Capítulo 3: Pelea y castigo.

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Emily y yo caminamos directo al salón de clases, de vez en cuando tenía que detenerme para saludar a las demás chicas del internado pues sinceramente muchas de ellas me agradan, todas excepto Liliana y Verónica Adams que nos observaban desde lejos con gesto desagradable, ellas eran las únicas chicas creídas e insoportables del internado, no sé por que son así, al final de cuentas todas estamos metidas en este agujero sombrío y sin escapatoria alguna.

Por el momento.

Nos dirigimos al salón ya que pronto comenzará la clase de literatura y en verdad quería poner atención ya que me encanta la materia, hablar de libros, autores, poesía y de más historias. Estaba platicando con Emily, antes de que llegara la profesora.

— ¡Está clase es lo único bueno de este lugar! ¡Me encanta! ¿De qué crees que sea el tema nuevo que nos dará la profesora? —digo con entusiasmo y una sonrisa.

— No lo sé, sabes que no me gusta mucho esta clase como a ti —su cara es de total aburrimiento.

— Si pusieras atención de vez en cuando tal vez te interesaría —digo burlona.

— La cuestión es que yo soy mejor en matemáticas y eso es más difícil, Aliad.

Estaba a punto de decirle que todas tenemos diferentes aptitudes y somos buenas en distintas cosas, cuando de pronto escucho la voz de Liliana detrás de mi.

— Hola Emily, hola Aliad —dice con exagerada amabilidad, fingida claro está.

— ¡¿Qué es lo que quieres, Liliana?! Tú en verdad que no puedes dejar de molestar un segundo ¿Verdad? —dice Emily muy enojada, haciendo gestos y señales obscenas

— ¡Uy! tranquila, nosotras sólo queríamos charlar y saber si habían hecho la tarea de hoy —responde, Verónica quitándome el cuaderno de entre las manos.

— Si pretendes que te pasemos la tarea, te sugiero que te vallas, después de todo no tenemos la culpa de que ustedes no tengan cerebro propio y sus únicas dos neuronas no les den para tanto.

— ¡Son unas estúpidas! —gruñe Liliana, tratado de mostrar una sonrisa de suficiencia.

Sus palabras me sacaron de mis casillas, así que sin pensarlo levanté la mano y con toda la fuerza que pude reunir le di tremenda bofetada que hizo que perdiera el equilibrio un poco y cayera al piso. Emily tenía los ojos bien abiertos viendo todo, cuando Liliana se incorporó, pude notar que tenía la mejilla roja.

— ¡Tú! —dice mirándome con los ojos entrecerrados— ¡vas a pagar por esto, lo juro!

Esperé a que atacara o soltara un golpe, pero se da media vuelta sobre sus talones y se va echa una furia del salón junto con Verónica que para mi sorpresa tampoco hizo nada.

Justo cuando creí que podíamos volver a nuestros asuntos aparece la directora al lado de Emily, había visto todo.

— Ustedes están en serios problemas, señoritas —dice con una sonrisa macabra que hace ver su rostro aún más siniestro— síganme, a mi oficina ahora.

Emily y yo nos miramos fijamente y avanzamos siguiendo a la señorita Beatríz. Llegando a su oficina nos empezó a gritar diciendo que era inaceptable esa clase de comportamiento. Nosotras sólo nos quedamos calladas escuchando.

— Creo que tendrán que ofrecer una disculpa a sus compañeras.

— ¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¡¿Pero por qué?! Si Liliana y Verónica fueron las que empezaron todo, nosotras sólo nos defendimos— dije con voz molesta y Emily me miró para recordarme que si hablaba sería peor y así fue pues la directora se puso aún más enojada con mi comentario.

ALIAD Y EL IMPERIO DE OGRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora