Capítulo 12

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Capítulo 12

    Entraron en la heladería y pidieron sus helados. Luego se sentaron en una mesa algo oculta del local, para hablar.



— ¿Eres de aquí?— le preguntó Garret al no saber cómo decir lo que realmente quería decir.

—No, de Bath.

— Hmmm... ¿Y creciste allí?

— ¿Esto es un interrogatorio?— dijo algo odiosa—. ¿Para esto me trajiste aquí?

— Escúchame, nunca te he entendido. Nunca me permitiste entenderte... Y creí que la única manera de hacerlo era empezando de nuevo.

— ¿Para qué?...No veo la importancia de eso.

— ¿No es más que obvio Erika?...Todos hablan bien de ti y yo quiero realmente conocerte. Además, siento mucho lo mal que me porte contigo antes y quiero repararlo de alguna manera.

— Mi vida no es nada interesante, tampoco yo. — expuso en un tono poco convincente. En aquel tono de voz pareciera que quisiera guardar algo oculto, tal vez algo a lo que temía mencionar.

— Aun así, soy todo oídos...

— ¿Por qué insistes?...

— Entonces empezare yo... —la miró a los ojos—. Me llamo Garret Thomas y nací en Newcastle. No nací con todo lo que tengo hoy, por lo que aprendí desde pequeño a valorar las cosas, y a las personas. Aprendí a admitir mis errores y a pedir disculpa... Y sobre todo a conocer a las personas. Por lo que si insisto, es porque realmente quiero conocerte.



     Ella lo miró con interés, sin inmutarse en lo más mínimo. Observándolo para ver si él mentía y conseguir con ello una excusa para levantarse y marcharse de allí. No obstante, lo único que consiguió fue ver a un Garret que no se había permitido conocer antes. Por lo que una mirada algo melancólica se dibujó en su rostro, a pesar de querer hacerse la fuerte, como siempre. Ante él, en aquel instante, era como una frágil hoja al llegar el otoño. Y no entendía, o no quería admitir aquello que lentamente cambiaba en ella.



—¿Y bien?

—¿Y bien qué?

—Creo que es tu turno...—sonrió con picardía, rogando que ella hablara y no fuese ese témpano de hielo que siempre había conocido.

— Nací en Bath. Pero crecí en Londres después de...

— ¿De qué?—preguntó y observó por primera vez a una Erika que derrumbaba sus barreras tras aquella lágrima que bañaba su rostro—. ¿Por qué te quedas en silencio? Siento mucho si pregunté algo que no debía...




     Ella lo miró fijamente guardando aún aquel profundo silencio. Hasta...



—No lo has hecho... Solo que no es fácil para mí decir que aún me siento herida y ausente al sentir la ausencia de mis padres. Que aún despierto y extraño escuchar sus voces y sus risas. Que hubiese deseado no haber viajado aquel verano con ellos a... olvídalo.

— Lo siento...—expresó sinceramente Garret al ver como ella secaba su lágrima—. Nunca imaginé...

— ¿Sabes?, apenas tenía doce años, y fui la única sobreviviente... —continuó al interrumpirlo—. Lo siento, es una de las razones de porque no me gusta hablar de mí. Aunque mi abuela insistía tanto en que aprendiera a desahogarme y a hablar con las personas de todo lo que sentía adentro. Ella fue mi único refugio y apoyo cuando me quedé sola. Aprendí tanto de ella, que cuando falleció decidí dedicarme a esto, en vez de iniciar una carrera universitaria. Ser voluntaria se ha convertido en mi vida y es la manera en que devuelvo lo aprendido a cada niño que necesita apoyo...

Soñándote (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora