Capítulo 1: Últimos días en el internado.

139 22 5
                                    

Guadalupe Hurtado.
------------------

Aliad Salvaterre, se podía describir de la siguiente manera: es físicamente hermosa, ojos grises, piel clara, de estatura promedio y con el cabello negro azabache. Ella vivía en un estricto internado, un poco sombrío, pero nada que no se pueda mejorar con la compañía de su mejor amiga, Emily Heatchcliff; confidente de aventuras, hermana de causa y apoyo.

En cuanto al desarrollo de su personalidad se podía decir que era de carácter fuerte cuando las circunstancias lo ameritaban, era honesta, independiente e inteligente, valiente, dedicada, real y genuina, quien trataba de trabajar todos los días para lograr tener un poco de amor propio pues las circunstancias la hicieron una persona algo timida, sin embargo y aunque ella no tuviera conocimiento de ello, Aliad era dueña de una gran fortaleza, la cual se pondría a prueba en más de una ocasión.

Cuando tenía un mes de nacida fué abandonada en ese lugar; nadie se dió cuenta de quien la dejo allí, simplemente apareció, lo único que llevaba consigo era una medalla con su nombre y apellidos.

Al pasar los años, y en contra de todas aquellas personas que deseaban extinguir su espíritu de guerrera, Aliad Salvaterre se convirtió en una niña llena de bondad, era amable con todos aquellos que la rodeaban, su singular carisma era inigualable. Le encantaba pasar sus tiempos libres devorando libros y más libros, de todo género y tan variados que le hacían olvidarse de su propia vida, la cual desgraciadamente no era la más agraciada.

ALIAD SALVATERRE.

Me encuentro sentada en el patio del internado, era una linda tarde a pesar de estar nublado pues se percibía una gran calma por todo el lugar y por lo tanto tuve oportunidad de leer un poco, hasta que de pronto noté a mi rubia compañera de cuarto y única mejor amiga, Emily Heatchcliff, acercarse apresuradamente.

— Aliad, la directora Smith te ha estado buscando por todas partes —dice un poco agitada— No quieres que te castigue por no encontrarte, ¿o si?

— Claro que no, a nadie le gustan los castigos y mucho menos si son impartidos por ella. —digo al mismo tiempo que miro la cicatriz en mi muñeca, me apresuro a recoger mis cosas.

— Bueno pues apresúrate por favor, sabes que me atemorizan demasiado sus castigos —esas palabras me llenan de resentimiento hacia la directora pues han sido mucho los castigos infundados que nos han dando a ambas.

— Tranquila amiga, no nos ocurrirá nada, sabes bien que estoy para protegerte siempre —digo con sinceridad tratando de reconfortar a mí mejor amiga.

Emily y yo nos encontramos corriendo por los pasillos para llegar a la oficina de la directora, empiezo a sentir como me falta el aire, como mis pasos se van haciendo cada vez más y más lentos hasta que me detengo por completo.

— ¡¿Porqué el internado tiene que ser tan grande?! —exclamo y trato de tomar una gran bocanada de aire y llenar mis pulmones.

— No te quejes amiga mia, ya casi llegamos —dice con un poco de complicidad en su mirada— aunque ahora que lo pienso puede que estemos llendo directo al matadero

— ¿Por qué lo dices Emily? —pregunto preocupada.

—No lo sé, ya estoy traumada, siempre que hace llamar a alguna de las dos no es para nada bueno, esta no puede ser la excepción —su tono de voz cambia a uno de temor.

— Ya veremos amiga, mientras debemos seguir y obedecer, no es buena idea hacerla esperar —Después de todo no podíamos hacer nada más.

Caminamos un poco más lento por un pasillo en el cual se encuentra la oficina de la bruja, quiero decir, la directora, allí es cuando Emily me abandona para irse al dormitorio pues sólo se requería mi presencia. Toco la puerta antes de entrar, doy dos pasos al frente y cierro con un pequeño portazo. Dentro se encontraba la directora Beatríz Smith, sentada al otro lado de su escritorio, ella es una señora de más de 40 años con aspecto tenebroso y con el carácter del demonio, quien al parecer nunca pudo ser feliz con un enamorado el cual la engañó y dejó botada cuando estaba embarazada, de esa criatura no se sabe nada pero gracias a eso nos hace la vida imposible a todas las internas, al menos esos eran los rumores que corrían en silencio en cada pasillo de este internado.

— ¿Me estaba buscando, directora Beatriz? —digo levantando la cabeza para mirarla a los ojos.

— Así es señorita Salvaterre, siéntese porfavor —dice con voz seca y arrugando el entrecejo— tenemos que empezar a arreglar todo para su salida del internado, ya que usted pronto tendrá la mayoría de edad y no puede seguir aquí después de eso.

— Si, lo recuerdo perfectamente.

— ¡No he terminado, mocosa! —dice furiosa— debido a que usted no tiene parientes y no sabemos mucho sobre su orígen tendrá que buscar la manera de sobrevivir sola allá afuera, es una pena ¿No? —dice con angustia fingida— pero antes deberá firmar unos papeles para poder irse en unos dias.

Inmediatamente saca dichos papeles de su escritorio para luego hacer que firme. Valla que quería deshacerse de mi cuanto antes. En cuanto termina acomoda todo de vuelta en su escritorio y cierra bien el cajón con llave.

— Muy bien, eso es todo, puede irse a su dormitorio señorita, Salvaterre.

Primer capítulo y obvio estoy emocionada, prometo llevar esta historia lejos y realmente espero que les guste mucho.

¡Besos!

ALIAD Y EL IMPERIO DE OGRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora