Capítulo 14: "Amigos"

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"La culpa es un sentimiento muy grande y poderoso, quizá el más poderoso después del amor. Lo peor es que la sientes justo después de haber hecho algo que ni tú mismo te perdonarías, surge cuando la conciencia tarda en aparecer y la mente no trabajó lo suficiente bien como para evitar hacer una desgracia. No se quita a menos de que tú mismo repares los daños causados, pero... ¿qué pasa si los mismos no tienen vuelta atrás?"

Andrew ya había llegado, estábamos en el estudio. Sé que lo conocí hace poco tiempo pero me parece una buena persona, presiento que dentro de poco se podrá ganar mi confianza entera; y además necesito la opinión de alguien ante esta situación.

Jamás me había sentido más culpable en mi vida. Si tan solo hubiera entrado a mi maldito blog un día antes del accidente y leído los mensajes de Chris, habría podido evitar que se emborrachara, o mucho peor... que muera.

Estoy tratando de contener las lágrimas, no precisamente porque se ha ido para siempre, sino porque yo pude haber hecho algo.

Le mostré los mensajes a Andrew, él estaba tan perplejo como yo al terminar de leerlos.

- Ashley... no es tu culpa, te lo digo una vez más, ese chico ya tenía problemas desde antes- me trataba de convencer por enésima vez desde que llegó aquí

- No, no y no. Él confiaba en mí, él fue el primero en enterarse de lo mal que yo lo estaba pasando hace unos días, estuvo transmitiéndome su apoyo todo el tiempo, diciéndome que la situación iba a cambiar y que, y que... - la voz se me cortó, me faltaba aire. Una gota brotó de mi ojo derecho, no lo pude aguantar más ya me encontraba llorando, mostrándome débil frente a alguien. Demonios.

Andrew se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Debido a que él era como cabeza y media más alto que yo, me encontraba a la altura de su pecho, mis lágrimas se quedaron impregnadas en su ropa, yo aspiré su perfume, lo cual por alguna extraña razón se me hizo relajante, esa colonia era la misma que solía usar mi papá, o al menos muy parecida; era fresca y dulce al mismo tiempo.

Levanté la cabeza y poco a poco nos fuimos separando.

- Hablamos durante semanas- dije ahora con la voz tranquila pero temblorosa- Aún recuerdo nuestra primera plática- reí- Jamás me habría imaginado que era él... según yo, estaba conversando con alguien que nunca vería en persona. Quizá por esa razón le conté todo desde el principio.

- Te entiendo, es extraño como a veces le tenemos más confianza a personas desconocidas que a nuestra propia familia o amigos

- Quizá porque los extraños no tienen nada en contra tuya, no te conocen, por la misma razón no deberían poseer ningún sentimiento negativo hacia a ti y gracias a eso sabes que tu secreto está a salvo con ellos. A menos de que le des la armas para que te guarden rencor y que con la información que le brindaste haga justamente lo que te temías- le expresé

Él estaba a punto de decir algo pero fue interrumpido por el sonido de la puerta, de ahí entró Tanner, que con ayuda del señor Kennedy se sostenía. A pesar de tener muletas se le estaba haciendo demasiado complicada la tarea de mantenerse en pie.

Yo me levanté y me dirigí a la mesa del estudio y arrimé una silla para Tanner, él señor Kennedy me agradeció y se fue del lugar.

- Andrew, mucho gusto- el aludido levantó la mano en dirección a Tanner, este la estrechó

- Tanner, igualmente

Yo me dirigí al sillón donde tenía mis libros, los llevé con los chicos. Comencé a darle las asesorías a Tanner con ayuda de Andrew.

Unas horas después, tres para ser exacta, ya habíamos terminado. Si soy sincera creí que nos tomaría más tiempo. Pero no, me llevé una gran sorpresa. Tanner es más inteligente de lo que todos piensan, en dos ocasiones Andrew y yo nos equivocamos y él nos corrigió. Eso parecía trabajo en equipo no asesorías.

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