ii. v

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Edmund would not have let
me do it.

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El sol comenzó a ocultarse y la mirada de Dylan no se alejó del camino que tomaron los otros. Aquel sitio no le traía confianza al menor de la tripulación actual y los nervios los notaba cualquiera, sus manos habían comenzado a jugar con un pedazo de cuerda que encontró en el bote para distraer sus pensamientos de lo que sea que estuviera pasando al otro lado con el resto.

Los últimos rayos de sol dejaron de tocar tierra dando paso a la oscuridad, los ojos de él observaron a Reepicheep acercarse, una pequeña sonrisa apareció el rostro del humano cuando se posó en su hombro.

— ¿Qué pasó con su majestad?

— ¿Qué? —preguntó con el ceño fruncido.

— La última vez la reina Zoe y tu eran muy unidos.

— Oh... ella no es la misma reina que conocías. —murmuró— Ahora es la reina mal....

— ¡Jamás! —interrumpió con molestia mientras propinaba un golpe— La reina Zoe es la persona más noble y justa que ha tenido Narnia.

— Yo también lo creí, Reepicheep. —susurró— Ahora es alguien completamente diferente, tan superficial, narcisista.

— Pues yo no creo eso, sigo viendo a la misma reina de la que me contaban. Las personas no cambian porque sí. —murmuró— Y tú has dejado de creer muy rápido en tu amiga.





Los ojos de Zoella se concentraron en el cielo, las estrellas brillaban con fuerza, provocando que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro ante semejante paisaje. Aunque aquella escena también le hizo recordar a su hermana y lo emocionada que estaría de ver aquello, rápidamente la preocupación sobre el estado de Cassie volvió, ella estaba en Narnia y aun cuando sabía que en aquel mágico lugar podrían pasar años, en su tierra natal no pasaría el tiempo no pudo dejar de pensar en que algo podría sucederle.

Ni siquiera la situación en la que se encontraba podría quitarle el sentimiento que se apoderó de su cuerpo. Cerró los ojos por unos momentos antes de escuchar otra vez la queja de Eustace.

— Tus quejas no nos van a salvar. —exclamó Zoe abriendo los ojos y desviando la vista nuevamente a sus costados.

— Van a ver cuándo hable con el consulado. —murmuró provocando la risa de Zoe.

— ¿Por qué no me dijiste que había un consulado? —preguntó mirando a Lucy quien a pesar de la situación rio ante la pregunta.

— Edmund no me habría dejado hacerlo.

— No metas a tu hermano en esto. —sonrió a la vez que daba un leve empujón a la menor— Habría escapado.

— ¿Qué te hace creer que no iría detrás de ti? —preguntó con una de sus cejas alzada. Zoe soltó una pequeña risa porque ya lo había hecho. Edmund la encontró varias horas después de que salió del castillo, ambos estaban molestos y ella quería alejarse, por lo que tomó uno de los caballos y se marchó.

No solo fue regañada por Edmund, sino que al regresar también lo fue por el resto de los Pevensie.

— Esta vez no me encontraría.

— No cuentes con ello. —replicó Lucy sonriendo, Zoe bufó, pero aun así no quito la sonrisa de su rostro, al menos esta duro unos segundos más antes de que las quejas de una mujer se escucharan, la silueta una joven siendo arrastrada por aquellos hombres dejo un mal sabor de boca a Zoe — ¿Crees que saldremos de aquí?

— Nos van a sacar de aquí, Lucy.





El cielo comenzó a tomar tonalidades naranjas cuando el amanecer se acercaba, la mirada de cada uno de los tripulantes comenzó a ser de una de preocupación al ver que sus reyes no regresaban.

— ¿Iremos por ellos? —preguntó Dylan hacia el capitán, este asintió y entrego una espada.

— No dudes en atacar muchacho.

Una leve sonrisa apareció en su rostro al ver la espada entre sus manos. El recuerdo de Zoe diciendo que salvara su trasero cruzó por su cabeza. Lo había hecho, Dylan llevó a cabo el plan de cuidarse solo, salvó su trasero desde que ella lo dejó, porque para él tampoco fue fácil todo este tiempo.

Aprendió a salvar su trasero sin la ayuda de Zoella.

La voz de Drinian dando las indicaciones de búsqueda sacó de sus pensamientos a Dylan. El plan era sencillo a simple vista, recuperar a los reyes y el niño de quien sea que los tuviera cautivos, atacar de ser necesario. Sencillo de decir, pero él aprendió que los planes más fáciles resultaban ser los complicados y más riesgosos, odiaba eso.

Junto al grupo que se le asigno caminaron por las calles ahora no tan desoladas de aquella isla, desde donde se encontraban podían escuchar los gritos de algunas personas, acción que heló la sangre a Dylan. Tenía miedo.

Subieron unas pequeñas escaleras y se quedaron entre una de las estructuras ocultándose, más la sorpresa fue ver que no eran los únicos haciéndolo, varios habitantes del lugar se escondían con miedo mientras observaban desde lejos.

Dylan observó a una niña ocultarse detrás de quien parecía ser su padre, Drinian mencionó que podría tratarse de barbaros y con ello la idea de la venta de personas creció, aunque cuando vio a una Lucy a metros de ellos ser vendida confirmaron las sospechas, luego de ella apareció Zoella, su cabello estaba despeinado, sus manos llevaban aquellas esposas, pudo ver un pequeño rastro de sangre en su camiseta. La cara de fastidio de él aumento cuando el hombre básicamente denigro la denigró solo por su cara bonita y es que eso la llevó a ser vendida por 200 monedas.

— El muchacho es petulante. —murmuró en un susurro uno de los hombres al escuchar a Eustace quejarse.

— Petulante o no hay que salvarlo. —dijo de la misma manera Dylan para segundos después escuchar el grito que necesitaban.

La pelea se desató en aquella pequeña plaza, Dylan golpeo a uno de los hombres frente él. El todos contra todos parecía ser la manera precisa de describir aquella pelea.

— ¡Dylan! —el grito de Zoe llamó la atención del chico que rápidamente y con algo de torpeza se movió cuando un objeto salió volando y golpeaba al hombre detrás de este.

Ambos se observaron unos segundos antes de que Dylan se acercara.

— Te gusta tener el labio lastimado. —comentó a la vez que extendía su mano para ayudarla, ella sonrió.

— Terrible costumbre.

— ¿Me permite su majestad? —irrumpió una voz, la chica Ross sonrió y asintió hacia el pequeño animal.

— Gracias Reepicheep.

— ¿Lista? —preguntó Dylan a Zoe antes de extenderle una espada que estaba a su lado.

— Lista.

Tempo ➳ Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora