Despertó y descubrió por enésima vez que amanecer con Aitana entre sus brazos era algo de lo que no se cansaba. No sabía cómo podía haber vivido tantos años sin siquiera pensar en que algún día se llegaría a enamorar. En ese momento tuvo claro que, a pesar de las consecuencias que le estaba trayendo en ese momento, la decisión de subir a tierra por primera vez había sido la correcta.
Aitana dormía plácidamente. Nerea la observó con una sonrisa, pero giró la cabeza bruscamente cuando escuchó el susurro de su hermana:
-¿Ya?
Nerea bufó y puso los ojos en blanco. A su lado, Aitana soltó una risita discreta que hizo que la rubia volviera a mirarla.
-¡Oye! ¿Tú estás despierta?
-Nerea -insistió Rocío-. Es importante.
Nerea se levantó a regañadientes y se envolvió en su fina bata para ir al encuentro de la otra rubia.
-¿Qué pasa?
-La maga quiere verte -contestó Rocío en voz baja. Nerea abrió del todo los ojos, de pronto despejada.
-¿Sobre... el trabajo?
-Mejor que te lo diga ella.
Le puso una mano en la espalda y la empujó suavemente hacia la puerta. Fuera, Nerea descubrió que Alba las esperaba. Tragó saliva, pensando que si tanto Alba como Rocío la iban a acompañar, tal vez lo que la maga tenía que decirle era algo que no quería oír.
Sin embargo, cuando Rocío cerró la puerta a sus espaldas para dejar descansar a Aitana, Nerea decidió que no quería quedarse sin saberlo, así que las tres sirenas pusieron rumbo a la cueva de la maga.
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-Pero entonces... -titubeó Aitana, sosteniendo la pastilla morada que le acababan de entregar entre sus manos.
Levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Nerea. En ellos veía el dolor que su novia trataba de ocultar. Aquello no podía ser bueno.
-Te la tienes que tomar cuando estés ya rozando la superficie -repitió Nerea-, como hacía yo. Así no te entrará agua en la nariz ni tendrás que aguantar mucho la respiración. También deberías acercarte a la orilla todo lo que puedas antes de salir.
-Pero... ¿cuándo?
Nerea tardó en responder.
-Cuando quieras marcharte. -Aitana apretó los labios. Se sentía entre la espada y la pared. Echaba mucho de menos la tierra, su casa, sus dibujos, su vida normal e incluso el contacto con sus padres, ahora que su relación empezaba a mejorar. Pero sabía que también echaría de menos a Nerea desde el momento en que se fuera-. No obstante, creo que llevas el suficiente tiempo aquí para que se hayan empezado a preguntar por ti. Y no deben saber de esto.
-Quieres que me vaya, ¿no? -insinuó Aitana en voz baja, con la cabeza gacha. Nerea le puso la mano en el brazo.
-No quiero separarme de ti. Pero tampoco quiero separarte de todo lo que tenías antes de mí...
Aitana suspiró con tristeza.
-¿Podré contárselo a Roi, al menos?
Nerea asintió.
-Mientras no diga nada...
-¿Y cuándo volveré a verte? -sollozó, terminando de romperse en esa pregunta. La rubia cogió sus manos entre las suyas.
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Where the ocean meets the sky | iFridge
FanficA la corta edad de seis años, Aitana Ocaña tuvo claro qué era lo que le gustaba hacer: dibujar. Concretamente, dibujar sirenas. Hasta que conoció a Nerea y empezó a dibujarla a ella, creyendo que había dejado de dibujarlas.