Poemas de José Martí

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Como un ave que cruza el aire claro 
Siento hacia mí venir tu pensamiento 
Y acá en mi corazón hacer su nido. 
Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramas 
Como los labios frescos de un mancebo
En su primer abrazo a una hermosura: 
Cuchichean las hojas: tal parecen 
Lenguaraces obreras y envidiosas, 
A la doncella de la casa rica 
En preparar el tálamo ocupadas: 
Ancho es mi corazón, y es todo tuyo: 
Todo lo triste cabe en él, y todo 
Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere! 
De hojas secas, y polvo, y derruidas 
Ramas lo limpio: bruño con cuidado 
Cada hoja, y los tallos: de las flores 
Los gusanos del pétalo comido 
Separo: oreo el césped en contorno 
Y a recibirte, oh pájaro sin mancha 
Apresto el corazón enajenado!

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Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes
y hacia todas partes voy,
arte soy entre las artes
y en los montes, monte soy.

Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo esclavo
vive por él, calla y muere.

Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno
y morir en su guarida
la víbora del veneno.

Temblé una vez, en la reja,
a la puerta de la viña
cuando la bárbara abeja
picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
que gocé cual nunca, cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.

Mírame, madre, y por tu amor no llores,
si esclavo de mi edad y mis doctrinas
tu mártir corazón llené de espinas,
piensa que nacen entre espinas flores.

Un verso forjé
donde crece la luz.
¡Y América y el hombre digno sea!

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Se aproxima el brote oscuro
que abortó la primavera
y se aproxima lo puro
de la duda más sincera.

Se aproximan las viciosas
novedades que pasaron
y se aproximan las cosas
que jamás se aproximaron.

Rompe la rara semilla
que la prisa y la inocencia
pintaron de maravilla
coloreando la imprudencia.

Aparece el primer fruto
de sabor inesperado
y en vez de escupir, disfruto
mi paladar ensanchado.

¿Qué es vivir si no caerse
para levantarse luego
y saber reconocerse
en lo bastardo del fuego?

Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

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Ayer una voz del cielo
en mi pecho resonó:
–¿Viste algún ángel en el triste suelo?
y respondí que no.
Más tarde te he conocido,
y al conocerte, te amé,
y en raudales de amor se han embebido
mi esperanza y mi fe.
También una voz del cielo
hoy ha resonado en mí:
–¿Viste algún ángel en el triste suelo?
¡y respondí que sí!

JOSÉ MARTÍ

Poemas Históricos 3 (TERMINADO)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora