"En ese instante en el que estás en la cima. Que después de tanto tiempo, algo -o alguien- logra hacerte sentir bien. Te das cuenta de que todo fue cuestión de segundos.
A la gente como yo no le pasan cosas buenas, no puedo esperar milagros. Mientras más sueñe y crea en las cosas, más dura es la fuerza de la caída hacía la realidad. Tener fe en lo positivo es tratar que tu mente atrase lo inevitable. Yo digo que es una real tontería no querer aceptar lo que en verdad sucede... la vida apesta, eso nadie va a poder cambiarlo. Esa es nuestra realidad; tómala o déjala."
Apagué mi laptop. Nathalie ya estaba dormida desde hace un buen rato, lo cual agradecía porque no dejaría que ella me vea como estoy. Aún no podía quitar la cara de cólera que tenía desde el momento en el que abandoné el cuarto de TV.
¿Cómo hay personas que saben insultar justo en el blanco? Lo peor es que no puedes negar lo están diciendo, por mucho que lo desees. Porque sabes que es verdad.
*Minutos antes
-Hey, tú- me llamó despectivamente Tanner justo cuando estaba por salir
-Ah, ¿perdón?- traté de sonar un tanto ofendida para que suavizara su tono, pero él lo ignoró.
Fue hacia un mueble grande de la habitación, abrió una gaveta y sacó una botella de whisky. Al parecer sus padres le permitían tomar, de no ser así no dejarían las botellas de alcohol en su sala de TV. Sacó dos vasos pequeños de cristal, sirvió uno y me hizo una seña preguntando si quería un poco, yo solo negué con la cabeza.
-Solo quería advertirte una cosa- me dijo después de dar un trago de su vaso
-No entiendo- cerré la puerta de nuevo y me acerqué
-No te hagas a la tonta. Pudiste haber engañado a mi papá con esa carita de niña buena e incluso a mis amigos- hizo una pausa- pero a mí no me convence tu actitud de "madre Teresa de Calcuta"- dibujó unas comillas en el aire- Yo no necesito que nadie me cuide, así que ahórrate tus clasecitas baratas...
-No sé por qué me dices todo esto- lo interrumpí confundida- En primer lugar tu no me conoces, en segundo yo no fui la que se ofreció para venir a enseñarle el abecedario a un tipo estúpido que está apunto de reprobar por segunda vez la preparatoria y tercero a mí me respetas porque...
-¿Respeto?- se rio amargamente- ¿Acaso una pueblerina sabe la definición de esa palabra? Mira que no sabía que daban clases de etiqueta en el mercado- se burló- No intentes sonar ruda porque no tienes idea de con quién te estás metiendo. Suficiente tengo con que estés en mi casa esparciendo tus gérmenes por todo el aire- se acercó
Yo me sentía indefensa, no quería admitirlo pero tenía miedo. Él me causaba miedo, me clavaba tanto la mirada que por un minuto pensé que podía perforarme con ella. Fue acercándose más y más hasta que quedó en frente de mí y me dijo
-De una vez te digo que si no empiezas a poner distancia, yo mismo me encargo de sacarte de aquí- apretó su mandíbula
-La casa ni siquiera es tuya- lo enfrenté, definitivamente no tenía por qué haber dicho eso
-Me pareció escuchar que dijiste que no era mía. Muy bien, te hablaré un poco acerca de nuestra tradición. Resulta que mi familia acostumbra poner a nombre todas las propiedades al hijo más responsable de la familia, apenas este cumpla dieciocho años. Pero para la mala suerte de mi papá, yo soy el único hijo y toda su fortuna me la tendrá que dar a mí- me presumió descaradamente levantando una ceja en señal de superioridad- Por cierto, mi cumpleaños es en dos meses, lo cual quiere decir que los trámites van en proceso... y mi primera tarea apenas tenga esta casa bajo mi poder, será sacarte a ti y a tu sucia hermana a la calle- me sonrió
Yo ya no aguantaba más, la ira se me había acumulado, sentía que en cualquier momento iba a explotar ¿Por qué ese idiota me trata así? Ni nos conocíamos como para que me odie de esa forma. Las orejas me quedaron rojas de la rabia, sentía que los dientes se me quebrarían si seguía ejerciendo fuerza en la mandibula, los puños los había cerrado tan fuerte que mis nudillos estaban amarillos. No sé qué expresión era la que tenía en ese momento pero debió de ser de tristeza, sin embargo yo no me sentía así. Yo solo estaba molesta, muy molesta.
-Oh, y antes de que empieces con el drama o me hagas una escena, puedes irte. Solamente quería decirte eso- se volteó y caminó hacia el sillón donde estuvo sentado hace unos minutos
-¿Qué es lo que te ocurre?- le pregunté aun intento por ocultar mi enojo- Yo nunca te dije nada malo y tú me vienes con esto...
- ¡A ver! No exageres las cosas, pequeña estúpida- me miró fijo- Yo cumplí con el deber de poner las cosas en orden, es mejor para todos. Ambos sabemos que somos de clases completamente distintas. Tú a diferencia tienes que matarte a estudiar para poder tener un futuro más o menos bueno; y yo puedo dejar de ir al colegio a partir del día de hoy y siempre tendré más dinero que tú. Eso y que soy el mejor en muchos aspectos ¿Ya te quedó claro?- se acercó de nuevo, más que la primera vez. No estamos muy juntos pero pude sentir su aliento alcohólico, eso no lo produce tan solo un vaso de whisky. Seguramente ya había tomado desde antes que llegaran Robitaille y Hepburn
- ¿Estás borracho?- le pregunté aún más indignada que antes, si eso es posible
- Y aunque lo estuviera ¿No dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad?- sonrió- Ahora sí. Largo.
Yo me di la vuelta rápidamente, salí de la recámara lo más rápido posible y caminé- troté- hacia mi habitación. Había silencio, mi hermana estaba dormida, mejor que así sea.
Encendí mi laptop, y me situé en el escritorio que estaba en la esquina del cuarto. Abrí mi blog escribí lo que necesitaba decir en ese momento. En algún lado tenía que plasmar mis emociones.
Vi hacia el costado derecho del ordenador donde se encontraba en ícono de mis mensajes. Tenía uno nuevo y era de Chris.
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Blogger [#wattys2015]
Teen FictionAshley con escasos dieciséis años ha pasado por muchas situaciones en su adolescencia, y no todas precisamente buenas. Como la enfermedad que deja en estado crítico a una de las personas que más ama y la pérdida de su hogar. Sin embargo encuentra un...