Capítulo 18

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Capítulo 18

     Erika finalmente había dejado de tomar su tratamiento al comprobarse que ya no tenía ningún efecto sobre ella. Sin embargo, había decidido luchar como una guerrera el resto de los días que le quedaba. Aunque fuese un periodo corto. Con toda su fuerza quería demostrar que sus fuerzas permanecían en ella, el día a día, a pesar de que en parte no fuese verdad.



—Tengo que hablar con todos ustedes...—informó a Ben, a Zöe y a Patricia.

—Tienes nuestra completa atención. —le indicó Ben, entendiendo a qué se refería.

—Voy a necesitar su ayuda... No es fácil para mí decirles adiós. Ustedes son parte importante en mi vida. Son una familia para mí. Pero creo que llegó el momento que tanto había evitado...



    Ese día tomó el valor para decir lo que le ocurría, mientras informaba sobre su boda con Garret y las razones que los motivaban a que fuera tan pronto. No quería llorar, ni mucho menos que sus amigas lo hicieran. Pero, a veces las lágrimas son las únicas que sirven para aliviar y desahogar el alma. Aquella era su despedida de la fundación al saber que su trabajo de voluntaria, no rendiría como antes, y no quería que los niños la vieran decaer día a día.



    Garret se había mostrado más entusiasta en su idea de hacer ese día un día especial para Erika. En secreto había compuesto una canción que le dedicaría a ella en su boda con la ayuda del resto del grupo al cual él pertenecía.



—¿Ya la has terminado? —le preguntó Luke, mientras Garret realizaba los últimos arreglos.

—Sí...—tomó su guitarra y empezó a tocar los primeros acordes y luego empezó a cantarla mientras su amigos les escuchaban.

—¿Piensas incluirla en el próximo CD del grupo? —preguntó Marlon con verdadero interés. No se consideraba amante de las letras románticas, pero aquella, realmente valía la pena para darle una oportunidad.

—No lo sé... Sólo la escribí para Erika... Es mi regalo de boda.

—Deberías considerarlo. Realmente es buena. —comentó Devon, estando de acuerdo en la opinión de Marlon.



    La boda civil se había llevado en una de las salas de la fundación, junto a los niños que tanto ella amaba, por petición de sus amigos y la directiva de la fundación. Había lucido tan hermosa, que Garret se sintió tan afortunado de haberla conocido y encontrado de nuevo allí. Una vez más se hacía la promesa de hacerla feliz. Compartiría con ella su alegría y sus temores. Serían uno, tanto en las buenas como en las malas. Y buscaría siempre cómo hacerla sonreír, como lo hacía ese día.



    Cada hoja que caía en ese otoño, era como un día menos que se iba de su vida. Pero eso no le quitaba la alegría, ni la felicidad que había aprendido aceptar junto a Garret. Era aún más feliz que antes. Era feliz y eso la hacía sentir viva.



—Tengo un regalo para ti...—le susurró Garret al oído, mientras todos le veían sonrientemente.

—¿Un regalo para mí?

—Sí... Una canción para ti—le guiñó el ojo, mientras Marlon le pasaba la guitarra que había llevado ese día—. La titulé: "Soñándote"...



    Erika lo miró sorprendida. Era una canción un poco alternativa al género que cantaba la banda de Ilusion. Pero realmente era hermosa. Sus lágrimas no tardaron en bañar su rostro y hacer visible su emoción.



—Gracias Garret...—le expresó al acercarse a él y al besarle, mientras el resto de los presentes aplaudían enérgicamente.

—Creo que hemos ganado público.

—Sí...—sonrió sonrojada al agradecer a todos los presentes también.



    Pronto los violines le dieron la bienvenida en su boda religiosa. Junto aquel pasillo lleno de rosas blancas, mientras Garret la esperaba en el altar. Llevaba puesto aquel vestido de novia que tanto había añorado en sus sueños. Era un vestido beige de satén como el de una princesa, por lo que los ojos de Garret la miraron con tanta ilusión al verla entrar en brazos de Ben, sintiendo una inmensa felicidad y una bendición el haberla conocido. Estaban en Bath, en una hermosa iglesia, mientras sus votos de amor susurraban en sus labios y las lágrimas bañaban su rostro. Dejando atrás lo que tarde o temprano cambiarían sus vidas.



    Una vez había escuchado que a veces el amor llegaba a quienes esperaban, aunque los hubieran decepcionado. Llegaba a quienes esperaban y necesitaban amar, aun cuando la vida los hubiera lastimado. Y llegaba también a quienes no se negaban a luchar el día a día, a pesar de que las batallas estuviesen pérdidas.



      Ahora él era testigo de ello. Sí, si llega... Sólo que no había que perder la fe y seguir aquel camino que se había abierto en frente de uno.


Soñándote (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora