Laberinto
En mí te pierdo, aparición nocturna,
En este bosque de engaños, en esta ausencia,
En la neblina gris de la distancia,
En el largo pasillo de puertas falsas.De todo se hace nada, y esa nada
De un cuerpo vivo enseguida se puebla,
Como islas del sueño que entre la bruma
Flotan, en la memoria que regresa.En mí te pierdo, digo, cuando la noche
Sobre la boca viene a colocar el sello
Del enigma que, dicho, resucita
Y se envuelve en los humos del secreto.En vueltas y revueltas que me ensombrecen,
En el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
Dónde el haz de sol, los pasos justos?En mí te pierdo, insisto, en mí te huyo,
En mí el cristal se funde, se hace pedazos,
Mas cuando el cuerpo cansado se quiebra
En ti me venzo y salvo, en ti me encuentro.
Signo de escorpión
Sabrás que para ti no habrá descanso,
La paz no está contigo, tampoco la fortuna:
El signo así lo ordena.
Te pagan bien los astros esta guerra:
Por más breve que sea la cuenta de tu vida,
Pequeña no será.Dos piedras de sal
Dos piedras de sal en la pupila:
Los puños bien cerrados, apretando
Las agudas aristas de cristal;
Me viene sangre en el agua, mancha blanda,
Navegando en los ojos, mientras el grito
Golpea fuerte en los dientes que lo degüellan:
Al tiempo que la sonrisa me disfraza
El gruñido, la amenaza, el perro malo.Probablemente alegria
En la isla a veces habitada de lo que somos,
hay noches, mañanas y madrugadas
en que no necesitamos morir.
En ese momento sabemos todo lo que fue y será.
El mundo se nos aparece explicado
definitivamente y entra en nosotros
una gran serenidad,
y se dicen las palabras que la significan.
Levantamos un puñado de tierra
y la apretamos en las manos.
Con dulzura.
Allí está toda la verdad soportable:
el contorno, la voluntad y los límites.
Podemos en ese momento decir
que somos libres, con la paz y con la sonrisa
de quien se reconoce y viajó alrededor
del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus huesos.
Liberemos sin apuro la tierra
donde ocurren milagros como el agua,
la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es en este momento la vida.
Que eso nos baste.José Saramago