Todos estaban con calma disfrutando del festín en el patio de la mansión rústica del Alpha de la manada, muchas chicas llevaban abrigos con estilos muy femeninos y apretados para que a pesar de ser invierno, pudieran notar sus curvas. Todas las chicas se veían espléndidas. Pero había una que extrañamente a pesar de llevar su abrigo holgado como siempre destacaba.
La pequeña Beta intentaba con todas sus fuerzas no resaltar. Pero casi era imposible, su aroma era extrañamente dulce, no podrían entenderlo.
Porque no era una Omega. Y aunque Alana lo había sospechado un tiempo lo descarto porque en esos dos meses con ellos, no se había ausentado del trabajo, cosa que sí se daría si ella tuviera su celo de omega .
— ¿Te sientes bien? — La Beta asintió, pero era extraño en el aire flotaba un intenso aroma.
— ¿Quién es ese sujeto? — Le preguntó a Alana.
— Ah ¿Ese? Al parecer es un delegado de otra manada — Ella asintió, pero tuvo que tragar fuerte al mismo tiempo.
Sabía que había estrechado manos con Cole, lo sentía, esas pequeñas motas del olor a su pareja que rondaban en el aire la estaban haciendo lubricar un poco, porque ella ya no tenía celo desde que se fue de la manada, pero si aceptaba el hecho de que solo reconocer el aroma de su pareja la había hecho casi enmudecer un poco.
— ¿Segura que estás bien? — Le volvió a preguntar Alana. Y Tawny asintió avergonzada.
— Si. —
La tarde se pasó entre buena comida, coqueteos por parte de algunos miembros de la manada, y el pequeño cachorro del Alpha de dos meses de nacido no dejaba de llorar. Tawny sabía la razón y sus desesperados padres, incluso su tía Alana no sabían qué ocurría con el pequeño.
— ¿Puedo cargarlo? — Pidió avergonzada a Alana. No se lo decía a Luna porque sabía que ella miraría a través de sus ojos sus secretos, por eso evitaba que la Luna de la manada la viera a los ojos.
El Alpha volteo a verla incrédulo, y su pareja también, pero asintieron. Cuando Alana dejó que el pequeño olfateara un poco a Tawny, el pequeño se calmó de inmediato. Y ella sonrió cargándolo con mucha calma y ternura.
— ¿Cómo lo haces? — Dijo sonriente Alana a su amiga.
— Quizá sea un don. — Rió bajo, entendía que en realidad el aroma de Alphas desconocidos no le gustaba al cachorro, pero definitivamente se calmaría si sentía un olor más neutral.
Tal vez si sentía los brazos a su alrededor de alguien que había nacido para tener hijos. Ella lo siguió cargando y arrullandolo en su pecho un rato más con mucha calma. Tanto que el pequeño se había dormido en sus brazos. Con la guía de la Luna de la manada y Alana, fueron adentro para dejar al pequeño en su cuna.
— Eres muy linda y paciente. — Le decía Luna en un susurró a la Beta. — De verdad que muchas gracias por soportar el berrinche de mi cachorro. —
— No se preocupe Luna. He soportado mayores berrinches. — Y no mentía, no cuando recuerda los berrinches de su pareja.
Esos que la dejaban con el cuerpo molido por tantas mordidas, fluidos y con un vientre tan hinchado con su esencia que casi creía que quedaría en cinta.
— No lo dudo. — Dijo riendo Alana, causando que Tawny riera avergonzada. Llegaron a la habitación del pequeño y Tawny lo dejó con mucha tranquilidad en su cuna.
— ¿Quieres quedarte a dormir? — Le preguntó Luna a Tawny, quien negó numerables veces evitando ver a sus ojos, pero Alana asintió emocionada.
— Vamos a mostrarte mi habitación. — Ella rió arrastrando a su amiga a su habitación.
Tawny se sentía nerviosa en su habitación, pero sonrió al verla tan cómoda, no veía a Alana como una amenaza así que si se veía cómoda la cama también. Así que aceptó quedarse. Ambas se cepillaron con calma.
— Ten, puedes usar esta pijama. — Le lanzó una pijama de traje completo a su amiga, para que durmiera más cómoda.
— Ah muchas gracias. — Murmuró la pequeña beta. Se ruborizó un poco al ver que su amiga había comenzado a cambiarse.
— Anda no hay nada que esconder, y yo no te pienso saltar encima. No eres mi tipo. —
Tawny rió y se vio llena de valentía al comenzar a quitarse los abrigos al igual que su amiga lo había hecho. Cuando ya no los tenía puestos, su amiga Alana la vio asombrada, y la Omega mordió su labio inferior muy asustada de lo que tendría para decir.
— ¿Cuánto tienes? — Se mordió los labios.
— 2 meses y 2 semanas. — Alana vio mal a su amiga negando. Mientras Tawny se terminaba de poner la pijama, que apenas dejaba alcanzar a ver la pequeña curvatura de ese vientre hinchado.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —
— No quiero causarte problemas. —
— Si lo hubiera sabido, no te pondría a levantar sacos. — Regaño Alana. Pero luego sonrió al ver la curvita ya bastante notable de Tawny. — Increíble. ¿Tú pareja es el padre? — Tawny asintió.
— Solo he estado con él. — Admitió avergonzada.
— Ya veo. ¿Él lo sabe? — Ella negó. — ¿Porque no se lo has dicho? — Preguntó Alana cobijando a su amiga para que estuviera más cómoda.
— Porque no va a creerme. — Alana frunció el ceño.
— ¿Porque no te creería? —
— Él no creía que podíamos tener un cachorro.— Alana asintió porque sabía que para algunas betas era difícil concebir, pero sonrió de inmediato al acariciar con ternura ese pequeño vientre.
— ¿Por eso querías un trabajo pronto, cierto? — Ella asintió.
— ¿Qué es tú pareja? —
— Un Alpha. — Murmuró Tawny.
— Que raro que no te haya venido a buscar ya. Por lo general los Alphas son más territoriales que los betas. — Tawny asintió sabiendo eso.
— Quizá nunca quiso buscar. Y realmente no espero que lo haga. —
— ¿Porqué? —
— Será un desastre. — Lo que Tawny no sabía era que su Alpha no era cualquier Alpha, y no iba a parar por nada del mundo si la buscaba.
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Hell ©
Manusia SerigalaTawny se encuentra huyendo de Cole. Ayreh Coleman Hell El Alpha más... ¿Como decirlo amablemente? ¿Cómo decir que es el Alpha del que nadie deseaba huir porque sabían la clases de muerte que les esperaba si huían? Porque no podían escapar de él, al...