Capítulo 10: Coronación y un ataque inesperado.

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¿Alguna vez sintieron que estaban ante una situación en la cual su elección cambiaría por completo el resto de sus vidas? ¿Alguna vez sintieron que dicha decisión ya estaba tomada desde mucho antes? Como si, sólo se necesitara de su presencia para que todo marchara como debía ser...

Bueno pues eso es justo lo que ocurrió.

Tomé la decisión de permanecer en Ogren, al menos por un tiempo; y es que si bien la calurosa bienvenida que nos han brindado todos en este lugar ha sido de lo más grata, por otra parte tuve la sensación de que era necesario prolongar mi estadía aquí.

Claro que Emily estaba de acuerdo y esa era razón más que suficiente para dar por sentado el tema.

Estoy con la reina en mi habitación, hoy es "el gran dia" así que se ofreció a ayudar a arreglarme para la coronación, un acto tan lindo de su parte. Es una tarde nublada pero no por eso menos bella, siempre me a gustado el clima frio, la lluvia se a transformado en escarcha que se extiende por doquier, el jardín que da a mi balcón ahora de aspecto sublime, gracias al rocío de la mañana que se convirtió en hielo cristalino el cual cubre todos y cada uno de los árboles y flores. Todo esto me ayuda, me siento más tranquila, con paz en mi interior que me hace desear el congelamiento del tiempo entero; sólo para disfrutar de este precioso momento.

Me estremecí ante el tacto de mi madre al cepillar mi pelo, no estoy acostumbrada al afecto, Emily a sido la única que me a demostrado cariño y apreciación, nunca crei que alguien mas lo haría, pero ahora...ahora ella está aquí conmigo, haciéndome sentir segura. Mimos de ternura, un cafuné relajante y afectuoso, es impresionante la seguridad que me transmite pese a los nervios que debo tener por la gran responsabilidad que caerá en mis hombros en unas cuantas horas. Mi madre interrumpe mi ensoñación.

— ¿Estas nerviosa mi niña? —expresa con ternura y voz amorosa.

— Un poco, no sé si pueda con tanta responsabilidad.

— Te entiendo hija, me sentí igual el dia que tuve que convertirme en reina para dirigir este gran imperio, sientes miedo de fallar, y honestamente no es para menos, el peso de una corona a veces es demasiado para una sola persona, es una bendición y una maldición que pagaremos muchas veces de distintas maneras. Pero estoy segura que siempre sabrás hallar el camino correcto, además recuerda que sólo serás proclamada princesa y legítima heredera de Ogren, antes de estar al frente del reino tendrás que entrenar duro y nadie, ni siquiera yo, sabemos cuanto tiempo tomará eso.

Esas palabras eran firmes y dentro de ellas se escondía un gran y significativo mensaje, ¿A caso algún día estaría preparada para llevar sobre mis hombros tan responsabilidad?

— Es verdad, ¿y qué es lo que me enseñará? —me limito a preguntar pues no sé qué más decir.

— Muchas cosas, entre ellas combate cuerpo a cuerpo, arquería, aprenderás a manejar una espada, a lanzar dagas, a distinguir distintos tipos de venenos; pero sobre todo te enseñará a manejar todos tus poderes y dones y a portarlos con orgullo y cuidado.

— ¡¿Todo eso tengo que aprender?! ¿Por qué? —Valla que era demasiado los conocimientos que debía adquirir antes de convertirme en reina, pensé para mis adentros.

— Claro que si hija, como reina y protectora de Ogren tu deber es aprender a defenderte, a ti y a los tuyos...también aprenderás a volar.

Logra sorprenderme ante sus últimas palabras...¡volar por mi misma!, Eso me provoca miedo —¿Cómo se supone que haré eso?— ¡mi asombro es notable a mil metros de distancia!

— Recuerda, en el momento en el que yo te dé tus poderes aparecerán tus alas, Aliad.

— Si, ahora lo recuerdo madre...¿y cómo son? —digo haciendo referencia a mis dichosas alas.

ALIAD Y EL IMPERIO DE OGRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora