Palabras serenas - Verguenza

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Ya en la mitad de mis días espigo 
esta verdad con frescura de flor: 
la vida es oro y dulzura de trigo, 
es breve el odio e inmenso el amor. 

Mudemos ya por el verso sonriente 
aquel listado de sangre con hiel. 
Abren violetas divinas, y el viento 
desprende al valle un aliento de miel. 

Ahora no sólo comprendo al que reza; 
ahora comprendo al que rompe a cantar. 
La sed es larga, la cuesta es aviesa; 
pero en un lirio se enreda el mirar. 

Grávidos van nuestros ojos de llanto 
y un arroyuelo nos hace sonreír; 
por una alondra que erige su canto 
nos olvidamos que es duro morir. 

No hay nada ya que mis carnes taladre. 
Con el amor acabóse el hervir. 
Aún me apacienta el mirar de mi madre. 
¡Siento que Dios me va haciendo dormir!

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Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa 
como la hierba a que bajó el rocío, 
y desconocerán mi faz gloriosa 
las altas cañas cuando baje al río. 

Tengo vergüenza de mi boca triste, 
de mi voz rota y mis rodillas rudas; 
ahora que me miraste y que viniste, 
me encontré pobre y me palpé desnuda. 

Ninguna piedra en el camino hallaste 
más desnuda de luz en la alborada 
que esta mujer a la que levantaste, 
porque oíste su canto, la mirada. 

Yo callaré para que no conozcan 
mi dicha los que pasan por el llano, 
en el fulgor que da a mi frente tosca 
en la tremolación que hay en mi mano... 

Es noche y baja a la hierba el rocío; 
mírame largo y habla con ternura, 
¡que ya mañana al descender al río 
lo que besaste llevará hermosura!





Gabriela Mistral

Poemas Históricos 3 (TERMINADO)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora