Capítulo 6

12K 1.3K 1K
                                    

No sabe realmente qué esperaba cuando besó a Emilio. Quizá, Joaquín tuvo el mínimo pensamiento que Emilio lo iba a alejar y gritar algo inmaduro como, por ejemplo: ¡Aléjate, me vas a pegar los piojos!

Pero, no lo hizo, al contrario, de inmediato reaccionó e hizo algo que en realidad no se esperaba: Emilio le devolvió el beso.

Lo estaba besando y no un beso sencillo, realmente lo estaba besando delante de toda la escuela. No sabe qué lo había impulsado a besarlo, tal vez la persistente mirada de Fede sobre ellos.

Joaquín estaba a punto de alejarlo y pedir disculpas cuando una voz les interrumpió.

—Quita tus manos de él.

Los dos se separaron para ver a Fede mirándolos con los puños apretados.

—Métete en tus propias cosas —respondió Emilio manteniendo su brazo en la cintura de Joaquín.

—¡Él es mío!

—¿Por qué no te vas con tu novia? —Emilio alzó la voz —. Probablemente ella necesita a alguien que le enseñe a leer.

—Ya basta, Emilio —Joaquín apuntó a Fede —. Él no vale la pena.

—¿Qué haces con él, Joaquín? ¿Tan desesperado estas?

Todos los presentes comenzaron a corear un: Uuuh.

—Estoy seguro de que eso pensaba cuando acepte salir contigo.

—Estabas muy desesperado —dijo Emilio con una sonrisa.

—... Emilio, vámonos —suplicó en un susurró Joaquín cuando Fede dio un paso hacia adelante. 

—Tienes razón —asintió entrelazando sus manos —, él no vale la pena.

Escucharon como Fede gritó: Se van a arrepentir. Emilio no se inmutó, levantó su mano y le sacó el dedo del medio. Siguieron su camino hasta llegar al auto, luego de unos minutos de silencio, Emilio sonrió.

—Acabas de besarme, Joaquín.

—Lo hice porque sabía que Fede estaba ahí. Fue actuación, totalmente falso. 

—¿En serio? No se sintió falso para mí, lo sentí muy real.

—No había nada real en ese beso, era tan falso como los ojos verdes de Ryan. 

—¿Son falsos? Se ven muy reales.

—No lo son —desvió la mirada, se está convirtiendo en el rey de los mentirosos —. Ese es el punto de los lentes de contacto, se hacen para que tus ojos se vean lindos, pero a lejos se nota que son falsos. Como nuestro beso.

A pesar de su absurda comparación, estaba orgulloso de él por formular un pensamiento rápido. Sin embargo, la verdad era que, comenzó siendo un beso falso sólo para hacer enojar a Fede, pero sucedió algo durante el beso. De repente parecía total y completamente real. En realidad, se puede decir que ambos disfrutaron el beso y ese pensamiento lo asustó.





—¿Qué puedo servirles?

—Hola —Joaquín quitó sus ojos del menú para mirar a una chica de dieciocho años con una sonrisa entusiasta —, sólo quiero una hamburguesa.

—¿Cualquier bebida?

—Seguro.

Ella asintió y volvió hacia Emilio.

—¿Y tú?

—Está difícil... —arrugó la frente —. Una hamburguesa con queso doble, papas fritas y un helado de chocolate con chispas.

La muchacha asintió y fue a su lugar. Emilio sonrió con orgullo encontrando la mirada horrorizada de Joaquín.

—¿Qué? Un chico en desarrollo debe hacer lo que un chico en desarrollo necesita.

—Te vas a desarrollar para los lados si sigues así.

—Ay perdón, chico saludable.

Miró alrededor del restaurante viendo a muchas personas de la escuela.

—Creo que tenemos que hablar sobre nuestra relación —dijo Emilio en voz baja —, ¿Qué pasa entre Fede y tú? Dices que lo quieres de vuelta, pero cuando se acerca siempre estás sobre mí y lo alejas.

—Porque él es un idiota cuando está cerca.

—Celos.

—Sólo quiero... —frunció el ceño, ¿Qué es lo que quiere? No tiene idea, quiere a Fede con él, pero siempre muestra su lado repulsivo.

—Joaco voy a ser honesto contigo, y creo que con lo que voy a decir perderé mi dignidiad.

—¿Qué?

—Yo pienso que mereces a alguien mejor.

Sus ojos se abrieron exageradamente ante sus palabras. ¿Emilio piensa que merece a alguien mejor que Fede? ¿Él piensa que es demasiado bueno para él?

—¡Hablas en serio, Emilio! ¿Crees que merezco a alguien mejor?

—Solo olvídalo.

—No puedo, cómo te atreves a decir eso, yo lo conozco...

—No Joaquín, tú no lo conoces como yo lo hago.

—¿Qué dices?

—Yo sabía que eras un poco ingenuo, pero no puedo creer que seas tan ciego.

Tomó una respiración profunda, sus voces ya estaban atrayendo a los clientes.

—Mira, Emilio. Estuvimos juntos por mucho tiempo, lo conozco bien.

—Mientras tú piensas que Fede es el ser más dulce, la verdad es que solo eras su juguete.

Se puso de pie y le dio la espalda a Emilio para caminar fuera del local, sus palabras fueron duras. Durante todo este tiempo, quizá fue el juguete de Fede.  



entonces, ¿jugamos? || emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora