--Pero no quiero hacerlo, Charlie.
Él se lleva la cerveza a la boca y levanta una ceja.
--¿Porqué? Es tu novio.
Niego.
--¿No podrías sólo devolverme el auto? No le voy a pedir a Harry que sea mi chofer.
Se encoge de hombros.
--Es sólo una vez a la semana.
Me cruzo de brazos y lo miro viendo la televisión. Cuando siente mi mirada profunda en él, suspira y se gira hacia mí.
--No quiero que me lleve a una cita con esa mujer.
La señora Jordan, mi nueva psicóloga. Mi primera cita con ella aquella vez fue demasiado agradable, si soy honesta. Tendrá que ver con el hecho de que lo único que hizo fue presentarse y hacerme unas preguntas sobre mi vida. Claro, contesté las que se me pegaban en gana contestar.
--¿Porqué?
Siento que de pronto mis mejillas arden.
--Quiero mantenerlo alejado de esto.
Él deja su cerveza en la mesa momento después, mirándome fijamente.
--Ridley, ¿Te avergüenza que piense que necesitas ayuda?
--¡Yo no necesito ayuda!—Protesto.
Se mantiene impasible, aún esperando su respuesta.
--No—Declaro.
Pero es como si Charlie pudiera ver derechito a mi alma con sólo mirarme a los ojos.
--Enserio—Intento una vez más.
--Ridley…
--Es sólo que no quiero que me pregunte, ¿De acuerdo? Va a ser incómodo y…
Harry ya me había dicho que él no me preguntaría a menos que yo quisiera contarle. Así que sí; Me da vergüenza pedir ayuda. ¿Es ilegal?
--No me hagas pedírselo—Le ruego, con voz chillona.
Sacude la cabeza.
--Ridley, no hay nada de malo con necesitar ayuda—Dice, con tono enojado. Irritado, más bien.
Frunzo el ceño.
--No me importa pedirle ayuda a Harry, el punto es que no quiero…--Repongo, pero él me interrumpe:
--No me refiero a Harry, me refiero a la doctora Jordan.
Frunzo el ceño.
Pero no le digo nada.
Porque no sé qué decir.
Así que al final suspira y dice:
--Ve y pídeselo a ver a quién. Y pobre de ti si decides no ir a la cita.
Me levanto del sofá, molesta. Cierro mi boca con fuerza para no decirle cosas feas a Charlie de las cuales después sé que me voy a arrepentir. Porque yo no puedo contra Charlie, si él decidiera que está enojado conmigo. No lo soporto.
--Ridley—Dice con suavidad detrás de mí. Me volteo—Lo siento. Pero estás castigada, y en verdad necesito que vayas a esas citas.
--¿Pero porqué?—Extiendo mis brazos al aire en un ademán de desesperación.
--Porque tienes problemas.
--¡Yo no tengo pro…!—Le grito, pero me corto a mí misma, e intento respirar profundo--¿Y qué con eso? Todo el mundo tiene problemas.
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Reckless.
Teen FictionRidley Sutton salta de corazón en corazón, rompiendo todo. Harry Conrad no. No la va a dejar. *Esta historia fue publicada en un blog anteriormente, con mi nombre de autor similar. *No es el Harry de One Direction. -Derechos reservados-