•Runaway now and forevermore• [En Edición] 《Daniel Seavey》

¿Lo sabías?

💕Penúltimo💕

-Daniel debemos volver.

El chico me miró atónito.

-¿que? ¿porque dices eso?

-Necesito ver a mi padre-hablé lentamente-por favor.

-Sam, llevamos aquí poco más de una semana, ¿en serio ya quieres volver?

-no quiero preocuparme, y necesito saber que él está bien.

-Sam pero por favor, ¿cuanto hemos estado aquí? ¿una semana?

-casi diez días.

-¡exacto! Sam por favor-tomó mis manos-no es suficiente-negué.

-volveremos, ¿si? solo quiero asegurarme de que todo esté bien,tengo un mal presentimiento...llegamos estoy con él y luego volvemos.

-¿lo prometes?

-lo prometo-aseguré.

-¿prometes que no me dejaras?-lo miré dudosa.

-lo premot Daniel, ¿porque lo haría?

***

-¿te quedarás aquí?-pregunté sacandome el cinturón.

-si es lo que quieres lo haré.

-puedes irte si quieres-negó-okay.

-te amo-habló rápido antes de que saliera del coche.

-igual te amo.

Atrapo mi rostro entre sus manos y nos unió en un largo beso.

-debo entrar-susurré sobre sus labios.

-nos veremos luego-dió un corto beso y me dejó ser libre.

Caminé lentamente dentro de la gran casa pasando por el portón frenando frente a la puerta, di un suspiro y entre lo más sigilosa posible.

El coche de mi padre estaba fuera por lo que él estaría aquí.
Miré a todos lados y no había rastros de nadie, estaba todo completamente en silencio.

Mi hermana Susan apareció saliendo de la sala de música con un bolso muy grande.

-¿hola?-hablé dudosa.

Ella me miró enojada.

-hasta que te dignas a venir-dijo casi en un grito y yo di un paso atrás asustada.

-¿qué te pasa?

-¿todo aquí se destruye y tú simplemente te vas y no piensas volver?

-¿de qué estás hablando?-pasó junto a mi pechando mi hombro.

-a nuestro bendito padre le dió un maldito pre infarto y a ti ni siquiera te importa.

Sentí un frío pasar por todo mi cuerpo, mis piernas comenzaron a sentirse débiles y comenzaron a tambalearse levemente, mis ojos se cristalizaron y torpemente comencé a correr hacía el coche de Daniel entrando.

-¡arranca rápido!-tartamudee.

-¿que pasa?

-¡mi padre! arranca al hospital ahora mismo.

Daniel apretó el acelerador y comenzó a andar rápidamente maldiciendo muchas cosas.

Las lágrimas brotaban de mis ojos tal cual agua en una cascada, mis manos no paraban de temblar y un montón de remordimiento recorría mi cuerpo.
Cuando Daniel llegó al hospital abrí la puerta sin esperar a que frenara y bajé rápidamente dándome algunos tropezones. Me acerqué al mostrador en donde había una enfermera mirando unos papeles .