Uɴᴀ ᴠɪsɪᴛᴀ

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La espalda de Taeyong se mantenía recta pero no demasiado tensa, podía notar algo de incomodidad y nerviosismo, pero era totalmente entendible. Llevaban algunos minutos caminando, Jeno estaba en sus brazos y Mark iba frente a su padre, el pequeño visiblemente más animado. 


— Ya casi llegamos, es esa de allí. —Señala el niño, cuidadoso de no alzar demasiado la voz. 


La tumba está casi limpia, Taeyong se asegura de visitar a su antigua esposa regularmente. El nombre Lee Sunhee se plasma en grandes letras negras, hay una foto de una bella y joven mujer, Mark se sienta frente a la lápida y saluda a su madre.


— Mamá, papá y yo te queremos presentar al Señor Kim Doyoung y a su hijo Jeno, nosotros dos los queremos mucho.  


Doyoung baja a Jeno y le da un pequeño empujón para que el infante se acerque, tanto él como su hijo hacen una reverencia y saludan a la antigua señora Lee, su hijo coloca un ramo de flores sobre el concreto y se sienta junto a Mark, quien empieza a contar sobre las cosas que han hecho juntos y cómo les va en la escuela.


— Mark siempre se emociona cuando la visitamos, espero que no esté siendo incómodo. —Comenta en voz baja Taeyong, de modo que sólo él lo escucha.


— Es lindo, gracias por permitirme conocerla. —Responde él con una sonrisa sincera, Jeno no parece asustado ni incómodo con la situación.— Espero que no sintieras que debías traernos por obligación, sabes que habría esperado el tiempo que necesitaras. 


— Lo sé, pero está bien, quería que ella los conociera. —La mano del pelirrojo toma la del otro adulto discretamente, un poco avergonzado, pero cien por ciento feliz de hacerlo.— Quería que supiera que finalmente soy capaz de volver a enamorarme y que he encontrado a alguien especial para mi. 


Pocas son las veces en que Taeyong logra sonrojarlo, por lo usual es al revés, pero lo ha logrado y Doyoung se queda sin habla por un par de segundos, tan sólo aprieta esa mano y mira la foto de aquella mujer, espera que ella lo acepte, que sepa cuánto significa para él Mark y Taeyong, lo mucho que quiere que esto funcione.


Mark y Jeno se apartan, Taeyong les ha dicho que paseen cerca y les den algo de tiempo a solas con Sunhee. Cuando son sólo ellos dos Taeyong sonríe con nostalgia, como si en verdad ella estuviera allí acompañándolos, se siente como tal.


— Sunhee, no te creí cuando me lo dijiste, pero tenías razón. —Dice el mayor, repleto de afección.— Espero que ahora puedas descansar tranquila, ni Mark ni yo estaremos solos. 


Doyoung suelta aquella mano y se inclina frente a la tumba, no se ha percatado que está llorando. 


— Es un gusto, soy Kim Doyoung, espero que confíes en mí para cuidar de ellos, gracias por siempre estar a su lado. 


Taeyong y él lloran un poco, pero sienten paz. Sienten que es el inicio de algo especial.



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Quería hacer algo un poco especial y significativo, en este capítulo se supone que ha pasado poco más de un año desde que Doyoung los invitó a la fiesta, el tiempo transcurre así que los niños tienen ya seis años. 

¡Gracias por leer! 


ELLOS   ↳   DotaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora