Capítulo 13: Heridas removidas. (El pasado no se olvida)

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Caleb.

El reloj colgado en la pared de mi habitación marcaba las 6:30 pm, he pasado todo el dia tratando de hablar con Aliad, pero ella se ha empeñado en evitarme a toda costa, no quiere verme, incluso ha faltado al desayuno y al almuerzo del dia de hoy, ha dicho que prefiere pasar todo el dia en la biblioteca, leyendo para conocer más sobre el imperio, pero estoy cien porciento seguro de que sólo se trata de una excusa para no tener que hablar conmigo despues de la discusión que tuvimos hoy en la madrugada.

Pero...¡¿Que debía hacer?!

Sé que no debí tratarla asi, se que no fui condescendiente con ella, despues de todo, Aliad no sabe nada sobre mi pasado, no sabe como me siento. ¿Acaso eso no bastaba para que mi comportamiento se justifique? Quizá no, ella es tan curiosa, tan tierna, que sólo se preocupó por mi, (ella misma lo dijo). Simplemente no puedo contarle, no quiero que me vea con lastima, no quiero que nadie lo haga; es por eso que sólo la reina Elenor sabe toda la verdad, pero...¿y si decido contarle mi situación y piensa que soy débil? No, ella no es asi (eso me he repetido mentalmente, todo el dia tratando de convencerme a mi mismo). No lo sé pero de cualquier manera debo disculparme, y aunque no logre sincerarme con ella, tengo que tener presente que mis problemas no son culpa suya, y por esa razón no debo desquitarme con ella, mucho menos tratarla mal. Mi padre no aprobaría algo asi...si tan sólo estuviera vivo.

Con esas ideas abarcando todos mis pensamientos, salgo de mi habitación para ir en busca de Aliad. Con cada paso que doy mi nerviosismo se hace más presente, más fuerte, pero debo hacer esto, tengo que disculparme. Doy un par de temerosos y suaves golpes en la puerta...mis nudillos apenas hicieron contacto, pero por suerte después de unos instantes esta se abre un poco dejandome ver sus hermosos ojos grises, algo inchados, probablemente por el llanto, lo que hace sentirme mucho peor.

- Oh Eres tú-dice con apenas un hilo de voz, quebrantada por su notable trizteza. Casi logra cerrarme la puerta en la cara, si no fuera por que he puesto el pie para impedirselo.

- Si, soy yo, por favor no me evites más, sólo vine a disculparme por averte tratado mal, por gritarte, por decir que no confiaba en ti -doy un largo suspiro, eso se escucha peor diciendolo en voz alta- es una larga lista, y lo que dije no es verdad, si confio en ti, es sólo que no me gusta hablar del tema y cuando me preguntaste estaba en un muy mal momento, sé que eso no justifica en nada mis acciones pero quería pedirte perdón, despúes de todo, el hecho de que te preocuparas por mi fue un gesto muy noble de tu parte. Eso me hace sentir muy mal. No te lo merecias.

- Sé que no lo merecia, Caleb, pero sin importar lo que haya sido lo que te puso de mal humor y que me trataras como lo hiciste, debiste tener algún motivo para no contarme, y respeto eso. Asi que te perdono.- al decir la ultima frace, Aliad abre la puerta por completo y al hacerlo me quedo helado, me doy cuenta del por que no salía de la biblioteca, del por que se ocultó todo el dia. Lleva en el cuello un notable corte, hecho con mi espada, dibí hacerlo sin querer cuando me tomó por sorpresa en el pasillo y la acorralé contra el muro, creí que no le habia causado daño, pero a pesar de que el corte era superficial; debe dolerle mucho. Además sus gigantescas alas no tienen el mismo brillo, no se ven tersas como suelen verse siempre, estas estan declinadas como si pudiera expresar con ellas sus sentimientos más reprimidos. (Tristeza, dolor, decepción)

No pude evitar ver fijamente su cuello, lo que ocacionó que Aliad, se cubriera la zona con su cabellera negra. Ahora si, me siento pesimos.

- Yo te hice eso ¿cierto? -digo, refiriendome al corte en su cuello.

- Si pero no fue tu culpa.

- Si lo fue, lo lamento tanto, princesa; disculpa debo irme- me alejo de ella y desaparezco caminando por los pasillos, sabía que había herido sus sentimientos, ya me sentia muy mal por eso y no confotme, ahora sé que también la herí fisicamente. Salgo del castillo para tratar de dicipar el dolor y la culpa que ahora me consume, me dirijo al lago, ese lugar suele tranquilizarme en momentos como este, gracias a la gran calma que allí existe.

ALIAD Y EL IMPERIO DE OGRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora