ii. xiii

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With love.❞

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La espesa niebla que cubría todo el lugar comenzó a disiparse, el color azul que poseía el cielo se hizo presente junto a varias barcas a lo lejos, los aplausos al saber que eran Narnianos no se hizo esperar. La sonrisa de Zoella se extendió en su rostro cuando escuchó a Gael gritar el nombre de su madre, una pequeña risa salió de entre sus labios al verla lanzarse al agua sin importarle nada.

Su corazón se apretujo en su pecho al ver a la pequeña familia abrazarse, se sentía feliz por ellos incluso aunque aquella escena le traía recuerdos que no quería tener en aquel momento, bajó la mirada y observó sus pies unos segundos antes de sentir una mano sujetar la suya.

— ¿Estás bien? —preguntó Edmund.

— Como el sol, ¿recuerdas? —él rio y dejó un beso en su frente— Aún que podría decir cómo Liliandil.

— Una estúpida bola de luz.

— ¡No seas irrespetuoso Eddie!

— ¡Lucy! ¡Zoe! —gritaron, la mencionada se separó de Ed y caminó hacia donde provenían los gritos— ¡Estoy en el agua!

— ¿¡Ahora eres una sirena!? —el niño rio ante las palabras dichas por Zoe— No es pelirroja, Dy, lamento decepcionarte.

— Eres insoportable. —murmuró, pero no pudo evitar reír— ¡Es bueno verte Eustace!

El mencionado sonrió y se concentró en el pequeño animal que brincó a su encuentro, Zoe no podía despegar la vista del niño en el agua, extrañó verlo en su forma normal, así como también se sentía bien verlo sonreír y reír de aquella manera.

Luego de unos segundos un pequeño bote fue colocado en el mar, ayudaron a subir a Eustace y emprendieron camino hacia el País de Aslan, Caspian aseguraba la cercanía de este lugar y se sintió emocionada cuando habían aceptado trasladarse hasta aquel sitio. El bote se abrió paso entre las flores reposando sobre el agua, la mano de Zoella tocó la superficie del agua y sonrió al sentir la calidez de esta.

Sus ojos se desviaron del extenso mar y se posaron en la figura de su amigo. Dylan la conocía suficiente como para saber cómo se sentía en aquel momento, un nudo se formó en la garganta del muchacho cuando la mirada de ella volvió a concentrarse en otra cosa, sintió las lágrimas picar en sus ojos, se sentía como un tonto cuando cayó en cuenta de la razón de su malestar, soltó un pequeño suspiro y bajó la cabeza.

— Amigos míos hemos llegado.

Una enorme ola se encontraba frente a ellos, el sonido del agua chocando era reconfortante para Dylan en aquel momento, porque en el corto trayecto solo pensó y procesó cada una de las palabras que su amiga dijo y en ese preciso momento al verla reírse junto a Lucy y la sonrisa en el rostro de Edmund todo quedo claro para él, cuando la mención de Aslan salió de entre los labios de Eustace el sentimiento de nostalgia lo invadió.

Tempo ➳ Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora