---Eres el rostro que hizo zarpar a un millón de barcos.
Harry sonríe y levanta las cejas hacia a mí, mirando hacia abajo.
--¿Qué me dices sobre eso?—Prosigue—A puesto que nadie nunca te ha dicho eso.
Despego mi cabeza de su hombro y desvío la mirada hacia él.
--Claro que no, porque es anticuado.
--¿Pero te gusta?
--Humm…
Harry toma la pluma de nuevo y tacha en el cuaderno sobre su regazo la oración.
--Muy bien, ya recordaré otra cosa.
Le sonrío y me acomodo de nuevo enseguida de él en el sofá, con la cabeza recostada en su hombro y él abrazándome con su mano izquierda mi cintura. Me gusta esto; Abrazados y riéndonos, viendo Mentes Criminales. Con Max esto nunca hubiera pasado. Primero, a él no le gustaba ni Mentes Criminales ni la Ley y el orden, razón por la cual hoy en día me pregunto por qué no rompí con él cundo tuve la oportunidad de hacerlo. De cualquier manera, cuando se sentaba a mi lado e intentaba hacer un esfuerzo, sus manos rápidamente se deslizaban debajo de mi falda o de mi blusa. El muy desgraciado no me dejaba ver mi programa a gusto. Con Harry, las cosas son tan… normales. Tan… tan geniales. Dulces.
Tan perfectas.
--Si yo fuera… No, no—Murmura Harry y luego tacha las cosas en su cuaderno.
Otra de las cosas es que él hace esto, ¿Sabes? Él se preocupa. Quiero decir, está quemándose la mente intentando escribir cosas cursis que me gusten. Y yo no tengo el corazón para decirle que no me gustan las cosas cursis.
Me estiro y le beso la mejilla. Él deja inmediatamente la pluma y se mueve para obtener un beso en los labios. Me río y le doy lo que quiere. Después, se aleja, y toma mi mano.
Eso me hace sentir protegida, segura.
--Eres tan preciosa—Murmura.
Ay, Dios, éste chico me va a terminar volviendo loca. Definitivamente.
Gracias a Dios, no tengo que responder a eso, ya que mi madre entra por la puerta de entrada con unas bolsas en la mano.
--Hola, señora Sutton. ¿Quiere ayuda con esas bolsas?
Cada día estoy más encantada con él.
Y mi madre, también.
Ella le sonríe y niega.
--Oh, gracias, encanto. Pero ya lo tengo. ¿Cómo les fue hoy en la escuela?
Harry le responde amablemente, pero yo no digo nada.
--¿Y tú, Ridley?—Presiona ella.
Me encojo de hombros.
--Como siempre.
Luego desvío la mirada hacia Mentes Criminales de nuevo. Mi madre después de otros intentos fallidos se va hacia la cocina y yo me relajo.
Es cuando siento la mirada acusadora de Harry sobre mí.
--¿Qué?
--¿Porqué la tratas tan mal? Estaba siendo agradable.
Me remuevo incómoda en el sillón, y él quita su brazo que mí. ¿Qué, porqué? ¡No!
--No la estaba tratando mal. ¿Es que acaso le dije algo feo?
--Estabas prácticamente ignorándola.
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Reckless.
Teen FictionRidley Sutton salta de corazón en corazón, rompiendo todo. Harry Conrad no. No la va a dejar. *Esta historia fue publicada en un blog anteriormente, con mi nombre de autor similar. *No es el Harry de One Direction. -Derechos reservados-