17. Bienvenida a Hell.

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— Ya casi estamos en nuestro territorio. — Comentó Jared, en ese momento, Cole iba conduciendo. Alana y Jared venían atrás.

— ¿Es ese? — Alana tragó fuerte al ver los cuerpos empalados y pútridos que sobresalían entre algunas copas de los árboles que se estaban vistiendo ya de otoño, porque pronto sería invierno en su territorio también.

— Ese mismo. — Sonrió Cole orgulloso de ello.

Esa era la reacción que quería que sus enemigos tuvieran al entrar a su territorio, quería que tuvieran miedo y terror. Qué pensarán más de cuatro veces para entrar a su territorio. Porque al entrar en su territorio sabrían a qué crueldades atenerse.

— Huele horribl...— Alana se iba a expresar, pero se quedó callada por la mirada que le lanzó Jared para que mantuviera silencio.

— Hogar. Dulce hogar. — Sonrió la Omega con una sonrisa, haciendo sentir feliz a su Alpha quién tomó su delicada mano y la besó con ternura.

Alana se veía sorprendida, no sabía que ese Alpha también podía intentar ser tierno a veces. Aunque para Alana aquello era terrorífico, realmente no entendía como una pequeña y dulce Omega, podía estar con un Alpha tan sombrío, cruel y demente como ese.

— Bienvenida a Hell. Alana. — Le sonrió Jared volteando a verla porque no quería perderse su expresión de asombro.

— Es... Nada de lo que esperaba. — Admitió ya que luego de alejarse un poco de los límites de la frontera era un paisaje muy hermoso, parecía que la madre naturaleza favorecía a esa manada. Jared sonrió.

— Aún no has visto el pueblo. — En realidad no sabía si llamarlo pueblo, porque ya habían lugares muy modernos dentro del territorio, sin dejar de lado la naturaleza.

— Es precioso. — Admitió Alana luego de ver un par de montañas a lo lejos, y también un enorme lago que estaba rodeado de muchos árboles pintados de otoño y colores muy exóticos.

— ¿Verdad? — Sonrió Tawny, ella no podía mentir había extrañado mucho su hogar. Cole estaba un poco más tranquilo en su territorio. Sabiendo que su Omega casi estaba a salvo.

— Aún no hemos pensado en dónde te vas a quedar. — Jared volteo a ver a Alana.

— No hay ningún problema, puede quedarse conmigo en la cabaña. — Sonrió Tawny de inmediato ilusionada.

— ¿Jared no te lo mencionó? — Tawny negó frunciendo el ceño.

— ¿Qué cosa? —

— Los del consejo quemaron tu cabaña cuando se enteraron que eras mi Omega. — Cole pudo oler de inmediato su desilusión y tristeza.

— ¿Qué? Y - y - y- ¿Y mi ropa y mis cosas, mis...? — Se vio a sí misma muy afligida, pudiera ser que ella siempre había sido su omega, y a pesar de los costosos regalos que su Alpha le daba a escondidas, ella tenía esa cabaña llena de recuerdos hermosos, como su primer beso con Cole, los pocos recuerdos de su familia beta.

— Está bien. Estarás conmigo ahora. — Cole tomó su mano para tranquilizarla y libero un poco de su aroma para que se relajara de inmediato, él no quería que su Omega se estresara.

— Pero Cole... —

— Está bien Tawny, la mayoría de betas en el castillo lo saben ahora. Y a algunos no les sorprende. — Habló Jared. Ella suspiró apesadumbrada, realmente hubiera deseado hacer un nido en su cabaña con las sábanas que olían únicamente a su propio aroma y el de su Alpha.

— Claro que no está bien Jared yo quería hacer un nido y... —

— Puedes hacer un nido en mi habitación. —

Ella vio asombrada y con las mejillas rosas a su Alpha, ellos nunca habían dormido juntos en su habitación, todas las veces que estaban juntos eran algo rápido, y a escondidas o en su pequeña cabaña. Tan nerviosos de que otros se enteraran y lo arruinaran.

— Pero así todos van a...—

Cole había aprendido en esos tres meses que ya no podía seguir ocultando a su Omega, sabía que muchos intentarían matarla, sobre todo si se enteraban de su embarazo. Pero si antes Cole no sabía ni de lo que era capaz de hacer por ella, ahora lo sabía perfectamente. Estaría dispuesto a iniciar las guerras que fueran necesarias para mantenerla a salvo.

— Al que hable voy a matarlo y ya. — La consoló con una sonrisa tranquilizadora Cole, haciendo reír un poco a Alana. Pero en realidad ni Jared, ni Tawny rieron porque sabían que él sería capaz de matar por quien lo molestara o hiciera enojar y ya.

— Intentaremos tomarnos todo con calma. — Pidió Tawny porque a pesar de que ya lo había visto hacer cosas crueles, despedazar cuerpos, torturar a un par de lobos enemigos, e incluso empalar unos cuantos cuerpos. Ella no sabía cómo lo tomaría ahora con su embarazo.

Entre muchas miradas de asombro y admiración por parte de Alana al territorio, todos regresaron hasta el castillo, las camionetas se fueron yendo por sus propios caminos. Y Jared sonreía cada vez que notaba que Alana suspiraba realmente asombrada al ver los rostros de las personas felices que se paseaban por las calles del pueblo, o algunos en su forma lobuna simplemente correteaban aquí y allá. Cole estacionó con mucha calma, varios betas dentro del castillo se apuraron a recibirlos.

— ¿Viven en un castillo? — Preguntó Alana realmente asombrada. Por fuera se veía extremadamente rústico, sin parecer del todo sombrío. Totalmente diferente a la mansión de su hermano.

— ¿Se quedará con nosotros verdad? — Le preguntó Tawny a su Alpha y asintió, aunque vio de reojo a Jared, porque él seguramente se llevaría a Alana a vivir con él luego de un tiempo de conocerse. Todos se quitaron los cinturones. Y como hicieron un par de paradas por antojos de Tawny y baños, el camino se había alargado a más de 7 días.

— Ponte un abrigo antes de bajar. — Tawny hizo caso a su Alpha, porque quizá él no quería que todos notaran su embarazo todavía. Aunque no desentonaba del todo porque pronto el clima comenzaría a ser frío.

— Alpha. — Un par de betas le recibieron, él asintió solamente, y bajó la maleta de Tawny de la parte trasera.

— Lleven esto a mi habitación. — Todas la miradas de los betas presentes fueron dirigidas a la Omega. Su olor se había intensificado, a pesar de que ella siempre evitaba que su aroma se sintiera fácilmente, desde el inicio de su embarazo había sido casi imposible retenerlo.

— ¿A su habitación? — Preguntó una beta.

— No voy a repetirlo. — Los vio mal. Si había algo que Cole odiara más que tener lejos a su Omega, era tener que decir dos veces las cosas.

— Si. Alpha. —

— ¿Quieres dormir, cierto? — Tawny asintió.

— Tengo hambre y quiero una ducha antes. — Pidió avergonzada.

— Vamos a la cocina entonces. — Ella caminó a paso seguro al interior, conocía cada rincón y pasillo, incluso los cuartos ocultos. Los había explorado un poco con Cole a escondidas.

— ¿Tú tienes hambre? — Le preguntó a Cole yendo directamente a la alacena, para preparar algo rápido.

— Un poco. — En realidad Cole no había tenido apetito en un territorio que no era suyo.

— Voy a hacerte algo. —

— ¿Quieres que te ayude? — Tawny asintió cuando Jared se ofreció a ayudarla. Y todos comerían bien antes de caer rendidos por el cansancio.

Hell ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora