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You are very pretty.

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— Puedo defenderme sola. —Zoella rodó ante la voz de Edmund, sus manos ardían y lo que menos quería era tener que soportar el sermón de él, por lo que solo se alejó dejándolo completamente desconcertado ante la acción, desde donde estaba la vio caminar hacia uno de los lobos. Para todos fue un duro golpe lo que acabó de pasar y Zoella sentía que había decepcionado a todos, aun cuando la culpa no era de ella no podía dejar de sentir esa presión en el pecho que la hacía sentirse de esa manera.

Caspian fue quien se disculpó con ella por todo lo ocurrido, adjudicando que ella confió en él y que este solo provocó la muerte de su gente; ella se negó a que él se sintiera de aquella manera y por ende no aceptó las disculpas del príncipe. Ahora solo podían esperar lo peor, las tropas de Miraz no dudarían en atacar y ella no veía esa idea alentadora luego de lo que pasó, sus tropas los superaban en números, solo les quedaba esperar un milagro.

Pasaron atreves de unos árboles y Zoe pudo observar la estructura que los protegía a lo lejos, soltó un suspiro y caminó un poco más rápido para poder estar a la altura de Susan, cada vez estaban más cerca y por primera vez desde que llegó quería que todo terminara rápido. Alzó la mirada y vio a Lucy junto a Dylan salir de la cueva, Zoe al ver a su amigo corrió hacia donde estaba y se lanzó a sus brazos rompiendo en llanto.

Zoella Ross definitivamente no era una chica débil, aprendió a ser fuerte por su hermana, necesitaba serlo, todo podía estar desmoronándose y ella no mostraría ninguna señal de querer romperse, pero era un humano y como todos, tiene su derecho a desahogarse. Dylan aun sabiendo esto último al ver las lágrimas caer por el rostro de ella le fue sorpréndete, tanto así que opto por llevarla dentro antes de que la pelea entre Peter y Caspian se hiciera más fuerte.

— Shh, todo estará bien. —susurró Dylan intentando calmarla.

— Están muertos, Dy. —comentó entre sollozos— No pudimos salvarlos, murieron...

— No había nada que pudieras hacer, no puedes salvar a todo el mundo.

— No es justo. —murmuró y miró a su amigo mientras más lagrimas comenzaron a caer— Quiero un chocolate.

Dylan rio. — Si dejas de llorar prometo comprarte todo el chocolate que quieras. —ella asintió e intento calmar el llanto lo mejor que podía, de verdad quería ese chocolate, pero sentía demasiadas cosas, los dos se quedaron en silencio cuando el sonido de pasos los hizo mirar hacia la entrada, Edmund apareció con algunas cosas en sus manos, ella desvió la mirada y Dylan lo notó— Los dejare solos.

— Si vienes a darme un sermón puedes irte. —exclamó intentando que su voz no sonara rota, falló miserablemente, pero él no dijo nada y caminó hacia donde estaba, se sentó frente a ella y tomó sus manos— Estoy bien.

— Cállate y déjame ayudarte. —Zoe alzó una ceja y soltó un bufido, desvió la mirada y sintió el ardor del agua en su piel, no quería quejarse, su orgullo era más grande y él lo sabía, ambos tenían un temperamento algo explosivo a veces, de hecho, ambos podían recordar las peleas que tuvieron y como solían pasar horas sin hablarse hasta que uno de los dos cedía porque no soportaban estar tanto tiempo alejados, eran peleas tontas sobre quien tenía la razón pero ahora la molestia que sentía Edmund era consigo mismo más que con ella y la razón era simple; no había podido protegerla y las pruebas eran el pequeño corte de su mejilla y sus manos heridas. Era su deber cuidarla y no dejar que nada la lastime, pero tampoco podía hacer mucho si ella se ponía de aquella manera.

Al menos sigue en una sola pieza, pensó mientras colocaba la venda en sus manos.

— Ed yo... —susurró Zoe, pero él negó con la cabeza.

— No intentes disculparte por esto.

— Pero...

— Tienes todo el derecho a pelear por Narnia tanto como yo, solo que no quería que salgas lastimada.

— No fui la única. —dijo y alzó su mano para acariciar el pómulo lastimado de él recibiendo una mueca de dolor ante la acción y tal como él había hecho con ella limpio la herida, sin darse cuenta que mientras ella hacia esto los ojos de Edmund no dejaban de mirarla, analizando cada rasgo de su rostro, hasta que recordó cuando la vio por primera vez logrando que sonriera un poco.

Peter fue el único en acercarse a la recién llegada hija de Eva, ella todavía estaba temerosa de salir más allá de las puertas de su habitación, no quería encontrarse con alguna de esas cosas, era entendible y no iban a obligarla, pero entonces una noche Edmund descubrió que ella salía de la habitación cuando todos dormían, iba hasta una de las terrazas y observaba el paisaje que Narnia le brindaba al anochecer y una de esas tantas noches él se acercó a ella, hablaron hasta que el cielo comenzó a aclararse y el sonido de las aves se escuchaba a los alrededores. Aquella mañana el resto de los Pevensie se sorprendió cuando la vieron entrar junto a su hermano.

— ¿Tengo algo en el rostro? —preguntó cuando dejo el pequeño trapo a un lado, no recibió ninguna respuesta así que alzó una ceja— Esta muy callado, rey Edmund.

— Es solo que eres muy bonita. —susurró antes de besarla.



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— ¿Estás seguro de querer hacer esto? —preguntó Zoe, Dylan la miró con una sonrisa y asintió. Tiempo, eso era lo que necesitaban mientras Lucy iba en busca de Aslan y poder detener a todas las tropas que se encontraban a solo unos metros de donde ellos estaban, el problema estaba en que era peligroso que ella vaya sola, todos lo sabían, así que Susan se ofreció a ir y en lo que para Zoe parecía un giro completamente inesperado Lucy dijo que quería que Dylan también la acompañara, al parecer mientras ella arriesgaba su vida en el castillo de Miraz ambos forjaron una amistad. Siendo esa una de las razones para que ella quisiera que él vaya, el resto de razones ninguno de los dos quiso decirlo.

Dejando eso de lado, para suerte y tranquilidad de Zoe, Lucy al parecer descubrió lo bueno que era Dylan con la flecha y arco, lo que la hizo recordar las veces que este la atacaba desde lejos con alguna cosa, siendo de proyectil principalmente una bola de papel. Al menos podría cuidarse de cualquiera que le hiciera daño, pensó Zoe cuando escuchó aquellas palabras de la boca de Lucy, sabía que Dylan era pacifico a mas no poder, pero ahora eso tenía que dejarlo de lado y protegerse.

— Más vale que vuelvan en una pieza. —susurró en el oído de su amigo antes de separarse y que este subiera a uno de los caballos.

— Lo haré. —respondió y miró al frente— ¿Soy el único que siente cierta tensión sexual entre ellos?

— ¿En serio acabas de decir tensión sexual? —preguntó Zoe con diversión, pero luego asintió—Tienes razón, puedo sentirla también, pero ambos son muy torpes.

— Ni siquiera yo soy así con las chicas.

— Están al mismo nivel. — Dylan pateo suavemente el hombro de su amiga provocando su risa— Suerte.

Dylan volvió a sonreír y se alejó junto al caballo de Susan y Lucy, cuando estos desaparecieron por la entrada de la cueva Zoe soltó un suspiro, ahora solo le quedaba el confiar en que Lucy tuviera razón, las habilidades de puntería de su amigo y en las de Peter con la espada.

Tempo ➳ Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora