vida y no puedo estar más que feliz.

Me cercioré que el vestido estuviera en buenas condiciones, de hecho era de mi madre pero el de su boda, porque sí ellos también se casaron pero en secreto ya que no querían invocar la furia de Zeus.
En fin, estaba muy nerviosa ya que a partir de hoy nuestra vida cambiará, ya no seremos novios, ahora seremos marido y mujer.

Unos leves toques en la puerta me desconcentraron completamente, giré apenas mi cabeza en dirección a la puerta.

-está abierto-anuncié con los nervios a flor de piel.

-¡Hola princesa!-mi padre sonrió mientras lo observaba a través del espejo.

-¡Hola papá!-sonreí de vuelta.

-¿Nerviosa?-apoyó sus manos en mis hombros, conectando nuestras miradas con el objeto frente nosotros.

-no tienes idea-suspiré.

-si te hace sentir mejor, él está igual-rió-Félix ha tenido que peinarlo y arreglarle la corbata millones de veces, estuvo a punto de golpearlo.

-¡Oh por Dios! Ese par es terrible-reí.

-parece que fue ayer cuando aprendía a ponerte los pañales-me giró suavemente-estás hermosa,me recuerdas cuando tu madre y yo nos casamos. Traía puesto ese vestido, su peinado era otro pero... la mirada era la misma.

-la extraño y me hubiese gustado que estuviera aquí-admití para luego abrazar a mi padre-pero te tengo a ti y es suficiente.

-es oficial, voy a llorar-su voz sonó un poco estrangulada por las lágrimas contenidas.

-no por favor o yo lo haré-supliqué-y si mi maquillaje se corre temo que me quedaré sin padre-bromeé.

-¿Se puede?-al mirar hacia la puerta, me quedé de piedra.

-Dylan-murmuré con un nudo en la garganta.

-los dejaré solos, no hagan nada estúpido-dejó un beso en mi frente, golpeó el hombro del rubio amistosamente y salió de la habitación.

-estás bellísima-sonrió guardando sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón de vestir.

-¿Por qué estás aquí?-pregunté un tanto curiosa.

-Tu futuro marido me invitó.

-¿Eso hizo?-me pregunté mentalmente porqué Peter haría algo así, pero no encontré una respuesta para eso.-es extraño.

-no importa, me dió la oportunidad para volver a verte una vez más.-admitió.

-creí que no me perdonarías-dije un poco afligida.

-lo hice una hora después de que me confesaras todo-miró hacia otro lado avergonzado-no podía estar enojado contigo y simplemente me culpé a mi mismo, me dije que yo fui el culpable de que te fueras con otro.

-no, tú no tienes la culpa de nada-acaricié su mejilla-la tengo yo.

-en fin, creo que encontré el amor otra vez-sus ojos brillaron de alegría-se llama Bárbara.

-eso es genial, Dyl-sonreí-me da gusto que tengas a alguien que pueda amarte como te mereces y no como lo hice yo.-sentí las lágrimas picar en mis ojos.

-hey, no llores-me abrazó por lo que correspondí al instante-hoy es un día feliz, Arell.

-lo es-en eso cuando nos estábamos separando se escuchó la marcha nupcial.

-hija, es hora-mi padre se asomó por la puerta.